¿Cómo?

674 75 4
                                    


Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

.

.

.

Fantasy Fiction Estudios presenta

.

.

.

El año de la felicidad

.

.

.

¿Cómo?

.

.

Y resultó que Akane quedó embarazada de Ranma a sus dulces dieciséis años, cuando aún no se habían casado ni terminado la escuela, pero cuando las hormonas ya sabían hacer lo suyo.

Lo confesaron un día en que ya no podían ocultar más el asunto porque el fruto del amor se comenzaría a notar en poco tiempo, y las vecinas hablarían, y seguro la echaban de la escuela por ser madre soltera.

—Lo lamento, papá —dijo Akane cabizbaja.

Estaba toda la familia reunida en la sala. El patriarca Tendo a un lado de la mesa; del otro lado los dos amantes confesando su fechoría. Más allá Genma transformado en panda, haciendo nada y aportando nada, como siempre. Kasumi y Nabiki estaban sentadas un poco más allá. Nabiki de mal humor porque con la confesión se le había arruinado el negocio de chantajear a los tortolitos para que nadie se enterara del estado de gravidez de su hermana. Kasumi, muy consternada de que Akane no hubiera usado métodos anticonceptivos, como ella le había explicado desde joven. Gozar estaba bien, pero había que gozar con precaución, como ella hacía con el doctor Tofú todas las semanas cuando iba a devolverle algún libro.

—De verdad no queríamos —dijo Ranma, también con la cabeza gacha, después la levantó para rectificarse—. Bueno, sí queríamos... y bien que queríamos... pero no hasta el punto de querer un bebé, ¿se entiende? Queríamos eso, pero no queremos esto —dijo señalando la barriga de Akane.

Ella le dio un codazo.

—Ejem, ejem —Ranma se aclaró la garganta—. Por supuesto, ahora ¿qué podemos hacer? Tendremos que hacernos cargo de todo y ser padres jóvenes.

—Lo siento, papá —repitió Akane aún con la cabeza baja.

Soun Tendo lloraba a mares de felicidad, porque por fin podría forzar la boda entre los dos muchachos y por una buena razón. Claro que no podía mostrar toda su satisfacción y felicidad, porque no fuera a ser que a Nabiki o Kasumi se les ocurriera hacer lo mismo, porque ellas no tenían prometido para casarse y las habladurías serían mucho mayores. Además, como padre y patriarca indiscutido de la casa debía reprender a su progenie por las malas acciones.

—Estoy tan decepcionado —moqueó Soun, escondiendo tras el bigote su sonrisa—. ¿Cómo ocurrió esto, mis niños? ¿Cómo?

Nadie dijo nada, Nabiki por aburrimiento; Ranma y Akane por vergüenza. El panda porque no podía hablar, y se le había acabado la tinta para escribir en su cartel. Kasumi miró a cada uno de los miembros de su familia, observándolos atentamente.

—¿Cómo? ¡¿Cómo?! No lo entiendo —repetía Soun Tendo consternado.

Kasumi se llevó una mano a la mejilla en gesto desvalido.

—Papa —dijo suavemente—, creo que es bastante sencillo de saber cómo ocurrió. Verás... pues, las abejitas... Las abejitas son muy coquetas, ¿sabes?, y les encantan las flores. Por cierto, a la mayoría de las abejas les gustan todas las flores, pero... hay otras abejas, unas que son muy especiales, y solo tienen predilección por una flor en particular. Entonces... digamos que a la abeja le gusta tanto esa flor que no puede contenerse y... pues... la abeja revolotea y revolotea, buscando, anhelando, seduciendo a la flor para que abra sus pétalos solo para ella. Al final, ya no puede más. Entonces un día la abeja se posa en la delicada suavidad de la flor y succiona todo su... mmm... néctar... Y descubre que allí hay... fuego, eso, ¡fuego! Un fuego que puede quemar a la pobre abejita, pero a la abejita no le importa. Borracha de felicidad se quema una y otra vez, acosando a la flor, que sacude todos sus pétalos, recibiendo la invasión de aquella abeja con deleite. ¡Oh! Qué felices son la abeja y la flor. Buscan juntas llegar a la cima de su...

Kasumi levantó los ojos en ese momento mientras daba su apasionado discurso, y vio que su hermana Nabiki levantaba los brazos efusivamente poniéndolos en forma de x, indicándole que dejara de hacer lo que estaba haciendo.

Kasumi se calló de golpe, un tanto sonrojada, sintiendo calor en todo el cuerpo. Bajó los brazos, con los que entusiasmada hacía gestos para dramatizar su historia.

—Y así es como pasa —terminó diciendo.

—Oh, Kami-sama —lloró de nuevo Soun Tendo—. Buaaaa, buuaaaaa, buaaaaaa.

Mientras los demás seguían concentrados en el tema, Kasumi se levantó despacio, se alisó un poco el cabello y salió diciendo:

—Recordé que tengo que devolverle un libro al doctor Tofú.

Y se fue. Pero no llevaba ningún libro.

.

.

FIN

.

.

Nota de autora: Un poco de humor para esta tarde de sábado. Seguimos día a día transitando este año de la felicidad, gracias por acompañarme en este viaje leyendo todas mis locuras cada día, los aprecio mucho :D

Gracias a todos. Nos vemos mañana.

Romina

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora