Victoria final

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Victoria final

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—Bastardo... Ranma... —el murmullo escapó de sus labios lentamente.

Todo era culpa suya, todo había comenzado a ir mal en su vida desde que él había aparecido: Ranma Saotome. Ese chico arrogante e idiota. Antes de que él llegara a la escuela, Ryoga era el mejor artista marcial, era el que lograba capturar los mejores y más deliciosos bocadillos en aquella batalla campal en la que se convertía la hora del almuerzo. Ryoga Hibiki era respetado, era seguido, incluso idolatrado por los alumnos de cursos inferiores. Él tenía un nombre y una reputación.

Pero tuvo que llegar Ranma Saotome... Al mirarlo ya se lo adivinaba distinto, por su osadía de usar el cabello largo, de saltarse las normas del colegio para todo; por su sonrisa arrogante, su actitud desafiante, la forma tan fácil en que lograba hacer todo (menos pasar los exámenes, pero eso era algo a lo que casi ningún muchacho le daba importancia). En cuanto Ryoga se midió con él estuvo claro que a su lado no era nadie en el mundo artemarcialista, su entrenamiento mediocre chocó contra un muro sólido de años de esfuerzos y privaciones para convertirse en el mejor como única meta en la vida.

Estúpido Saotome. Mil veces idiota Saotome por no ser lo suficientemente hombre para hacer frente a su desafío y obligarlo a ir tras él a China y caer en esa poza de martirio. Mil veces odiado y repudiado Ranma Saotome; todo era culpa suya, todas sus desgracias se debían a él, que siempre quería sobrepasarlo y ser el mejor.

Fue el primero en conocer a Akane Tendo, y por lo tanto fue su novio primero, quitándole así la oportunidad de probar lo que era el amor. Con el tiempo él conoció a Akari, por supuesto, pero no antes de haber saboreado lágrimas amargas porque Saotome le robaba todo lo que era suyo, adelantándosele siempre. Si él lograba dominar una técnica milenaria que lo hacía más fuerte e invencible, Ranma lograba aprender una mejor y en mucho menor tiempo. Si él lograba tener una inocente cita con Akane, Ranma encontraba la manera no solo de arruinarla, sino de hacerlo quedar como un idiota; y después Ranma podía pasar días y noches enteras al lado de Akane, por supuesto, porque vivía bajo el mismo techo.

Cuando por fin Ryoga se decidió a formalizar un compromiso con Akari, el idiota de Ranma hacía años que estaba comprometido, pero además, hacía tiempo que había planeado su boda en secreto. Ese maldito afeminado. Logró casarse antes y ser la comidilla de casi toda la ciudad, estaba en boca de todos, y para cuando Ryoga pudo contraer feliz enlace con Akari Unry todavía hacía ecos en la memoria de todos el extravagante matrimonio de los Saotome.

Luego, tuvo descendencia primero, incluso cuando Ryoga se había empeñado en dejar embarazada a Akari antes de la boda, ¡pero no! El maldito siempre adelantándosele, dejándolo como el segundón, como el amigo idiota que seguía sus pasos.

Para completar, y con total osadía, Ranma nombró a su hijo Ichime, el nombre que Ryoga había soñado toda la vida que llevara su primogénito. Ante aquel desplante, a Ryoga no le valieron razones, no le importó que le dijeran que la elección fue de Akane, ni que había sido elegido a último momento porque esperaban una niña. ¡Puras mentiras!

Ryoga lo desafió a un duelo por el honor, pero no sirvió de nada porque Ranma se rio en su cara muy divertido, y lo venció con apenas esfuerzo porque la ira no dejaba concentrar a Ryoga. Otra batalla perdida, de nuevo Ranma se le adelantaba, y sin esforzarse siquiera. Un tiempo después Ryoga lloraba de frustración, porque su primogénito no era varón.

Y así continuó su vida por siempre. Ranma Saotome, siempre el primero, sin importar las trampas que Ryoga buscara hacerle al destino, Ranma siempre iba delante de él. Tuvo más hijos; fue el primero en entregar a una hija en matrimonio; fue el primero en tener nietos; fue el primero en celebrar su trigésimo aniversario de matrimonio.

Ranma, siempre Ranma.

Ryoga apretó los labios en una mueca desagradable y empuñó la mano tanto como las fuerzas se lo permitían.

—Por fin te venceré —susurró después Ryoga, luego de sesenta y cinco años de una vida sin grandes logros por culpa de Ranma Saotome.

Por fin le ganaría, por fin podría adelantarse a él en algo, por fin podría decir que había vencido a Ranma Saotome, y nada de lo que él hiciera podría cambiar eso. Ryoga lanzó una carcajada ahogada, que era mezcla de carraspeo con sonidos guturales.

Moriría antes que Ranma Saotome.

«Te vencí, viejo amigo», pensó. Y cerró los ojos para no volver a abrirlos jamás.

Las máquinas a las que estaba conectado en aquella cama de hospital lanzaron pitidos dando la alarma a los médicos, que llegaron momentos después, pero ya nada podían hacer.

Ryoga Hibiki había muerto con una sonrisa satisfecha en los labios.

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FIN

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Nota de autora: No es mi intención hacer sufrir a Ryoga, se los prometo; es solo que las ideas aparecen.

Muchas gracias a todos por leer. Mañana nos vemos.

Romina

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora