El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)

Tímido anhelo

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Tímido anhelo

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La pequeña posada en la que se quedaron era de estilo japonés tradicional; con tatami en el piso, futones y un lugar de ofuros para hombres y mujeres, que eran compartidos entre las varias habitaciones. Después de asearse, Akane se quedó sentada esperando a que Ranma volviera. En el suelo, con las piernas dobladas y las manos apoyadas en su regazo, envuelta en la fina yukata para dormir que le habían dado en la posada, Akane tenía la vista clavada en los futones ya dispuestos en el piso uno junto al otro.

Sabía lo que iba a pasar después, cuando Ranma llegara, y sus nervios iban en aumento con cada segundo. Escuchó el sonido de la puerta de la habitación al deslizarse y se quedó petrificada.

—Ya estoy listo —dijo Ranma, arrastrando las palabras de una manera extraña que nunca le había escuchado.

Lentamente, Akane giró la cabeza para mirarlo y casi cae desmayada al verlo con el torso descubierto, el cabello suelto y nada más que una toalla alrededor de sus caderas.

—...Ah —Akane comenzó a sudar mientras Ranma se acercaba lentamente a ella, sosteniendo con una mano la toalla, pero sin demasiado esfuerzo, parecía que en cualquier momento la toalla iba a resbalar y...

—Lamento haber tardado —comentó él con voz ronca, mientras se arrodillaba junto a ella, acechándola.

—N-no... te pre... preocupes... —respondió Akane mientras tragaba saliva echándose hacia atrás, evitándolo.

—No te pongas nerviosa, Akane —dijo su esposo y ella miró el fondo de sus ojos azules creyendo que desfallecería—. Te aseguro que... te gustará.

¡Oh, Kami-sama, su voz era demasiado sensual para soportarlo!

De pronto, Akane ya no tuvo adónde escapar porque sintió el piso en su espalda, y Ranma se echó sobre ella, poniendo los antebrazos en el piso a cada lado de su cuerpo, sin darle lugar para moverse. Akane tembló cuando la boca de Ranma buscó la suya.

—Yo... Ranma... —intentó disuadirlo, torciendo el rostro, para impedir que él la besara— yo... no estoy... preparada...

Al no poder llegar a su boca, Ranma dejó una estela de besos húmedos y calientes por su cuello, y se atrevió más allá, entreabriendo el escote de la yukata despacio usando los dientes para tirar la tela.

—¡Ah! ¡Ranma! No hagas eso —pidió ella casi sollozando, apretando los ojos con fuerza para no ver su rostro varonil tan cerca y hacer como que no sentía las puntas de su cabello tan suave rozando su delicada piel.

—¿Por qué? ¿Acaso no te gusta? —le ronroneó en el oído.

—Pero... yo... —Akane jadeó quedándose sin habla cuando sintió una mano subiendo despacio la tela de la yukata mientras le acariciaba el muslo.

—Te amo tanto, Akane —murmuró él contra su boca.

—¡Ranma...!

Akane sacudió la cabeza, pestañeando al salir de sus ensoñaciones, aún sentada con las piernas dobladas ante los futones. Se tocó las mejillas con las dos manos y el contraste entre el frío y el calor la hizo estremecer.

—No, no, no —se repitió una y otra vez— Ranma nunca haría eso. No, no, no.

Después se llevó las manos al pecho, donde su corazón latía desbocado. La puerta de la habitación se deslizó.

—¿Tardé demasiado? —preguntó Ranma entrando al cuarto—. Es que tuve que esperar a quedar solo en el ofuro.

—No te preocupes —respondió ella al escuchar la voz de su Ranma de siempre. Volteó a mirarlo—. No fue tanto...

De pronto se quedó sin habla. Ranma tenía el torso descubierto, aún se secaba el cabello suelto y húmedo con una toalla, mientras tenía otra enrollada alrededor de las caderas.

Akane tuvo que apoyar una mano en el piso para sostenerse, mientras sentía la sangre saliendo de su nariz.

—Ranma...

—¡Akane!... ¿Estás bien?... ¿Qué te pasó?

Algunos búhos ululaban afuera en la serenidad de la noche en el pequeño pueblo rural.

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FIN

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Nota de autora: Espero que se entienda lo de que Ranma tuvo que quedarse solo en el ofuro para poder bañarse. Como ya deben saber, los japoneses primero se lavan el cuerpo con agua fría y después se meten al agua caliente en la bañera; pero si Ranma se lavaba frente a otros descubrirían su maldición en seguida.

Espero que les haya gustado esta pequeña escena.

Muchas gracias a todos los que leen, votan y comentan aquí en wattpad :D

Gracias a todos por leer. Nos vemos mañana.

Romina