El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)

Madre...

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Madre...

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Nodoka apoyó una mano en la mesa de la cocina cuando sintió que el piso se movía. Soltó al mismo tiempo el cuenco en el que estaba pelando las verduras, las papas salieron rodando por la mesa y empujaron a las zanahorias, que cayeron al piso.

Kasumi volteó al escuchar el ruido.

—Tía, ¿está bien? —preguntó la muchacha secándose las manos en su delantal y acercándose.

—Yo... oh, querida, tuve un pequeño mareo, pero no es nada —respondió Nodoka. Se llevó la mano a la sien, que había empezado a palpitarle.

—Será mejor que se recueste, tía. Yo seguiré aquí, descanse.

—No, querida, no creo que sea para tanto —Nodoka volvió a masajearse la sien—. Me... me duele un poco la cabeza, es todo. Quizá tomé demasiado sol esta mañana sin darme cuenta.

—Sí, seguro es eso —asintió Kasumi con una sonrisa—. Por favor, recuéstese, cuando la cena esté lista le avisaré, pero procure descansar, si duerme un poco será mejor.

—Es verdad, espero que así se me pase el dolor de cabeza —Nodoka tomó aire y se enderezó.

Dio un par de pasos un poco inestable, y en seguida Kasumi se apresuró a ayudarla.

—La acompañaré arriba —dijo.

—Oh, no, no, estoy bien, en serio. Me acostaré solo un momento, Kasumi... en realidad me siento algo cansada.

—Por favor, vaya con cuidado —pidió la muchacha y la siguió con la vista mientras subía la escalera.

Cuando su tía ya había subido al segundo piso, Kasumi desdibujó de a poco la sonrisa de su rostro, y lo tornó grave y preocupado. Se llevó una mano al corazón y la empuñó.

—Kami-sama, no permitas esto, te lo ruego —murmuró de pie en la puerta de la cocina.

Cuando sus hermanas y Ranma llegaron de la escuela los recibió con una sonrisa como siempre. Los saludó asomándose por la puerta de la cocina y vio a Nabiki subiendo la escalera hacia su cuarto. Akane estaba a punto de seguirla, y Ranma iba a ir al dojo a practicar, pero Kasumi los detuvo.

—Ranma, Akane, necesito hablarles un momento —les dijo—. Vamos a mi cuarto, por favor.

Los prometidos se miraron extrañados. Debía tratarse de algo muy importante para que Kasumi los invitara a la tranquilidad de su alcoba y no hablaran allí mismo en la cocina. Asintieron ambos, y luego los tres subieron la escalera.