Ranma Go

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Ranma Go

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Ranma se secó el sudor de la frente con el dorso de la mano. Sus ojos miraron con fijeza hacia adelante, atento a su objetivo: el momento era ahora, no podía fallar. La lucha había sido denodada, usó todos los trucos y artimañas disponibles, pero sus reservas menguaban rápidamente, debía vencer pronto, antes de que ¡Kami-sama no lo permitiera!, la criatura se escapara dejando detrás solo una estela de polvo.

Ranma arrugó el entrecejo concentrado. Giró la bola una, dos, tres veces; al final la lanzó y se quedó esperando. Movió su gorra, dejando la visera hacia atrás para más comodidad.

Al final la bola engulló a su presa, vibró un momento, para al final estremecerse y cerrarse con un click característico. Ranma se quedó dos segundos mirando la pantalla hasta que al final dio un grito elevando en el aire su puño a modo de festejo.

—¡Sííííí! ¡Lo hiceeeee!

Dio unos pasos de baile, hizo la danza de la lluvia, tocó unas maracas, soltó papel picado y después fue gritando por la casa buscando a Akane para contarle su prodigio.

—¡Akane! ¡Lo conseguí, lo hice!

—¿Qué cosa? —quiso saber su prometida, que iba cruzando la sala con un montón de toallas dobladas para guardarlas.

—Soy el mejor. ¡Atrapé un Snorlax! —anunció con bombos y platillos, y terminó haciendo la V con los dedos.

—Ah, eso. Tú y tu jueguito —comentó Akane y subió la escalera sin hacerle caso.

—Eso lo dice por envidiosa —murmuró Ranma para sí—, seguro que ella no tiene un Snorlax y ya quisiera, por eso. Pffffft...

Y en ese momento volvió a mirar la pantalla del celular.

—¡Oh, va a abrir mi huevo! —exclamó con los ojos como platos.

Era uno de los buenos, uno de los difíciles, los de 10 kilómetros. Había pasado muchas horas de juego para lograr incubarlo con satisfacción. Caminó por el desierto del Sahara, escaló el Himalaya, nadó por el mar de China (otra vez), y volvió a Japón recorriéndolo de punta y punta para lograr hacer los 10 kilómetros requeridos. Todo su esfuerzo debía ser recompensado, de seguro salía una figura legendaria, o al menos una de esas criaturas que no se podían capturar tan fácil porque no salían comúnmente en el día a día.

Con un dedo tembloroso y emocionado tocó la pantalla para que la cáscara del huevo se rompiera y revelara su verdad.

—¿Qué?... ¿Un Snorlax?

Ranma cayó sobre las tablas del piso, derrotado.

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FIN

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Nota de autora: Lo siento, no pude evitarlo XD. ¿Han jugado o juegan Pokémon Go? Yo aún lo juego, aunque esporádicamente jeje.

Gracias a todos por sus lecturas y comentarios. Nos vemos mañana.

Romina

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora