El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)

El rey demonio (parte 3)

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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El rey demonio

(parte 3)

[continuación del capítulo 76 de esta colección]

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Soun Tendo, monarca del reino de Nerima, padre de tres hijas que eran el pilar de su pueblo por su carisma, valentía y proceder, viudo además desde hacía tanto tiempo, se reclinó en el trono para observar atento a la forastera que su hija Akane había traído al castillo. Una chica menuda, pelirroja, de largo cabello trenzado, que portaba una espada y usaba una ropa casi demasiado grande para ella, y que con grandes ojos azules miraba asombrada a su alrededor.

El monarca movió su bigote sin querer, mostrando un poco su nerviosismo. En pleno asedio a su castillo su hija Akane había salido sin permiso, había sido atacada por el terrible Ryoga el rompe-rocas y casi había perdido la vida. Ni ella ni sus escuderas fueron capaces de enfrentarse a tan horrible orco, pero al final habían sido salvadas por aquella extraña y pequeña muchacha que ahora le presentaban.

—Ante todo, debo presentarte mi más ferviente agradecimiento por lo que has hecho, señorita... —el rey dudó, y Akane, de pie a su izquierda, le susurró algo al oído— ah, sí, señorita Ranko Saotome, ¿verdad? ¿Lo he pronunciado bien?

La pelirroja estaba distraída, observando con interés un extraño artilugio en la sala real, un hermoso candelabro en el centro del lejano techo. Estaba armado con estrellas y planetas de cristal colgando de anillos de oro, agrupados en constelaciones que giraban a distintas velocidades manteniendo un ritmo perfecto, como el complejo mecanismo de un reloj, cambiando las tonalidades de la luz con su danza constante.

—A mi madre le encantaría eso —murmuró la chica para sí. Bajó la vista al escuchar una suave voz que la llamaba.

—Disculpe, ¿señorita Ranko? —dijo Kasumi, la hermana mayor de las Tendo, con una dulce sonrisa en los labios.

—¿Ah?... Ah, sí, sí, yo soy Ranko, claro —dijo la pelirroja acercándose al trono.

—Queremos agradecerte por salvar a mi hermanita Akane —continuó Kasumi—, siempre ha sido tan terca y temperamental, nunca hemos podido dominarla. Ni siquiera ahora en medio de esta guerra puede entender los peligros a los que se enfrenta —Kasumi descendió los escalones que separaban el trono del resto de la sala y le estrechó ambas manos entre las suyas. Ranko se sonrojó profundamente y retiró la mirada ante aquel rostro tan bello que parecía el de un ángel—. Si no hubieras llegado precisamente en aquel momento no quiero pensar lo que hubiera ocurrido... ese orco podría haberla ultrajado... o destripado.