El salvaje este

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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El salvaje este

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La mujer pelirroja se bajó de la diligencia y el gran panda la siguió. Ambos llevaban una maleta y se quedaron mirando la entrada del pueblo; la mujer sonrió satisfecha y se volvió a mirar al panda.

—¿Qué te parece? —le preguntó.

El animal hizo un sonido que parecía de aprobación y la mujer asintió. Ambos avanzaron por entre las casas, las botas y el ruedo del vestido de la mujer estaban sucios de la tierra del camino, su cabello trenzado le caía por la espalda y un pequeño sombrero protegía su blanca piel del sol. El panda a su lado parecía casi humano, caminando en las dos patas traseras, tomando la maleta con sus garras y mirando a un lado y al otro amenazante, como si fuera el protector de la pelirroja.

Llegaron a la tienda de provisiones, donde había varios clientes, que empezaron a cuchichear entre sí cuando vieron al enorme panda. Un par de mujeres huyeron asustadas. Cuando le tocó el turno a la pelirroja, se acercó al mostrador con una gran sonrisa y se echó hacia adelante.

—Buenos días, me llamo Ranko Saotome, soy artista de variedades.

—Ah, qué bien por ti —le respondió el anciano de anteojos que atendía, con cara de aburrimiento—. ¿Qué vas a llevar?

—Ahm... —la pelirroja miró alrededor—, quiero información. Necesito saber dónde hay una posada para descansar, y también cuál es la taberna más concurrida, y... —bajó un poco la voz y puso una mano junto a su boca para hablar más en secreto— el burdel más famoso también.

El anciano se inclinó un poco por encima del mostrador para mirarla de pies a cabeza.

—Todo eso te saldrá dos mil yenes —dijo el anciano, sin cambiar su mirada aburrida.

—¿Qué?

—La información cuesta cara. Además, tu... —el viejo dudó— tu mascota... espantó a mis clientes, tienes que resarcirme de alguna manera.

—Pero si Genma no hace daño a nadie, es un panda amaestrado y muy manso —se quejó Ranko.

El panda hizo un par de sonidos y movió la cabeza asintiendo.

—Como sea, el precio es ese, ¿lo tomas o...?

El anciano vendedor se interrumpió levantando la cabeza y mirando al frente. Sus anteojos se deslizaron hasta la punta de su nariz y el labio le tembló ligeramente.

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora