El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)

El rey demonio (parte 4)

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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El rey demonio

(parte 4)

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El grito atravesó el castillo de una ala a la otra. El rey Soun, acomodado en el trono, levantó la cabeza; sus hijas Kasumi y Nabiki hicieron lo mismo, desentendiéndose de sus tareas por un momento.

—¿Qué es eso? —murmuró Nabiki.

—¿Akane? —inquirió Kasumi preocupada.

En el baño, varias puertas que habían pasado desapercibidas para el rey demonio, y que se repartían por tres de las paredes de la habitación, se abrieron al mismo tiempo, saltando al ataque un numeroso grupo de las escuderas de Akane. Las guerreras rodearon con las puntas de sus lanzas el cuello del indiferente rey demonio, interponiéndose entre él y Akane.

—¡¿Quién ha osado violar el sagrado recinto femenino?! —demandó la fiel escudera Yuka, entrando por la puerta principal y cubriendo de inmediato a Akane con una yukata.

Akane dejó de gritar un momento solo para tomar aire.

—¡Maldito pervertido! —arremetió, queriendo golpear a aquel hombre que estaba aún de pie en medio de la bañera. Yuka la contuvo, intentando mantener la yukata alrededor de su cuerpo.

—Cubre tus vergüenzas —le ordenó Sayuri la lancera al rey demonio con mirada asesina.

El rey tomó una toalla y se la enredó sin prisa alrededor de las caderas.

—Esto es un malentendido —dijo claramente en tono imperativo, levantando una mano, como solía hacer en su palacio para que hicieran silencio y lo escucharan, pero allí no funcionó.

—¡Pervertido! ¡Serás ajusticiado por esto! —bramó Akane furiosa.

—¡Yo te salvaré, Akane Tendo! —gritó Kuno llegando al lugar y desenvainando su espada.

Pero una certera patada de Akane lo envió fuera hasta hacerlo estrellar contra el muro del pasillo.

—Esta es el ala de las mujeres, ni se te ocurra acercarte —dictaminó Sayuri cerrando la puerta en sus narices.

—¡Será mejor que te arrodilles y pidas clemencia! —vociferó Akane apuntando al rey demonio con un dedo—. Yuka, trae mi hacha para ocasiones especiales —ordenó después.