El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)

Corazón encubierto (final)

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Corazón encubierto

(final)

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Los labios de Akane temblaron mientras observaba a aquel hombre sobre ella, directo a sus ojos azules. O que creía ver azules, pues en la penumbra del callejón no estaba segura. De nada estaba segura, se quedó estática, con el corazón agitado, latiendo cada vez más rápido.

—Ran... Ranma... no...

—Sí, soy yo —dijo él aflojando un poco el agarre al darse cuenta de que ella ya no se movía.

—No... no puede ser...

Akane lo empujó para poder ponerse de pie, tomándolo por sorpresa, y se alejó unos pasos observándolo con ojos desorbitados.

—Akane...

—¡No! —lo interrumpió ella alzando una mano. Estaba loca, completamente loca, ¿lo estaba imaginando? ¿Su mente le jugaba una mala pasada? ¿O se trataba de un hombre parecido a Ranma solamente?—. ¡Estás...! ¡Tú estás muerto! Lo vi en la televisión... ¡Lo vi!

—No, Akane, soy yo realmente... soy Ranma —dijo él avanzando despacio hacia ella, como si fuera un animal atolondrado y herido que en cualquier momento iba a escapar.

—Tu nombre es Shinnosuke Kusao —dijo Akane con voz de ultratumba quedándose seria.

El hombre, en ese momento, se detuvo y soltó lentamente el aire.

—Mi verdadero nombre es Ranma —dijo—. Ranma Saotome.

Akane lo observó más sorprendida que antes, sin saber qué creer. ¿Por qué él volvía? ¿Por qué en la televisión había salido aquella horrible historia sobre su muerte? ¡Ella lo había llorado! Había sufrido por semanas intentando arrancarse aquel amor inútil del pecho y ahora él volvía como si nada.

—No puede ser... esto no está pasando —balbuceó Akane a punto de perder la cordura, se pasó la mano por el rostro y se dio cuenta de que tenía lágrimas en la cara y hasta mocos cayendo de su nariz. Se tanteó los bolsillos buscando un pañuelo.

Pero Ranma le alcanzó uno. Akane se quedó con los ojos clavados en su mano estirada con el pañuelo. Al final lo tomó y se limpió la nariz con fuerza.