Self-insert

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Self-insert

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Akane bebió un sorbo de su té y lo encontró delicioso. Se encontraba en una pastelería de primera, la favorita de su editora, donde más le gustaba reunirse con los novelistas porque ya la conocían desde hacía años y allí se sentía como en casa. Además, servían un café y un té excelentes, por no hablar del pastel de manzanas y el de cereza. Y de la tarta de crema ácida, nueces y arándanos.

Noriko Toriyama, la editora, tenía puestos los anteojos, señal clara de que estaba trabajando en serio, y tenía ante ella un montón de páginas impresas en las que garabateaba cosas con un lápiz de tinta. Ante ella, el infaltable café, fuerte y sin azúcar, con un gran trozo de pastel de manzana.

Del otro lado de la mesa, una sonriente Akane, muy a gusto y feliz porque ya había terminado otra novela que iba a publicación, y las dos anteriores habían sido un éxito.

—Bien, Akane querida, discutamos esta escena, por favor —dijo la editora y rebuscó entre las páginas.

Akane se preguntó cuál escena sería esa, porque en el correo electrónico que le mandó no le dijo nada.

—«Entonces —leyó Noriko—, el guerrero la tomó entre los brazos para besarla apasionadamente, hechizándola con sus labios, logrando vencer su resistencia y entreabriéndolos para tocarla con su lengua caliente. Ah.... Suspiró, ya sin poder contener sus deseos, y se rindió al placer que el guerrero le prometía, fundiéndose en su abrazo ansiosamente.»

Akane tenía los ojos brillantes y una sonrisa boba en su cara imaginando la escena en su mente, sentía que le había quedado mejor de lo que recordaba. Lo único malo era que Noriko, tras tantos años de trabajo, leía aquel momento sensual de dos amantes como si fuera la lista de la compra.

—Bien —siguió Noriko después de dar un buen trago a su café—, charlemos un poco sobre esto.

—¿Hay algo que no te guste? —preguntó contrariada Akane, estaba habituada a las correcciones que ayudaban a pulir sus obras, pero la descripción y el desarrollo de la escena le pareció bien trabajado y acorde a lo que solía dar como escritora—. ¿Algo malo? Te comenté que quería comenzar a poner un poco de... romanticismo en mis novelas y estuviste de acuerdo.

—Akane querida, por supuesto que estoy de acuerdo —sonrió Noriko—. Cualquier cosa que quieras agregar a tus novelas de seguro lo haces bien, estoy muy a favor de que los autores se superen cada vez y acepten nuevos desafíos. Qué absurdamente aburridos se vuelven algunos novelistas escribiendo siempre lo mismo —bufó—, más y más y más de lo mismo. Sin cambio, sin evolución, sin crecimiento. Aburrido. Vende, es verdad, pero ¿hasta cuándo? Los lectores no son tan estúpidos como algunos piensan, los fans te dan la espalda en cuanto te descuidas; y si en todo ese tiempo no creciste, adaptándote a los tiempos y las situaciones, desapareces. Así.

La mujer chasqueó los dedos sobresaltando a Akane, y después rio.

—¡Ah, la de escritores que he visto desaparecer y perecer olvidados en esta jungla editorial! —suspiró, como recordando épocas que no le eran muy queridas—. No, contigo es diferente, lo que hagas estoy segura que tus lectores lo amarán, y con mi supervisión lo puliremos para que deslumbres.

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora