El amor duele

704 89 3
                                    

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

.

.

.

Fantasy Fiction Estudios presenta

.

.

.

El año de la felicidad

.

.

.

El amor duele

.

.

Ranma se alejó unos pasos y giró la cabeza para mirarla. Desde un rincón de la habitación, Akane le devolvió la mirada con el temor reflejado en sus ojos. Estaba desconcertada, sus delicados labios temblaban, una de sus mejillas estaba notoriamente enrojecida, comenzando a evidenciar la manera en que la había tratado. De la comisura de la boca comenzaba a brotar un delgado hilillo de sangre.

Ranma apretó los dos puños. Era un imbécil, el mayor imbécil de todos. Desesperado se mesó el cabello, despeinándose, enmarañándolo sin querer alrededor de la cara.

—Lo-lo siento —tartamudeó como idiota—. Yo... no... no quería hacerlo...

Akane tomó aire. Aún impactada por lo que había ocurrido. No sabía qué hacer o decir para aplacar su pena y su embarazo por la situación; nunca le había tocado vivir algo así.

Alargó un brazo, sus finos dedos se movieron apenas, como intentando alcanzar a su prometido.

—Ranma...

El muchacho se ensimismó más, dando un paso atrás. ¿Cómo había llegado a eso? ¡Todo era culpa de Nabiki!

En la mañana no se había cansado de darle indirectas y directas sobre su «relación» con Akane. ¡Ja! ¿Cuál relación? Ellos eran ellos, simplemente, y solo ellos sabían lo que pasaba entre ellos. ¿Por qué todos querían meterse siempre? Solo Akane y él comprendían los pequeños gestos, las miradas, las pequeñas sonrisas, el tomarse de la mano a veces, el compañerismo. Ellos eran prometidos, porque sus padres así lo habían querido, pero nada más; con el tiempo, quizá, se acostumbraron, a tenerse el uno al otro, a compartir los días. Ellos no eran algo, no tenían «una relación», solo eran Ranma y Akane, Akane y Ranma.

¡Ah!, pero Nabiki no entendía razones; ni gritos, ni silencios obstinados. No. Dale que te dale, toda la mañana, y después del almuerzo también. Que ya eran mayorcitos, que ya iban a empezar la universidad (¡él ni siquiera sabía qué carrera estudiar!, o si iba a estudiar en primer lugar), que tenían que afianzar «la relación» (¡lo que sea que significara eso!), que en la universidad habría muchos chicos mirando a su hermanita y ellos no se iban a creer el cuento de que estaban comprometidos si Ranma ni siquiera la había besado nunca.

¡Ahí estaba! El meollo del asunto. A lo que Nabiki quería llegar desde el principio. Ahí mismo, el golpe en su hombría, en su orgullo, en su masculinidad.

—¿Alguna vez la has besado, cuñadito? —preguntó Nabiki con sorna.

Ranma gruñó y no dijo nada.

—Mira, te lo diré muy directamente —Nabiki se acodó en la mesa y se echó hacia adelante, como si estuviera haciéndole una confesión—. En la universidad todo es muy distinto a la preparatoria, sobre todo los chicos. No creas que todos van a ser tan lentos como en el Furinkan, o que te puedes deshacer de ellos con un par de patadas o golpes, Ranma. Si no hay algo serio entre Akane y tú, y que se note, entonces ellos la verán a ella como una presa más, e irán al ataque, usarán todas sus artimañas y galanteos. Incluso contigo, cuídate del agua fría, querido cuñadito.

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora