Alarma

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Alarma

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Ranma llegó al último panel. Lo abrió y con las manos en alto miró rápidamente el orden de los circuitos.

Quedan treinta minutos, Saotome —dijo Irvin por la radio.

—Ya lo sé, estoy en ello. Ya casi... No...

¿Pasa algo?

—Nada, no es nada —mintió. No quería provocar falsos temores antes de revisar.

Notó que la cubierta del panel electrónico estaba aplastada como una caja de zapatos, seguramente por la presión del resto de la estructura. La explosión había provocado que una de las vigas de los paneles solares se doblara y cayera muy cerca de donde estaba, deformando casi en su totalidad la superficie de esa cara del módulo.

Ranma respiraba con un poco más de dificultad y sus movimientos se hacían más torpes cada minuto. No sabía si era por el agotamiento, por el calor que sentía en el cuerpo debido al exceso de presión, o porque el indicador en la pantalla sobre su pecho parpadeaba, alertándolo de que solo le estaba quedando un mísero tres por ciento de oxígeno. Calmó su respiración, como si fuera a meditar. Debía aprovechar hasta el último aliento para completar su última misión.

Su última gran aventura como Ranma Saotome.

Sacó las herramientas de uno de los bolsillos y las dejó flotar, pues todas estaban atadas a su traje. Tomó el destornillador que flotaba más cerca de su casco y lo usó para hacer palanca en la tapa deformada del panel. La abrió dando un quejido y la tapa saltó lejos, perdiéndose en el vacío. Miró los circuitos y con la mano tomó un trozo quemado entre los dedos.

—Se parece a las galletas de Akane —murmuró con rabia.

El circuito chamuscado se desintegró entre sus dedos.

¿Saotome?

—El circuito está hecho polvo, totalmente quemado.

Ah... —replicó McGray, pero en seguida agregó—: Espera, revisa el estado del propulsor, todavía podemos forzar un encendido manual, pero...

—Ya lo sé, tendría que quedarme aquí para encenderlo —Ranma sonrió con tristeza—. No te preocupes, McGray, no es que tenga muchas opciones ya. Además, tendré una vista privilegiada del gran final, ¿no me envidias?

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora