Promesa

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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Promesa

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Ranma terminó de empacar la ropa, pero cuando iba a cerrar la maleta se detuvo. Se quedó mirando un dibujo que había hecho Ranko y que estaba pegado en la pared. Con trazos infantiles, había tres figuras en la hoja blanca: mamá, papá y Ranko. Al tomar el dibujo entre sus manos notó algo nuevo que antes no estaba. Con un crayón de un color diferente parecía ser que Ranko había agregado un deforme círculo alrededor de la cabeza de él, seguramente se trataba de un casco espacial, porque sabía que su padre sería un astronauta y no dejaba de repetirlo a cada momento.

Akane lo sorprendió abrazándolo por detrás, juntando las manos sobre su pecho y hundiendo el rostro en su ancha espalda.

—¿Me prometes que vas a estar bien? —murmuró.

—Akane... —Ranma no respondió en seguida, disfrutando un momento del contacto, después sonrió—. Aunque parezca peligroso es solo una misión de rutina, ya te lo dije, se ha hecho muchas veces antes. No es como si fuera a ocurrir un accidente o algo que... ¡Auch! —se quejó cuando Akane lo pellizcó.

—Ranma, eres un tonto. ¡No digas esas cosas tan horribles!

Guardaron silencio. Akane estrechó el abrazo y presionó aún más su rostro contra la espalda de Ranma, como si quisiera meterse dentro de su corazón.

—Voy a volver, Akane.

—¿Lo prometes? —musitó.

Ranma asintió, sus oscuros mechones se mecieron en la penumbra de la madrugada. Era muy temprano y aún no salía el sol.

—Te lo prometo —respondió.

Dejó el dibujo sobre su ropa en la maleta y la cerró.

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Ranma se dejó caer de espaldas, levitando, jadeando, como si cada inspiración fuera la última. Cerró los ojos un momento. Todo era silencio en su cabeza, no podía sentir nada más que un leve cosquilleo en la mano con la que había dado los golpes.

Al abrir los ojos estaba en otro lugar, flotando en aguas turquesas, como si volara sobre un fondo de arenas blancas y lisas bajo un brillante sol. En el cielo no había ninguna nube y una brisa fresca le erizaba la piel de la cara, que estaba fuera del agua. Con los oídos sumergidos podía escuchar, como un eco lejano por debajo del agua, el oleaje, y también un sonido extraño, como el canto de una ballena.

El año de la felicidad parte 1 (capítulos 1 al 200)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora