Overlord: La Leyenda Del Rey Hechicero Ainz Ooal Gown

Capitulo 131: Mercenario Consejal

Los sonidos de la gente que hablaba y comía eran algo común en este lugar, bebidas y comidas de diversos países eran parte de el meno de esta taberna en la capital de el país de los No-Muertos. Un gran número de ciudadanos y viajeros de diversos países se hallaban presentes en este lugar para descansar de sus viajes o relajarse en estos momentos de paz, comerciantes, ciudadanos, soldados entre otros estaban presentes y una serie de enormes Demi-Humanos destacaban en este lugar al abarcar casi media taberna solo 20 de estos individuos enormes los cuales estaban hablando y bebiendo mucho tras estar 7 días viajando para llegar a este país recientemente formado. Era casi un paraíso para todas las razas, similar a el consejo en la costa de el continente pero con la cualidad rara de que los No-Muertos también habitaban los muros como soldados y siervos de el monarca de esta nación, legendarios caballeros de la muerte rondaban las calles de E-Rantel junto a los recientemente formados y nombrados, "Caballeros Negros" de el Reino Hechicero. Una fuerza de élite de Ex-Aventureros de el gremio de Re-Estize, que juraron lealtad a el Rey Hechicero a cambio que el derrocar la corrupción de Re-Estize y salvara a la gente de el pueblo de los nobles malvados, cosa que el Rey Hechicero Ainz Ooal Gown logró al aliarse con el Imperio y ganar la "Guerra" de Karche que fue más una masacre que otra cosa.

El reino ahora estaba débil y se mostraba sumiso a el Reino Hechicero aún que no de forma directa ya que tras perder a sus tropas en la masacre unilateral que hubo entre ambos vandos, el gobierno de Re-Estize se mantuvo alejado de sus fronteras con Ainz Ooal Gown mientras que este en menos de 1 mes logró reforzar E-Rantel hasta el punto que fuera realmente una fortaleza gigante la cual era casi inexpugnable, miles de reclutas y milicianos de muchos países llegaban día a día a sumarse a los ejercitos de caballeros negros los cuales cada ves eran mas, un país estaba surgiendo y casa ves tenía más poder de el que los vecinos podrían codiciar, ejércitos se formaban, ciudades de alzaban en el horizonte, una nueva bandera ondeaba en lo alto de la torres de esta ciudad y daba inicio a una nueva era de paz o eso creían todos.

- No podré dormir sabiendo que esas cosas rondan cerca de la posada, me dan escalofríos solo de ver una...

Susurro el amigo de el a la ves que miraba a ese grupo de 6 seres con enormes escudos y espadas avanzaban por las calles de el enorme área de tabernas para los ciudadanos de el Reino Hechicero, muchos estaban asustados de ver a los No-Muertos pero la minoría que eran habitantes de la ciudad y estaban acostumbrados a esos seres. Actuaron de forma tranquila e incluso algunos de los civiles en el exterior de la taberna bajaron la cabeza ante los caballeros de la muerte en señal de respeto por proteger a la gente de su ciudad de los criminales. Los orcos de la compañía mercenaria conocida como "Fango Negro" miraron esta escena de los No-Muertos que eran respetados e incluso adorados por los humanos y algunos Demi-Humanos los cuales ahora se estaban adaptando a esta nueva forma de vida extraña, el miro a su amigo que estaba incómodo por los humanos que eran en su mayoría los que habitaban esta ciudad y ante esto, el dijo viendo a el tabernero que tenía a sus hijos pequeños trabajando en su negocio.

-Galan: ¿Acaso te incomodan? En el consejo nosotros seríamos los normales pero aquí somos raros, no les molestes con esa mirada.

Dijo el líder de los mercenarios a la ves que su mejor amigo, Aomer solo sonrio antes de tomar algunas uvas de un cuenco de madera pequeño pero debido a el enorme tamaño de su mano tomó todas y las introdujo en sus fauces masticando con tranquilidad. El comió tranquilo antes de responder de forma tranquila viendo a su mejor amigo.

-Aomer: No es que me molesten, solo es incómodo. En el consejo los humanos son raros pero aquí son miles y nosotros cientos, es casi imposible creer que haya tantos fuera de el consejo...

Su jefe asintió y tomó un poco de pan siendo una hogaza la cual fue partida en dos por su enorme mandíbula y el visecapitán habló algo cansado.