La peor cacería nocturna del universo.

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Hileras tras hileras de personas se prepararon al atardecer para darle inicio a la cacería nocturna. Los aprendices más jóvenes del clan, junto a Nie Huaisang, permanecían en las últimas filas, resguardados de los enfrentamientos más arriesgados. No obstante, el no permitírseles sobreexigir sus habilidades ni sobreestimar sus conocimientos no impedía en lo más mínimo el poder lucirse ante los ojos de los adultos, quienes mantenían sus afiladas miradas sobre aquellos que representaran una joven promesa, tales como Wei Wuxian, el talentoso preferido de Fengmian, o Jiang Cheng, heredero del clan. El resto de los mortales como ella tendrían suerte si eran considerados un poco sobre la media. No era como si le importase, de todas formas.

Los bosques que lindaban con el extremo sur de Yunmeng eran lo suficientemente frondosos para dificultar el acceso de luz nocturna, y tampoco ayudaba el hecho de que había llovido durante la mayor parte del día: entre el barro, la oscuridad y la humedad, viajar a pie se tornaba arduo, incluso tortuoso. Y ni siquiera quería empezar a hablar sobre los mosquitos. ¡Dichoso fue el momento en el cual decidió que su abanico fuera su mejor amigo! Pues, caso contrario, no tendría forma de ahuyentarlos.

Muy a pesar de las promesas de huída que Nie Huaisan y Wang Lingjiao hubieron anunciado en un principio, lo cierto era que parecía imposible cumplirla. Y es que gracias a que su grupo estaba liderado por Wei Wuxian y Jiang Cheng, no existía posibilidad alguna de que los adultos les quitaran los ojos de encima. Cada ente que atraparan, cada monstruo y fantasma que reclamaran como trofeo sería motivo de charla a la mañana siguiente, por lo que escabullirse lejos de allí no haría sino generar escándalos innecesarios. ¿Qué pensarían de Jiang Cheng y Wei Ying como líderes si ni siquiera podían controlar a su grupo? ¿Y qué pensarían si el mismísimo invitado de honor desapareciera sin dejar rastro? ¡Malditos sean los innecesarios esquemas sociales en los que estaban irremediablemente inmersos!

Por suerte, siempre y cuando no se alejaran demasiado del grupo, nada malo debería ocurrirles. Entre el excepcional talento de Wei Wuxian, la diligencia de Jiang Cheng y el instinto de supervivencia de Nie Huaisang, sobrevivir a la cacería sería pan comido. ¿O no?

—¡Ay! ¡Creo que algo tocó mi pierna!—Huaisang estaba golpeando su túnica, intentando limpiar vaya a saber uno qué. Lingjiao, a su lado, intentaba ayudarlo inútilmente abanicando en su dirección— Hace tanto calor, ¿no podemos volver?

—¿Acabamos de llegar y ya te quieres ir?—respondió Wei Ying, unos metros por delante suyo. Aunque no podían ver su rostro, los dos sabían que se estaba burlando de ellos.

—¡Wei Wuxian no lo entiende! Tú tienes talento y todos aquí esperan grandes cosas de ti—lloriqueó— Nosotros...¡nosotros tenemos salud!

Lingjiao asintió con visible energía sin dejar de abanicar a Huaisang, quien le agradecía una y otra vez su amabilidad. Los dos caminaban a la par con los brazos entrelazados.

—¡Huaisang tiene razón! Además, hoy a la tarde uno de nuestros shidis me dijo que intente no pasar vergüenza, ¡y eso hago! Si me quedo aquí junto a Sang Sang y no abro la boca, entonces no pasaré vergüenza y el resto de mis shidis podrán robar todo el protagonismo que quieran—ahora era Huaisang el que asentía enérgicamente, dándole a ella la razón.

Así, el dúo de idiotas permaneció la primera parte del trayecto susurrando cuánto deseaban huir. Cada vez que alguien creía ver o escuchar algo, la pareja se acurrucaba hombro contra hombro, con los ojos cerrados, y rezaban, rezaban sin cesar esperando que cualquiera fuera la amenaza, ésta no se presentara frente a ellos.

Quizá sus aullidos de terror funcionaban mejor que cualquier talismán de protección, puesto que hasta el momento, ni un solo espectro se hubo acercado al grupo de cultivadores. El problema radicaba en que los únicos que parecían felices con la escasez de presas eran Nie Huaisang y Wang Lingjiao, el resto de los presentes, por el contrario, comenzaban a ponerse nerviosos. ¿Qué harían si la cacería resultaba ser un fracaso?

Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora