Capítulo 122:
El tiempo pareció detenerse por tan solo una fracción de segundo, marcando a su paso la tétrica diferencia entre la vida y la muerte. Porque Jiang Cheng había intentado —fútilmente— entrometerse entre Jin Zixuan y Jin Ling, mas esta vez no existió habilidad humana ni sobrehumana suficiente para recorrer toda esa cantidad de pasos en tan contados instantes. Porque Lingjiao estaba todavía presa entre los brazos de Jin Guangyao y el hilo de metal que amenazaba con degollarla, físicamente impedida de entrometerse una vez más en su constante labor por proteger a su sobrino. Porque ni Wei Wuxian ni Lan Wangji pudieron tampoco doblegar el tiempo y el espacio para sacar sus instrumentos musicales, y en consecuencia ninguno había logrado calmar la rabia de Jin Zixuan.
El único que pudo acercarse a él fue, entonces, Jin Ling. Ciego por el dolor, por la añoranza, el niño había ignorado todas las obvias señales de alarma con tal de tener la oportunidad de conocer a aquel que alguna vez fue su padre. No importaba que estuviera muerto, no importara que careciera de cualquier raciocinio propio de un ser viviente, ni que la única razón por la cual había aparecido fuera el satisfacer un instinto primitivo por vengarse. Lo único que Jin Ling quería era ver a su padre, ver a ese hombre imponente que todos habían alabado durante su infancia, aquel cuya vida conocía a través de las incontables y nostálgicas historias que su madre le contaba una, y otra, y otra vez mientras acariciaba su cabello. ¿Era eso demasiado pedir? ¿Poder tener un padre? ¿Poder tener una familia normal, completa, unida? Él amaba a su jiujiu, lo amaba con todo su corazón tanto como también amaba a su ayi, a su shushu, a su abuela... pero nadie, por muy presente que se encontrase en su vida, podía rellenar el hueco provocado por la ausencia de su madre y padre juntos. No una madre rota y solitaria cuyos ojos cansados reflejaban una noche entera de llanto, ni una tumba anónima en Lanling donde solo podía rendirle tributo al recuerdo del padre que nunca disfrutó. Si tenía que morir, entonces lo haría. Al demonio con todo lo demás, lo único que le importaba era su padre.
No obstante, aquel fatídico segundo no terminó con Jin Zixuan atravesando el cuerpo de Jin Ling sin piedad, ni empujándolo bruscamente para continuar el camino de su instinto vengativo. Al contrario, y contra todo pronóstico, el cadáver feroz de Jin Zixuan detuvo su ataque y quedó allí, pasmado en su lugar, sin mover ni el más pequeño de sus músculos frente a la silueta de su único hijo de sangre.
—No puede ser...—susurró Wei Wuxian mientras sacaba de dentro de su manga la improvisada flauta de bambú que llevaba meses utilizando en reemplazo de chenqing.
Aunque por el momento, Wuxian no llevó el dizi hacia sus labios sino que simplemente se limitó a atestiguar lo que ocurría frente a sus incrédulos ojos.
—¿Padre? Soy yo, ¡J-Jin Ling!—como si fuera aún un niño pequeño, Jin Ling pronunció esas palabras con la esperanza teñida en su timbre de voz. Su padre podía reconocerlo, ¿cierto? Aunque estuviese muerto, tenía que saber quién era él. Por favor, permítanle saber quién era él—. Padre, mi mamá te extraña demasiado, ¿por qué...? ¿Por qué tuviste que dejarnos?
Como si de otra puñalada se tratara, el pecho de Jiang Cheng dolió ante las palabras de Jin Ling, pues él sabía a la perfección cuánto había sufrido su condición de seudo-huérfano. Los comentarios burlones, los golpes, los insultos, las faltas de respeto... qué cruel era la gente con aquellos que más sufrieron a lo largo de sus vidas, ¿cierto? Aquellos que no tenían la culpa de sus condiciones de vida.
Aún así Jiang Cheng extendió a Zidian, importandole poco si esa maniobra terminaba por agotar la poca energía vital que le quedaba. En ese momento era más importante proteger a Jin Ling en caso de que ese montón de carne en descomposición lo desconociera como parte de su familia.
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Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.
FanfictionA la hora de elegir un personaje en el cual transmigrar, los Sistemas suelen priorizar dos aspectos: irrelevancia y maldad. Para hallar una víctima de transmigración, en cambio, el requisito excluyente es padecer una muerte ridícula. Wang Lingjiao n...