La calma antes de la tormenta (segunda parte).

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Resultaba irónico, incluso cruel, cómo la vida de Wei Ying se caía a pedazos mientras que la de Jiang Yanli no hacía sino mejorar. Jin Ling nació con buena salud y excelentes presagios para su futuro, y junto a él los ánimos del mundo de la cultivación parecían estar mejorando lentamente. Porque un matrimonio seguido de un nacimiento siempre significa buenas noticias, independiente del contexto en el cual ocurriesen.

Y mientras todos festejaban, Wei Wuxian se pudría en una montaña rodeada de cadáveres.

El nacimiento de Jin Ling no solo implicaba para Lingjiao una nueva pila de trabajo y una nueva rutina de ir y venir de un lado a otro, sino también el nerviosismo propio de saber que el tiempo se agotaba. Pronto descubriría si el Sistema la había engañado o no al permitirle salvar a Wen Ning, pronto sabría si la vida de Jin Zixuan estaba fuera de peligro, o si inevitablemente el hombre moriría en manos de..., ¿de quién? No podría ser Wen Ning otra vez, ¿cierto? No importaba. El hecho era que el tiempo se le escurría cual arena por entre los dedos, y más pronto que tarde debería enfrentarse a las tragedias más tormentosas de toda la novela. No quería, en serio no quería.

Pero mientras esperaba que una señal le cayera del cielo, por el momento no le quedaba más que conformarse con su rol de testigo, incapacitada para intervenir en nada, para comentar sobre nada. ¿Qué diría, de todas formas? ¿No dejen que Jin Zixuan invite a Wei Wuxian al cumplemes de Jin Ling? Por favor, nadie le creería. Por mucho que le pesara, ésta vez Lingjiao no podía sino cruzarse de brazos y esperar. Al menos en el trayecto podía pasar tardes enteras ayudando a Yanli con el bebé, o desvelándose junto a Jiang Cheng cada vez que éste requería una mano con la ridícula cantidad de preparativos. El evento estaba respirándoles en la nuca, después de todo. No faltaba nada para que la fiesta fuese anunciada.

Y hablando de la celebración de Jin Ling... A Lingjiao le carcomía la conciencia el saber que una vez más Wei Ying fue despojado de su asistencia al casamiento de su hermana y por eso mismo deseaba que nada le impidiese festejar a su sobrino. Tal vez, si hubiere aceptado la invitación de Wei Wuxian para huir con él hacia Yiling ahora tendría muchísimos más ases bajo la manga, pero, ¿qué remedio tenía? Lo hecho, hecho estaba. No se arrepentía de haber permanecido junto a Jiang Cheng.

Porque incluso estando disconforme con su incapacidad para ayudar a Wei Ying, el actuar junto a Jiang Cheng no era en lo absoluto una tarea inservible. Él sería quien lideraría el asedio y mataría a Wei Wuxian, después de todo. Y si no podía mejorar la vida de Wei Ying, entonces quizá, por lo menos, podría evitar su muerte. Aunque todo sonaba mucho más lindo cuando se trataba solamente de un deseo inconcreto.

Jiang Cheng era todo un mundo aparte. Ni siquiera él mismo podía estar seguro de cómo se sentía ni qué quería hacer, porque sus responsabilidades eran tantas que poco tiempo le quedaba para reflexionar. Pero si existía algo de lo cual estaba seguro, era de que todavía no se rendiría en su convicción de recuperar a Wei Ying una vez más.

Pero el mayor de los obstáculos para cumplir su objetivo era él mismo. Nada ni nadie era capaz de hacerlo entrar en razón, de demostrarle que antagonizando a Wei Ying nunca llegaría a ningún lado. Claro que en su cerebro enjuiciarlo y devolver a los Wen a su dichoso campo de concentración era la salida más plausible y por ende la única a tener en cuenta. Claro que Wei Ying estaba equivocado al haber preferido a un montón de ancianos antes que a su hermano que durante tantos años lo había protegido. Claro que él tenía razón. Claro que la única solución era manejarse a través de las vías legales. En un mundo de apariencias no había lugar para la piedad. Y cómo es que Wei Ying no entendía algo tan simple, eso se le escapaba de su capacidad de comprensión. Por eso es que lo intentaría una vez más. Y haría todo lo posible para triunfar.

Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora