Ciudad Yi (derogativo) (primera parte).

292 35 106
                                    

Capítulo 113:

Nie Huaisang entró en escena al día siguiente, sobándose ambos pies con dramatismo al mismo tiempo en el cual clamaba cuán egoísta era su Jiajia por haberlo dejado tirado el día anterior. En realidad ellos dos tenían que mantener cierta distancia por cuestiones intrínsecas a la trama, por lo que todo este teatro no era sino una pantalla para mantener las apariencias. Ambos habían recorrido un trecho bastante largo desde Baifeng la mañana anterior, y siendo que ésta ciudad aún se encontraba peligrosamente cerca del territorio de Jin Guangyao, los dos debían actuar especialmente cautelosos hasta abandonar Lanling por completo.

Tal y como ocurrió durante la novela, Lan Wangji se topó con Nie Huaisang mientras éste vigilaba de cerca el camino de Wei Ying y el resto por el bosque de Baifeng, desencadenando en una escena de interrogación bastante similar a la original. Claro que esta vez no se encontraba pululando dentro del territorio de Qinghe Nie, por lo que le fue un poco más complejo el librarse de la mirada juzgadora de Wei Wuxian y Lan Wangji.

Ahora bien, Nie Huaisang no tenía —en teoría— razones por las cuales conspirar en contra de Jin Ling, ni de Lingjiao, ni de ninguna otra persona que fuese considerada cercana a ellos. No tenía tampoco motivos por los cuales jugar con un cadáver feroz, ni los medios intelectuales —eso creían ellos— para entramar un plan así de intrincado como lo era controlar a su cercenado amigo. Además, Wei Wuxian recordaba casi a la perfección qué clase de relación compartían Huaisang y Lingjiao, por lo que no tenía razones viables por las cuales desconfiar de su un tanto débil excusa referida a estar buscando a su mejor amiga. ¿Había sido sospechosa la manera en la cual huyó de Lan Wangji tan pronto como su presencia fue advertida por el mismo? Sí, por supuesto que sí. ¿Tenía sentido que le hubiere atemorizado el haber caído por accidente en las garras de un cultivador así de poderoso como lo era el segundo jade Lan? También lo tenía. Wei Wuxian llevaba trece largos años sin la más mínima idea de qué demonios había sido de la vida de Nie Huaisang y la secta de su hermano, pero al notar que por allí no hubo existido en realidad ni siquiera un ínfimo vestigio de desarrollo en cuanto a carácter y aptitudes físicas, al final del día no vio razones por las cuales no permitirle ir. Huaisang parecía bastante ansioso por retomar sus pequeñas vacaciones junto a su mejor amiga, así que ¿por qué mantener cautivo a alguien que parecía genuinamente no saber nada?

Claro que el hombre también había clamado una frase un tanto extraña acerca de Lingjiao "debiéndole una después de haber traicionado su corazón en pos de entregárselo a Jiang Cheng", pero, ¿siendo honestos? Aquella frase fue la que menos sentido tuvo en todo el interrogatorio. El Jiang Cheng que él conocía estaba destinado al fracaso amoroso desde el mismísimo momento de su concepción, y de todas formas Lingjiao no se veía como el tipo de persona que pudiese compartir con él algo más que esa extraña relación laboral que los atravesaba, ¿no? ¡Imposible! ¡Imposible que su shidi hubiese encontrado esposa mientras él estaba muerto! ¡Si de entre los dos, el casanovas siempre fue él! ¡Se negaba a aceptar que alguien como Jiang Cheng hubiese tenido más suerte que él!

Pero, volviendo a la posada en los bordes limítrofes de Lanling, la modesta interacción entre Huaisang y Lingjiao fue trasladada a una de las habitaciones más alejadas, donde ambos pudiesen conversar sin miedo a ser escuchados. Nadie los molestaría si los dos deseaban tomar el té juntos, ¿no? Todo discípulo de Yunmeng Jiang conocía a la perfección cuán amistoso era el vínculo entre Ming Ziteng y Nie Huaisang de Qinghe, ¿o no vivieron bajo el mismo tiempo durante cuatro largos años?

La cuestión era simple: debían continuar movilizándose. A esta altura de la trama, Wei Wuxian y Lan Wangji acababan de adueñarse no sólo del brazo derecho de Jin Zixuan, sino también de ambas piernas. La siguiente parada en su lista era nada más y nada menos que Ciudad Yi, lugar donde el Nie Huaisang vengativo de su primera vida había guiado al grupo de juniors en pos de dejarlos morir. Claro que, esta vez, ni Nie Huaisang era lo suficientemente sanguinario y desalmado como para enviar a un grupo de adolescentes a una muerte segura —incluso a sabiendas que no les ocurriría nada—, ni Lingjiao permitiría que algo malo le ocurriese a Jin Ling ni a sus amigos. Gracias a esta encrucijada ética, los dos deberían partir caminos por segunda vez consecutiva de forma tal que, motivada por una excusa un tanto genérica, Lingjiao metiera su nariz en la cacería mientras Huaisang la ayudaba tras bambalinas. No debía ser muy difícil, ¿no? Uno de sus informantes arrojaría los dichosos gatos muertos, mientras que él volvería a colgar sobre su cabeza esa dichosa capa negra que compartía con Lingjiao y seguiría sus pasos muy de cerca, por lo menos hasta cerciorarse que todo ocurriese como era debido.

Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora