—Yo creo que mi jiejie tendría que hablar de una vez por todas con Jiang Cheng.
Lingjiao tenía una espada en su mano, así que por las dudas Huaisang cuidaría sus palabras. A esta altura, ya ni siquiera estaba seguro de qué era o no capaz de hacer la mujer a la que llamaba su alma gemela. Si bien después del cumpleaños de Jiang Cheng, ella sí estuvo mucho más presente y genuinamente arrepentida por la situación tan incómoda por la cual lo hizo pasar, aún así continuaba negada hasta la médula a aceptar la verdad. Y mientras los dos pretendían practicar esgrima, el hombre aprovechaba la oportunidad para exprimir todo ese delicioso chisme de la boca de Lingjiao.
—¿Huh? ¿Y por qué lo dices, Sangsang?—estaban hablando del cumpleaños de Jin Ling, ¿no? ¿Por qué la conversación viró hacia el tío del bebé?—. No estarás pensando en lo que ocurrió durante su fiesta de cumpleaños, ¿no? Ya te dije, me disculpé con él a la mañana siguiente. ¡No hemos tocado más el tema! El cumpleaños de a-Ling es dentro de un par de días.
Nie Huaisang y Lingjiao chocaron espadas, pero tan pronto como la vibración del metal se trasladó desde las hojas hasta sus brazos, ambos las soltaron y se largaron a reír. Definitivamente no servían para eso. Pero bueno, nadie quería que algún bocón le enviara una carta a Nie Mingjue diciendo que su hermano estaba holgazaneando en Yunmeng, ¿cierto?
—¡Llevas más de un mes evadiendo mi pregunta! Pero no importa cuánto lo escondas, tu Sangsang es inteligente y ya se ha dado cuenta de qué está ocurriendo—continuó—. Tarde o temprano tendré que regresar a Qinghe, y para ese entonces deseo que ya me hayas hecho caso.
Lingjiao volvió a empuñar su espada, pero las palabras de su amigo le conflictuaban tanto que terminó por clavarla en un tronco aledaño. Acto seguido, se sentó en el suelo. Para cuando él regresara a Qinghe..., es decir, ¿a comienzos del siguiente mes? ¿Cuando supuestamente volvería a casa siendo todo un experto en la esgrima básica? ¿O cuando Chifeng-zun nadara en persona hasta Yunmeng para acogotarla con sus propias manos?
Hablando de Nie Mingjue, ¿cuánto tardaría Jin Guangyao en ponerse manos a la obra...?
—Es que no estoy segura de a qué te refieres.—se encogió de hombros. No era momento para pensar en Jin Guangyao.
—¡A que estás—por si las dudas, Huaisang bajó un poco la voz— enamorada de Jiang Cheng!
Lingjiao se largó a reír como maniática, pero tan pronto como su cerebro empezó a conectar los puntos, la sonrisa se le transformó en una mueca de terror. Lo primero que se le vino a la mente fue esa fatídica noche en la que se besaron, en lo que había pensado en aquel entonces, sus sentimientos que no tenían forma pero sí una intención de ser. En ese momento ella juró no estar enamorada de él, no albergar ninguna clase de deseo hacia su horripilante persona. Pero quizá las semanas siguientes, los meses siguientes, fueron transformando esa negación en una duda, y esa duda en una..., casi certeza. Cuando Jiang Cheng le pidió salvar a Wei Ying, Lingjiao había comprendido que tal vez sí le gustaba. De hecho, los días que le siguieron fueron bastante pesados en sentimentalismo, creyéndose invencible en su labor de salvar a Wei Wuxian solamente por tener a Jiang Cheng a su lado.
Pero la realidad terminó por pegarle una bofetada en la cara, y cuando el cuerpo de Wei Ying se esfumó en la inmensidad del abismo, toda esa seguridad se le drenó del alma. Aquello que hubo pensado, aquello que hubo sentido, pronto se volvió irrelevante. Incluso cuando Jiang Cheng enfermó y ella lo cuidó, cuando sintió la desesperación de temer perderlo también a él, cuando permaneció despierta a su lado observando cómo respiraba, esperando verlo recuperarse una vez más... Nada pareció tener sentido. Los límites de su amor se desdibujaron, se perdieron. No sabía si su miedo nacía de la amistad, de la fraternidad, del amor romántico. No distinguía el inicio ni el final.
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Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.
FanfictionA la hora de elegir un personaje en el cual transmigrar, los Sistemas suelen priorizar dos aspectos: irrelevancia y maldad. Para hallar una víctima de transmigración, en cambio, el requisito excluyente es padecer una muerte ridícula. Wang Lingjiao n...