Conocer al protagonista sale bien (aparentemente).

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La convivencia con Wen Chao era desastrosa. No era necesario aclarar que, de todos los personajes disponibles en Mo Dao, ese era uno de los últimos con los que le hubiera gustado cruzarse si el destino le hubiese dado la oportunidad de elegir dónde y cuándo transmigrar. Wen Chao era un hombre robusto pero no tanto, alto pero no lo suficiente, atractivo pero en el sentido grasoso de la palabra. En cuanto a personalidad, no se trataba sino de un niño con ropas de adulto; mimado, malcriado, berrinchudo, irascible, impredecible. Si no se encontraba lloriqueando en los pies de su padre, podías también hallarlo maltratando a algún pobre subordinado, exigiendo que le comprasen cuanta idiotez se le ocurría, presumiendo sus —inexistentes— habilidades con la espada y el arco, planeando ataques que rozaban lo ridículo, o también realizando tareas más cotidianas como tocar sus partes íntimas por encima de sus ropas, o intentar satisfacer sus más ulteriores instintos masculinos a toda hora y en todo momento... y ni hablar del olor que emanaba. ¡Ese hombre solo se bañaba si se lo ordenaban por escrito! 

Wang Lingjiao (original) fue una mujer de pocas pulgas. Decir que era igual o peor que Wen Chao no sería exagerado, puesto que ambos parecían compartir ese temperamento infantil e irracional que tan difícil de soportar era. Adonde fuera que iban copaban el ambiente de gritos y exigencias, berrinches y problemas. También era orgullosa portadora de un líbido igual o superior al de su novio, y no perdía el tiempo en querer demostrarle cuánto lo deseaba y admiraba. Se trataba de una joven desagradable, cuyo único encanto eran sus dotes físicos, los cuales ya eran increíbles teniendo en cuenta que, para ese entonces, todavía parecía tratarse de una adolescente.

Por otro lado, Wang Lingjiao (post transmigración) era prácticamente su opuesto. No podía decirse que fuese mucho más inteligente, pero sí que carecía del carisma explosivo, el sex appeal y la caradurez que algún día supo tener la verdadera Lingjiao. Sin duda no congeniaba en lo más mínimo con su novio, y tampoco sería capaz de hacerlo jamás de los jamases. Más allá de odiarlo por todo el daño que causó en la novela original, lo cierto era que también le resultaba física y psicológicamente imposible intentar llevarse bien con el heredero de los Wen. Si no fuera porque deseaba sobrevivir por sobre todas las cosas, ya lo habría golpeado hasta el cansancio. Y eso que unos simples golpes no era lo único que se merecía.

Tras haber convivido lo que pareció ser una semana en los aposentos de Wen Chao, la secta comenzó a demostrar actividad. Wen Ruohan comenzó a visitar más seguido la residencia de Chao, aunque a ella no se le permitía presenciar sus reuniones. Es por esto que tuvo que acudir a otros métodos para enterarse de lo que las grandes potencias de la secta estaban planeando: por las noches, luego de que Wen Chao se durmiese —generalmente recurría a embriagarlo lo suficiente para que quedase noqueado, o de otra forma querría mantener relaciones con ella—, se escabullía por los pasillos y escuchaba las conversaciones que Wen Zhuliu mantenía con otros miembros del clan. 

Por lo que pudo averiguar, Qishan Wen se estaba preparando para un evento de suma importancia para el mundo de la cultivación. ¿Qué podía ser sino el dichoso campamento de "entrenamiento" que los Wen organizaron para  ostentar su poder? ¡Su primer gran oportunidad se presentaba frente a sus ojos! 

—Todos esos malditos idiotas por fin van a aprender quiénes mandan, ¿no es así, Zhuliu?— comentó Wen Chao con orgullo. En su falda, Wang Lingjiao escuchaba atenta— Padre se encargará personalmente de desollar a cada maldito cultivador que se digne a faltarle el respeto a Qishan Wen. Si piensan revelarse en nuestra contra, entonces...

Hizo un ademán con su única mano libre, emulando empuñar una espada. Luego, se la llevó al cuello e hizo un gesto de corte. Lingjiao se estremeció en su lugar. 

—¿De qué hablas, a-Chao? ¿Quién se atrevería a— dios, cómo le costaba hacer esto—...faltarle el respeto a un hombre tan honrado como tú? 

Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora