Algunas verdades desperdigadas.

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Nie Huaisang partió de Yunmeng tan solo dos días después, muy a pesar de la insistencia de Lingjiao en reconsiderar su decisión de acortar la estadía en el Embarcadero de Loto. Pero es que la situación no daba para más, hasta que su amiga no aprendiese a domar al estúpido e ingrato de Jiang Cheng y sus actitudes infantiles, él se negaría a compartir la misma habitación que semejante primate. Él amaba mucho a su queridísima Jiajia, y lo último que quería era que su relación se viera obstruida por el egoísmo de un hombre. Por esa razón los dos acordaron que la próxima vez sería Lingjiao la que visitaría el Reino Impuro —¡qué emoción! ¡La única secta externa a Yunmeng Jiang que Lingjiao conocía era Lanling Jin!— y permanecería allí un buen rato. ¿No estaban dejando su entrenamiento inconcluso, después de todo? El habilidoso maestro de Nie Huaisang necesitaría visitarlo en persona para impartir otra seguidilla de clases particulares. ¡La promesa estaba hecha! En el mientras tanto, se comunicarían a través de cartas.

No obstante, y a modo de venganza por la cantidad de situaciones incómodas en las que se vio inmerso, Nie Huaisang había decidido que no abandonaría Yunmeng sin antes darle una cucharada de su propia medina a Jiang Cheng, y eso se tradujo en cierta situación ocurrida la mañana siguiente al incidente de la confesión:

Huaisang se levantó de la cama de un salto, y con sumo recaudo caminó por los pasillos del Embarcadero de Loto. Se dirigía al pabellón principal dispuesto a reencontrarse con su amiga, curioso por conocer qué es lo que tenía para decirle acerca de lo de anoche, expectante por comentarle su decisión de volverse al Reino Impuro tan pronto como su hermano aceptase. Era un cambio de tópicos bastante severo, sí, pero a Nie Huaisang le hervía la envidia al saber que a partir de ese día Lingjiao estaría demasiado ocupada siendo una novia y para nada abocada a su trabajo de amiga. ¡Las cosas había que llamarlas por el nombre! ¿Qué quedaba en ese cruel mundo para un soltero que tenía que morderse las uñas mientras sus amigos encontraban a los amores de sus vidas?

Lingjiao estaba sorbiendo té con una mano y leyendo con la otra. Otra mañana de trabajo ajetreada, como de costumbre, no por nada el banquete de cumpleaños de Jin Ling sería la próxima semana. Cuando Huaisang clavó los ojos en los de su amiga, apresuró el paso de sus pies para poder así ser el primero en saludarla antes de que, eventualmente, cierto factor externo los separara por el resto de la tarde. Pero una vez más, Jiang Cheng se le adelantó.

—Los resultados de la reunión—explicó, colocando una pila de pergaminos sobre el regazo de Lingjiao.

Lingjiao no se detuvo a mirarlo, sino que sólo continuó sorbiendo su té mientras escudriñaba los carácteres escritos en los pergaminos recientemente adquiridos.

—¡Jiang Cheng! ¡Jiajia!—Huaisang se abrió paso entre un par de discípulos molestos, y por fin alcanzó a saludar a Lingjiao—. Tengo una misiva para mi hermano en Qinghe, ¿pueden enviarla por mí?

Jiang Cheng clavó los ojos en Huaisang, y sin ocultar su desprecio arrebató el sobre de entre sus manos. Por los dioses, qué hombre más insoportable. Todavía le debía una disculpa por haber abducido a Lingjiao la noche anterior, ¿no? ¿O no existía la palabra "perdón" en el diccionario del líder Jiang Wanyin de Yunmeng? (Respuesta: no, no existía).

—¿Una carta? ¿Por qué quiere mi Sangsang hablar con Chifeng-zun?—Lingjiao esbozó un puchero, e involuntariamente acercó su cabeza hacia Jiang Cheng, tratando de arrebatar la carta de sus manos. ¡¡¡Tan solo mírenlos actuando así de cotidiano!!! ¡¡¡Qué cercanos eran!!! (Aclaración: Huaisang solo estaba paranoico)—. ¿Hay algo que te esté molestando, a-Sang?

Huaisang retomó el arte de abanicarse. Era hora de soltar algunos comentarios ocurrentes sobre cierta amiga que estuvo haciendo ciertas cosas ciertamente cuestionables con cierto hombre que estaba a cierta cantidad de pasos de distancia.

Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora