¿Adivinen quién volvió?

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Tres años podían ser mucho o muy poco tiempo, dependiendo de cómo se los viera.

En cuanto a los preparativos para reencarnar a Wei Wuxian, podría decirse que fue mucho menos de lo esperado. Aquella transición resultó, a ojos de Lingjiao, insuficiente para asegurarse la tranquilidad que le hubiese deseado sentir en cuanto a su plan maestro, pero aún así tuvo que tragarse su disconformidad y actuar tal y como el Sistema lo hubo estipulado.

Perseguir a Jin Guangyao en secreto, controlar sus movimientos, aceptar que tendrían que jugar al rompecabezas con Jin Zixuan, sentar las bases del primer arco de la novela. Cultivar el nuevo cuerpo de Wei Wuxian, cuidar a Mo Xuanyu, mantener tranquila a Sisi, fingir ignorancia en Lanling. Eran... demasiadas tareas pendientes, ¿no? Dificultosas también, siendo que Lingjiao y Nie Huaisang debían hacer malabares para llevarlas a cabo. ¿Quién diría que haberse separado resultaría así de molesto? La distancia sí que era un obstáculo horripilante a la hora de conspirar contra Jin Guangyao, mucho más cuando tenías que mantener al margen no sólo al antagonista, sino también a Jiang Cheng y sus derivados (Jin Ling). Ojalá no tener que reprimirse, sí, ojalá poder contarle la totalidad de sus planes y ganarlo a él como aliado extra, pero no podía. Primero, porque ésto implicaría otra ruptura demasiado intensa en su confianza. ¿Por qué no habérselo comentado antes? Antes de la muerte de Wei Ying inclusive, antes de que toda esa cadena de desgracias se diera por iniciada. ¿Con qué cara decirle que ella sabía que su hermana iba a morir? ¿Que Zixuan también? ¿Que Jin Guangyao había planeado todo? ¡Claro! El Jiang Cheng de esa época no le habría creído con la misma facilidad que el actual, de eso estaba segura. ¿Tal vez sí debió haberlo intentado aún así? Increíble cuánto tiempo tardó en realmente confiar en él.

...Pero no, Jiang Cheng era un hombre sumamente emocional, el haberle confesado algo tan pesado hubiese desencadenado en él adueñándose del conflicto y haciendo justicia por mano propia. Acto semejante, pues, no era compatible con lo que el Sistema pretendía de ella, y sólo alguien lo suficientemente perspicaz como lo era Nie Huaisang podía propiciar de compañero de aventuras. Era lamentable, por supuesto que lo era, pero Jiang Cheng tendría que ser otro de los tantos peones entramados en el devenir de la trama, puesto que ésta era la única manera en la cual él podría catalizar todas las emociones que la traición de Jin Guangyao contenía. Sonaba mal, sí, pero Lingjiao intentaba autoconvencerse de que ocultarle su plan era una forma de protegerlo.

Demasiado hablar de Wanyin, ¿no? No podía evitarlo en realidad, siendo que el hombre atravesaba todos y cada uno de los aspectos de su vida, le guste o no. No obstante, e ignorando el conflicto moral marcado con el nombre de Jiang Cheng, la cuestión era que tal vez debieron comenzar su plan con un poco más de tiempo. Espiar era difícil cuando sólo contabas con recursos un tanto reducidos —todos por parte de Nie Huaisang, de paso—, robar era difícil cuando tenías que pretender ser amiga cercana de la víctima, y sobre todo, desperdiciar horas y horas cultivando un dichoso cuerpo de planta era difícil cuando eras Wang Lingjiao. ¡Pero al diablo! Todo estaba a punto de terminar, por suerte. Solamente faltaba el último empujoncito.

Ahora bien, tal y como hubo dicho al comienzo, esos tres años parecieron poco en cuanto al regreso de Wei Wuxian, pero no así con otros tantos asuntos. Uno de ellos era su matrimonio con Jiang Cheng.

A resumidas cuentas: todavía no se habían casado. Lingjiao no iba a mentir, esta vez fue ella la culpable de seguir estrechando este conflicto tan incómodo e intrincado, pues la iniciativa de contraer matrimonio sí vino de la mano de Jiang Cheng. ¿Quién lo diría? Que sería ella quien decidiría dar marcha atrás y esperar. ¿Fue egoísta al hacerlo? Sí, por supuesto que sí. Wanyin no tenía la culpa de que la personalidad de Lingjiao resultara un poco bastante evitativa en cuanto al compromiso, naturaleza que sólo pudo verse estimulada por otras tantas inseguridades que la llevaron a flaquear en su decisión de desposarlo. La primera: que Jiang Yanli seguía en reclusión. La noticia de su compromiso sin duda que habría alegrado el todavía marchito corazón de la mujer, pero Lingjiao sabía a la perfección —e intuía que Jiang Cheng también lo hacía— que ese evento no sería suficiente para que decidiera romper de una vez por todas su encierro. Sin ánimos de ser pesimista, ella sentía que la única manera en la cual Yanli podría vencer sus miedos sería conociendo la verdadera historia detrás de la muerte de Jin Zixuan y/o reencontrándose con Wei Ying; para cerrar ciclos, se podría decir. Si bien el reencuentro con su hermano marcial estaba a tan sólo un par de años de ser alcanzado, la primera condición sonaba un poco más complicada y angustiosa. Jiang Cheng la protegía casi como si de una flor delicada se tratara, y ante esta sobreprotección suya Lingjiao estaba segura que costaría demasiado convencerlo de contarle la verdad una vez que él también la supiera.

Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora