Se subastan idiotas al mejor postor.

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Jiang Cheng era el narrador menos confiable del universo. En serio, no crean en nada de lo que ha narrado durante el capítulo anterior. Sí, Lingjiao sí había frecuentado a Mianmian una vez que el cortejo de Zixuan hacia Yanli se había dado por iniciado. Sí, sí se escabullían hacia el interior de los bosques aledaños a Yunmeng para hablar, pero no porque estuviesen teniendo alguna suerte de romance sáfico salido de la más maravillosa de las exigencias de guion. Lo hacían porque, de ser vistas en público, la vida de Mianmian corría peligro. ¡Por el amor a todos los dioses! La mujer había pasado años de su vida coqueteándole a Jin Guangshan para que su endemoniado Sistema le concibiera la libertad que tanto anhelaba, ¿qué clase de consecuencia recaería sobre ella si alguien corría el rumor de que estaba saliendo con Ming Jia? ¿El consejero más querido del líder Jiang Wanyin? Jin Guangshan la mandaría a matar. Y no solo a ella, Lingjiao correría el mismo destino incluso si eso significaba manchar la impecable relación de amistad entre Lanling Jin y Yunmeng Jiang. En pocas palabras: esconderse del ojo público era la única solución que encontraron, después de todo, no era su culpa vivir en una sociedad tan asquerosamente chismosa.

Resulta redundante confirmar que a Lingjiao no le gustaba Mianmian. A Lingjiao nunca le gustaría Mianmian. Jiang Yanli había notado la afinidad que existía entre ambas, y gracias a la bondad de su corazón, ¡por supuesto que iba a arreglarles encuentros escondidos cada vez que pudiese! Y en esos encuentros, Lingjiao y su amiga, ambas en su calidad de ex-residentes del mundo moderno, mascullaban en una mezcla de idiomas todos los planes que tenían para el futuro, cómo llevarlos a cabo, su probabilidad de éxito o falla, y un sinfín de etcéteras relacionados a su realidad tan diferente a la de cualquier otra persona a su alrededor. Ahora bien, en un primer lugar Jiang Cheng nunca debió haber escudriñado correspondencia ajena, y segundo, si esa correspondencia también contenía frases en idiomas mezclados y lenguaje moderno de ese que tanto extrañaban usar, ¡entonces ese era su propio asunto! ¿Quién lo mandaba a fisgonear lo que no le correspondía?

Y otra cosa: la aparición de Mianmian no cambió en nada la frecuencia ni la calidad en las interacciones de Lingjiao y Jiang Cheng. Al contrario, cuanto más enojado lo veía, más se preocupaba por él. Fueron incontables las veces en las que se acercó a él con la intención de ayudarlo con lo que fuere que lo estaba molestando, ¡y cada vez que lo hacía, Jiang Cheng la rechazaba con más y más fiereza! Ese detalle la estaba volviendo loca. ¿¿Qué demonios le había hecho como para que hubiese cambiado de actitud tan repentinamente?? ¿¿¿Por qué estaba actuando de esa forma??? ¿¿¿¿Quién le había dado el derecho????

Jiang Cheng se creaba solito sus propios malentendidos.

Es que, lo pensara por donde lo pensara, para Lingjiao nada de lo que estaba ocurriendo tenía ni el más mínimo ápice de sentido. Ella quería mucho a Jiang Cheng, y después de tantos años juntos ya estaba más que acostumbrada a la cercana-no-tan-cercana relación que los unía. Incluso si Jiang Cheng solía mantener siempre cierto grado de distancia entre ambos —lo que era de esperarse, siendo que él era un hombre tan paranoico y desconfiado—, con el simple hecho de ayudarlo le bastaba. Para amistades cercanas y plenas ya tenía a Nie Huaisang, y para amistades caóticas podía contar con Wei Ying.

Podría decirse que, para ella, Jiang Cheng representaba una energía mucho más calma y rígida, algo que le recordaba un poco más a su antigua personalidad. Pues, por mucho que Lingjiao se esforzara por mostrarse extrovertida y alegre alrededor del resto de sus amigos, lo cierto es que muy en el fondo todavía conservaba esa timidez e introversión que la hubieron acompañado durante toda su adolescencia. Que su instinto de supervivencia hubiese sido mayor y por ende hubiere terminado por desarrollar un mejor sentido de la comunicación no significaba que su actitud no fuera considerada como una traición a su naturaleza. De hecho, si le quitaban a Wei Ying, Nie Huaisang, Jiang Yanli y Jiang Cheng, Lingjiao se quedaría sin amigos. Ni uno solo de sus shidis en su época de aprendiz, y ni uno solo de sus compañeros durante su época de cultivadora había logrado traspasar la apática coraza que la cubría.

Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora