En la Torre de Carpa todo era caos. En el correr de las últimas semanas, decenas de sirvientes resguardaban día y noche de los aposentos de Jiang Yanli, expectantes de las resoluciones de cada médico que entraba y salía de su habitación, hambrientos por las buenas noticias que toda la secta tanto anhelaba. Y esa mañana todo empeoró cuando la médica a cargo de monitorear su energía espiritual llamó con urgencia a Jin Zixuan.
Su esposa acababa de despertar.
Jiang Yanli abrió los ojos y lo primero que sintió fue el llanto de Jin Ling a su lado. Como todas las mañanas una de las varias nodrizas de Lanling había traído al bebé para compartir tiempo con su madre, esperanzados de que el contacto madre e hijo fomentara una prematura recuperación. Gracias a todos los cielos tuvieron razón.
Pero para Yanli, las tragedias todavía estaban demasiado lejanas a terminar.
—Líder Jin.—uno de los tantos discípulos de Lanling Jin se dirigió a Zixuan con solemnidad. El pobre hombre todavía no se acostumbraba a ser considerado líder—. El clan Jiang de Yunmeng ha arribado a la Torre de Carpa hace tan solo un par de horas. Con ellos, las filas están completas. El resto de nuestros aliados esperan noticias para dar por iniciado el plan. Algunos incluso han partido ya hacia Yiling.
—Excelente—respondió. Aunque en ese momento lo único en lo que podía pensar era en su a-Li—. Pídele a Guangyao que se encargue de dialogar con las sectas. Yo debo asistir a mi esposa.
—Líder Jin, Madam Yu de Yunmeng desea ver a su hija.—a Jin Zixuan le molestó que el hombre permaneciera allí parado en vez de acatar su orden al instante—. Al parecer una de las sirvientas mencionó que la doncella Jiang ha despertado, y gracias a ello ya son varias las personas que especulan al respecto.
—Nadie puede verla—escupió con agresividad.
El discípulo retrocedió un par de pasos, temeroso del tono en el cual Jin Zixuan se había referido a él. Nadie sabía bien qué es lo que estaba ocurriendo, pero desde hacía días que el hombre se encontraba mucho más volátil, mucho más agresivo de lo que nunca había sido. Algunos incluso llegaban a comparar su mal genio con el del líder Jiang Cheng de Yunmeng, y eso era decir mucho. Porque Jin Zixuan era una persona mucho más gentil de lo que aparentaba, y el verlo actuar así no hacía sino descolocar a todo aquel con el cual conversara.
Aunque mucho no podían hacer, después de todo, pues era obvio que su fragilidad emocional se debía al frágil estado físico de su esposa y a la muerte de su hijo no nato. Que los dioses los bendigan con muchos más niños en el futuro.
—Detente ahí.—Zixuan detuvo el paso de su sirviente, quien ya había comenzado a emprender su retirada antes de encolerizar todavía más a su superior—. Mencionaste a Yu Ziyuan. ¿Qué hay de Jiang Wanyin? ¿Hay noticias de él? ¿Por qué no ha venido a mí tan pronto como Yunmeng ingresó a Lanling?
—La madam de Yunmeng ha dicho que su hijo se encuentra en camino luego de desviarse en pos de enmendar ciertos asuntos administrativos. Llegará cuanto antes para planificar el ataque sorpresa en Yiling, señor.
Ah. Qué raro, ¿cierto? Alguien tan diligente como él dejando asuntos sueltos para último minuto.
—Avisa que debo hablar con él cuanto antes. Esto no es un maldito juego.—y acto seguido, desapareció dentro de la habitación de su esposa.
***
La visita a Mianmian fue tan solo el inicio de una agotadora travesía. Las horas se tornaban interminables mientras recorrían sendero tras sendero, pueblo tras pueblo, dirigiéndose de un borde a otro de la región en busca de la ruta más rápida hacia la Torre de Carpa. Lo que en un contexto común y corriente no sería más que un par de días de viaje relajante, se sentían esta vez como la espera más tortuosa, angustiante, frustrante, y estresante de todas. Porque cada maldita hora esa estúpida alarma no hacía más que sonar y sonar y sonar, recordándole a cuentagotas que el tiempo se les agotaba y demasiadas cosas faltaban aún por entramar antes de siquiera poder dirigirse a Yiling.
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Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.
FanfictionA la hora de elegir un personaje en el cual transmigrar, los Sistemas suelen priorizar dos aspectos: irrelevancia y maldad. Para hallar una víctima de transmigración, en cambio, el requisito excluyente es padecer una muerte ridícula. Wang Lingjiao n...