Crónica de una muerte anunciada.

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Lo más importante era hallar el momento óptimo para pedirle a Jiang Cheng su ayuda. Lingjiao quería creer que en realidad no se encontraría con mayores inconvenientes, pues si su relación realmente se estaba parchando como parecía, entonces no veía razón por la cual él se negaría a acompañarlos.

Las excusas para trasladarse a Lanling podrían ser varias, desde querer asegurarse en persona de los últimos detalles referidos a la cacería nocturna —ahora que ella había metido su hocico en el papeleo de Wanyin, bien sabía qué aspectos del evento podría utilizar como chivo expiatorio—, hasta querer llevar a Jin Ling a visitar a su shushu por motivos de entrenamiento. También podría simplemente alegar que quería visitar a Qin Su o algo por el estilo, prefiriendo que él la acompañara —los acompañara, pues Huaisang debía ir también— sólo por el placer de pasar un poco más de tiempo juntos antes de la llegada del verano. Si bien ninguna de sus excusas contaba con un fundamento sólido, de todas formas se sentían lo suficientemente concretas como para que este nuevo y reformado Jiang Cheng las aceptara, siempre y cuando su carácter siguiera igual de apacible como hasta el momento. Suponía que el plan más verosímil sería utilizar la cacería nocturna como excusa, siendo que de paso podría entablar un par de conversaciones con Jin Guangyao en pos de no presentarse a sí misma como sospechosa.

Ahora que su pequeño y apresurado plan estaba listo para ser puesto en marcha, lo único que restaba era acercarse a él... pero qué difícil resultaba. Mentirle, después de toda esa ridícula cantidad de tiempo peleados debido a ese mismo tópico, se sentía como una patada a la dignidad y a su propio desarrollo. Mas sólo dios sabía cuán necesario era perpetuar esta farsa, porque involucrarlo en ella no sólo sería contraproducente para el Sistema, sino también para la propia psique de Jiang Cheng.

Y es que, con la única finalidad de justificar esta resolución, había que ponerse en contexto: supongamos que, tal vez, comentarle a Jiang Cheng que debía utilizar Empatía en Jin Zixuan para enterarse de ciertos aspectos inconclusos de su muerte podría ser, en cierta medida, digerible. Ahora bien, ¿por qué Lingjiao haría algo así? ¿Tantos años pasada su muerte? Incluso si podía clamar haber encontrado pistas luego de todo ese tiempo, el confesar su plan conllevaría brindarle a Jiang Cheng todas y cada una de las explicaciones que no estaba segura de querer presentarle. Suponiendo que el hombre en cuestión apoyaba su pequeño emprendimiento malévolo, lo siguiente sería poner sobre la mesa qué ocurriría con él si, efectivamente, Jin Guangyao había asesinado a Jin Zixuan.

A Jiang Cheng nunca le cayó bien Zixuan, claro, pero de todas formas se trató del legítimo marido de Yanli y padre de Jin Ling, lo que por un tiempo logró mejorar su relación al menos un treinta por ciento. ¿Qué haría si se enteraba que el causante de todo el dolor de hermana era nada más y nada menos que Jin Guangyao? ¿Compañero de secta de Zixuan? ¿Medio hermano por parte paterna? ¿El confidente más poderoso de Lanling Jin? Lo destruiría. Jiang Cheng se quebraría tan pronto conociera la verdad, y lo más probable sería que ni siquiera Lingjiao fuera capaz de detenerlo de cobrar venganza allí mismo, cuando no podía realmente permitirse terminar con Jin Guangyao antes del tiempo estipulado.

¿De verdad era capaz de arruinarle la existencia a Jiang Cheng de esa forma? ¿Ahora que se encontraba tan emocionalmente estable por primera vez en toda su maldita vida? Porque enterarse que estuviste conviviendo con el asesino de uno de tus familiares políticos no era poca cosa, mucho menos si de paso debía hacerse con la idea de que su propia... ¿qué era ella de él? ¿Su amiga? Que su propia amiga había hecho las de detective y llegado a tan fatídica conclusión. ¿Todo por qué? ¿Porque el Sistema la tenía amenazada prácticamente de muerte? Si tuviera que pararse frente a él y explicarle qué mierda era el Sistema, ¿le creería? ¿La tacharía de loca? ¿O intentaría ayudarla? Pero de intentar ayudarla, ¿realmente sería capaz de esperar cinco años más para cobrar venganza? ¿Alguien así de emocional como lo era Jiang Cheng? Y si, de paso, agregaba el hecho de que no podían matar a Guangyao porque lo necesitaban para revivir a Wei Wuxian y juntarlo con su esposo Lan Wangji, ¿qué ocurriría? Además de la profunda crisis nerviosa en la que caería. Una cosa era tener a Nie Huaisang como cómplice, alguien quien muy a pesar de su personalidad despreocupada, de todas formas actuaba cauteloso y audaz. Pero Jiang Cheng... Jiang Cheng era todo un problema. Dolido, devastado, confundido, frustrado. Lingjiao no deseaba tener que verlo en estado tal nunca más en su vida, ¿podía ser ella quien infringiera todo ese sufrimiento en él otra vez?

Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora