Tal y como Wang Lingjiao había predicho durante el primer día en Lanling Jing, su semana de vacaciones terminó volviéndose un completo fiasco. De no ser porque Nie Huaisang se las arregló para pegarse a ella cuanto pudieron, ni siquiera podría haberse llamado de contenta de descansar entre amigos. En serio, quién hubiese imaginado que una cacería nocturna podría acarrear tantas responsabilidades.
El problema era que incluso pasear con Huaisang le resultaba tedioso porque constantemente debía cuidarse de por dónde caminaba, en dónde descansaba, hacia dónde se dirigía. Adentrarse en territorio de Lanling Jin a ella siempre le resultaría un contratiempo gracias a la existencia de Jin Zixuan Sí, en esos tres largos años Lingjiao logró evitarlo cual peste. Teniendo en cuenta lo ridículamente rencorosos —y además orgullosos— que solían ser los hombres en esa época y contexto social, lo más probable era que Jin Zixuan nunca dejase pasar el incidente del vino, e incluso que después de tantos años todavía estuviese dispuesto a clavarle una espada en el pecho a modo de venganza. ¿Iba a arriesgarse? No, en lo absoluto. Tal vez Jiang Cheng o Wei Wuxian podrían sobrevivir a una reprimenda, pero, ¿ella? Moriría al instante. ¡No, gracias! Prefería continuar escondiéndose por los siglos de los siglos si era necesario.
Ahora bien, había otra persona que le preocupaba incluso más que Jin Zixuan, y ese era nada el mismísimo Jin Guangyao, Lianfang-zun, a quien siendo honestos Lingjiao prefería no encontrarse ni una sola vez en lo que sea que durase su maldita vida. Dentro de sus expectativas como prudente cambiadora de futuros, existían ciertos personajes y ciertas situaciones que nunca se atrevería a siquiera tratar de modificar, y esos eran: Jin Guangyao y su rebuscado plan para adueñarse de Lanling Jin, y Xue Yang y lo que fuera que tuviera en mente. No solo se trataban de personas detestables, sino que además, demasiado inteligentes como para intentar engañarlas. Es más, Lingjiao estaba segura de que bastarían nada más que un par de miradas para que Jin Guangyao se diera cuenta de su identidad, si es que en algún momento tomaba interés en deschavetar su pequeña farsa. Xue Yang, por otro lado, era lisa y llanamente un psicópata. No, gracias, no quería acercárcele a ninguno.
Y como si fuera poco, a Lingjiao le molestaba no haberse topado con Mianmian ni una maldita vez en lo que iba de la celebración. Es decir, sí se había cruzado con ella en algún momento, mas con horror tuvo que presenciar cómo la muchacha se paseaba alrededor del ostentoso trono de Jin Guangshan, pululando frente a él como si de una concubina se tratase. En ninguna de las cartas que intercambiaron en el correr de la campaña para derribar al sol Mianmian le hubo comentado acerca de coquetearle al desagradable líder de secta, y mucho menos esperó tener que ser testigo de tremenda aberración tan temprano en la mañana. Cómo había hecho Mianmian para sobrevivir como la amante de Jin Guangshan, y cuáles eran sus verdaderos planes detrás de semejante atrocidad, esas eran cosas que todavía no podía darse el lujo de preguntarle, no si cada vez que la veía se encontraba rodeada de todas esas personas que Lingjiao consideraba tan peligrosas.
Sin embargo, y como temprano presagio de que tal vez el último día de banquete floral sí iba a traerle nuevas aventuras —o mejor dicho, nuevos dolores de cabeza—, Lingjiao se encontró a Mianmian recogiendo ropa justo en las afueras del campamento de Lanling Jin, el cual de paso no se hallaba tan lejos de donde ella se estaba quedando junto a Yunmeng Jiang.
Mianmian se veía contenta, quizá demasiado contenta teniendo en cuenta que, a menos que hubiese enloquecido de repente y ahora se hallara perdidamente enamorada de Jin Guangshan, debería estar sufriendo la peor de las penurias al tener que respirar su mismo oxígeno.
Por eso mismo Lingjiao se aclaró la garganta justo por detrás de ella, logrando que la pobre muchacha se sobresaltara y dejara caer el cesto repleto de túnicas doradas, esparciendo su contenido por el suelo.
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Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.
FanfictionA la hora de elegir un personaje en el cual transmigrar, los Sistemas suelen priorizar dos aspectos: irrelevancia y maldad. Para hallar una víctima de transmigración, en cambio, el requisito excluyente es padecer una muerte ridícula. Wang Lingjiao n...