Olor a sangre y traumas psicológicos irreversibles.

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Jiang Cheng respiraba con dificultad. Hacía tan solo unos pocos segundos, un error milimétrico en sus reflejos hubo terminado con la férrea palma de Wen Zhuliu presionada contra su torso, en busca de la oportunidad óptima para arrancar el núcleo dorado que albergaba en su interior. Fue por esto que, apenas su cuerpo tocó el suelo, se llevó ambas manos hacia el pecho y buscó, aterrado, el característico calor emitido por su núcleo.

Estaba allí. Había sido una falsa alarma, estaba allí.

—¡¡Señorito Jiang!!—aquel que gritaba junto a sus oídos era Ming Jia, quien había distraído a Zhuliu por el tiempo suficiente para trasladarle las riendas de la situación a Wei Wuxian— ¿Se encuentra bien? ¿Está lastimado en algún lado? ¿Cómo está su núcleo? Por favor, dígame que no...

No tenía tiempo ni ganas de responder. Con suma dificultad se apoyó en el hombro de su compañero y se impulsó una vez más hasta pararse, desenrollando a zidian con su mano libre. Tenía que regresar a la pelea, tenía que detener a Wen Zhuliu con sus propias manos, no podía dejar que Wei Ying lo salvara como si de una damisela en apuros se tratara. No, él era mucho más que eso, él era el único que podía salvarlos a...

—¡¡WEI WUXIAN!!

—¡¡WEI YING!!

Los dos gritaron al unísono. Frente a sus ojos, Wen Zhuliu tomó a Wei Ying por el cuello e insertó prácticamente la totalidad de su mano y antebrazo en el pecho del muchacho, asestando así el golpe que, en un principio, estaba destinado a Jiang Cheng. A la par de un grito desgarrador que incluso rozó lo inhumano, Wei Ying se desplomó en el suelo, inconsciente. Todo había ocurrido tan rápido, de forma tan inesperada, que ninguno de los cultivadores que se hallaban cerca de la escena supo cómo reaccionar. Nadie se atrevía a acercarse a la temible mano derrite núcleos, y mucho menos ahora que acababa de brindarles una demostración gratuita de cuán aterrador era su poder.

No.

No, no no no no no no no no no no no. Eso no podía estar ocurriendo. Bajo ningún concepto Wei Ying podía haber perdido su núcleo dorado en medio del pabellón principal del embarcadero de loto, frente a los ojos de varios de sus shidis, frente a los ojos de un risueño Wen Chao, frente a los ojos de su hermano. No era posible, no era justo. ¿Qué clase de maldición estaba moviendo los hilos de la fortuna? ¿Cuáles eran las reglas que estaba manejando el Sistema para asegurarse de arruinar todo lo que Lingjiao había cosechado? ¿Era esta su venganza por haberle contado a Fengmian acerca del posible ataque de Wen Chao? ¿Era este el precio que debía pagar por haberle confesado a Jiang Cheng cuáles eran los acontecimientos que necesitaban evitar? ¿Es que no existía forma alguna de salir ganando, no importaba cuánto se esforzara? Sí, había salvado a Jiang Cheng de perder su núcleo dorado, pero, ¿a qué costo? ¿No acababa de sellar el destino de nada más ni nada menos que Wei Wuxian solo por un capricho? ¿Es que no podía evitar que el maldito protagonista sufriera tanto? ¿Tan imposible era cambiar el curso de la historia?

—Hah...—Wen Chao había, hasta el momento, permanecido al margen de la situación, sólo apareciendo para asestar algún que otro comentario sarcástico cerca de los oídos de Jiang Fengmian—. HAHAHAHAHAHA, ¿¿¿ven lo que ocurre cuando se meten con el poderoso clan Wen de Qishan??? ¿¿Ven lo que ocurre cuando se comportan como unos malditos insubordinados y no aceptan las exigencias de aquellos realmente poderosos?? ¡Ese estúpido de Wei Wuxian se merecía eso y mucho más! ¡Bien hecho, Wen Zhuliu!

Jiang Fengmian reaccionó impidiendo el paso de Jiang Cheng, quien ya había hallado el impulso suficiente para golpear a Wen Chao en medio de su patético rostro. Si bajaban la guardia, él también sería arruinado. La única solución era, entonces, arrancar el problema de raíz: Fengmian asesinaría a Wen Chao. De todas formas, la guerra contra Qishan Wen a estas alturas resultaba inevitable independientemente de cómo terminase ese enfrentamiento.

Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora