Lingjiao y Huaisang visitaban Lanling Jin con mucha más regularidad de lo que uno hubiese imaginado. Era lo prudente, sí, porque justo en esa época del año Jin Ling se encontraba viviendo junto a su Shushu en la Torre de Carpa, lo que sin duda alguna se presentaba como la mejor de las oportunidades para que Lingjiao pasara tiempo con él. Todo eso, claro, mientras Huaisang acompañaba —o más bien estorbaba— a su hermano mientras éste tenía reuniones frecuentes con Lan Xichen y Jin Guanyao, sus hermanos jurados.
Ahora bien, si había algo que a Lingjiao le interesaba de Lanling Jin —además de poder pasar tiempo con su sobrino, claro— era vigilar de cerca a Mo Xuanyu, pues su presencia en esa secta no sólo debería estar pronta a finalizar, sino que esta vez la mujer tenía motivos para creer que su vida corría peligro mucho más que en su línea de tiempo original.
Sisi, la prostituta que hubieron rescatado del calabozo de Jin Guangyao, les hubo contado con lujo de detalle el plan con el cual el mismísimo Lianfang-zun la había engañado a ella y a sus compañeras aquella fatídica noche donde tuvieron que asesinar a Madam Jin. Todo y cada uno de los detalles que salieron de la boca de esa pobre mujer resonaron en el interior de Lingjiao, quien concluyó que sin duda el ensañamiento con el cual Guangyao asesinó a su madrastra se condecía por completo con el que alguna vez tuvo a Jin Guangshan de recipiente. Y si Madam Jin era el pilar que hubo llevado a Jin Guangyao a la locura, eso significaba que irremediablemente Mo Xuanyu debía estar involucrado. ¿Por qué? Porque era conocimiento público que la difunta señora Jin tenía a Mo Xaunyu de lacayo, lo que no sólo implicaba una relación mucho más estrecha con Jin Guangyao, sino mucho más conflictiva.
Rumores de que el desviado Mo tenía los ojos puestos en Jin Guanyao no faltaron, y de hecho éstos se habían intensificado en el correr de los meses pasados. Cuáles eran los motivos por los cuales el poderoso Lianfang-zun todavía no hubo devuelto al desgraciado de Mo Xuanyu a la aldea Mo eran aún desconocidos para ella, pero sin duda que debían contar con el peso suficiente para impedirle a Guangyao dar el siguiente paso.
Eso fue lo que la propia Lingjiao descubrió en el transcurso de su última visita a Lanling Jin, mientras recogía del suelo unas varias flechas de práctica que Jin Ling desperdigó por el césped.
Mo Xuanyu se acercó a ella por la espalda, con los ojos nerviosos y las manos moviéndose de un lado a otro, alteradas. Si bien Lingjiao no comprendía qué es lo que orilló al próximo cuerpo de Wei Ying a acercarse a ella de esa forma, al final terminó por agradecerle a los dioses su repentino acto de confianza, incluso si éste fue caótico por naturaleza.
—¡Ming-guniang!—había llamado el hombre—. Necesito su ayuda, por favor.
Lingjiao soltó las flechas que estaba por acomodar dentro de su propia aljaba, volteandose sorprendida hacia su inesperado visitante.
—¿Se le ofrece algo, joven amo Mo?—respondió. Sus ojos buscaron instintivamente por el apoyo de Huaisang, pero en ese momento debía estar tomando el té con el resto de sus hermanos.
—Tú..., tú conoces bien a a-Yao, ¿¿¿no??? Siempre hablas con él sobre el pequeño Ling.
Vaya, eso sí que era inesperado.
—Ming-guniang conocía al Patriarca de Yiling porque era parte de Yunmeng Jiang, ¿¿o me equivoco?? Porque tú viviste con él en el Embarcadero de Loto—continuó, sin siquiera darle lugar a una contestación.
Lingjiao enmudeció, y por un momento tuvo miedo de lo que pudiera llegar a ocurrir a continuación. A decir verdad no tenía ni idea de qué clase de relación tenían Jin Guanyao y Wei Wuxian más allá de que el primero hubo resultado victorioso en el asedio, pero si el pobre Mo Xuanyu, en su estado natural de demencia, se acababa de acercar a ella en pos de unir los dos nombres en la misma idea, sin duda que algo diferente había ocurrido en esta línea de tiempo. Algo de lo que ella no estaba enterada y que, de enterarse, estaba segura de que corría riesgo de muerte.
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Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.
FanfictionA la hora de elegir un personaje en el cual transmigrar, los Sistemas suelen priorizar dos aspectos: irrelevancia y maldad. Para hallar una víctima de transmigración, en cambio, el requisito excluyente es padecer una muerte ridícula. Wang Lingjiao n...