¿Hacía falta otro asedio? (Segunda parte).

250 37 40
                                    

Capítulo 118:

—¡Oigan, todos! ¡Miren por aquí!

Wei Wuxian y Lan Wangji aparecieron a través de un modesto agujero, el cual sin dudas había sido construido por Wei Ying en algún momento de su estadía en Yiling.

Al ver al dúo de cultivadores llegar, una gran porción de la cueva emitió lo que podrían llamarse exclamaciones de miedo, mientras que Lan Sizhui y su grupo no hicieron sino celebrar este reencuentro. Si bien no sabían a ciencia cierta qué estaba haciendo Wei Wuxian allí, de todas formas ya confiaban en él lo suficiente como para saber que era lisa y llanamente imposible que hubiese sido él su captor. Al contrario, aquel hombre tan peculiar debía estar allí para salvarlos, ¿cierto? No podía tratarse de otra situación diferente. No podían estar equivocados al respecto.

—¡¡Hanguang-jun!! ¡Mo-qianbei!—o Wei-qianbei, mejor dicho. Los ojos de Lan Sizhui no podían brillar más debido al alivio generado al ver a esos dos apareciendo de la completa nada.

—¿P-Por qué celebran...?—Jin Chan volvió a chillar, aunque esta vez fue acallado por la amenazante mirada de Jin Ling sobre su rostro. ¿¿¿Entonces Jin Ling también estaba del lado de los asesinos???

—Hanguang-jun, ustedes dos han venido a salvarnos, ¿cierto?—agregó Jingyi, casi tan ilusionado como el resto de sus amigos. Este era sin duda el mejor día de la semana, del mes inclusive; no, ¡también del año! ¡Acababan de salvarse de una muerte horrorosa!

Lan Wangji asintió en silencio, mas fue Wei Wuxian quien tomó la iniciativa de responder las dudas de ese pequeño grupo de juniors que se veía feliz por verlos entrar en escena.

Pero había allí un jovencito al cual todavía le costaba confiar, al cual todavía le costaba el siquiera plantearse sanar, y ante ese mismo niño fue que Wei Wuxian se acercó en pos de demostrarle sus verdaderas intenciones. El hombre desenvainó entonces a Suibian y cortó las cuerdas que inmovilizaban su cuerpo, lo que resultó en Jin Ling observándolo a los ojos con cierto desconcierto mezclado con alivio. Entonces sí podía confiar en ese hombre, ¿no? Su ayi tenía razón, no era malo como los rumores decían. ¿Sería esa la razón por la cual su jiujiu mantenía esa flauta cautiva en el Salón Ancestral? ¿Él también lo consideraba una buena persona muy a pesar de no haber obrado congruente con ese pensamiento? ¿O tal vez era él quien malinterpretaba sus intenciones...?

Aún era difícil, sí que lo era. Pero Jin Ling al fin se percataba de cuán arrepentido se sentía por haber apuñalado a ese hombre que, a fin de cuentas, lo había guiado en el correr de sus últimas cacerías nocturnas.

—Ming Jia, ¿serías tan amable de explicar la situación?—siendo que Lingjiao era allí la única adulta responsable, Wei Ying se volteó hacia ella y comenzó su rutinal interrogatorio.

—Nos han capturado hace ya un par de días, incluso me han despojado de mis armas para impedirme contraatacar y escapar.—era verdad. Aquellos hombres comandados por Jin Guangyao le habían arrancado el carcaj con flechas y su tan preciado arco, privándola así de la única arma con la cual se sentía cómoda.

—Tenemos aquí al menos cien personas—agregó Lan Sizhui, con calma.

—¿Ha sido alguna clase de emboscada, entonces?—Wei Wuxian escudriñó sus alrededores, confirmando que, en efecto, se hallaban allí dentro al menos cien cultivadores jóvenes de diversas sectas.

—Todos sus rasgos se encontraban ocultos, ¡no vimos nada!—Lan Jingyi implementó bastante efusividad a la hora de expresar esas palabras, lo que generó que Lan Wangji clavara su vista en él—. No sabíamos si alguien vendría por nosotros...

Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora