Capítulo 112:
Cuando Jiang Cheng regresó a la posada donde había dejado a Jin Ling y Ming Jia, un pequeño grupo de cultivadores se encontraba pululando alrededor de la mujer en cuestión, casi como si estuvieran intentando contenerla. ¿Entonces Jin Ling estaba diciendo la verdad?
Jiang Cheng aceleró el paso en su dirección, con los vestigios del nerviosismo al fin aflorando desde lo más profundo de su pecho. Sí, estaba enojado con ella por haber corrido a los brazos de Wei Wuxian tan pronto como había hallado la oportunidad, mas no importaba cuánto pudiese aborrecer la actitud subversiva de la mujer en cuestión, su salud era para él todavía más importante. ¿Qué haría si algo le ocurría? Este era el peor de los momentos para perderla también a ella.
Sin embargo, tan pronto como Wanyin corrió de su camino a uno de los tantos cultivadores que auxiliaba a Ming Jia, la susodicha se limitó a alzar la mirada desafiante, no expresando en realidad ningún signo de malestar más allá de, tal vez, un poco de palidez en su rostro. ¿Le había o no le había ocurrido algo?
—Ya estoy bien—aclaró, alzando una de sus manos con el fin de desmantelar la ronda de discípulos frente a ella—. Permítanme ir a descansar, es suficiente.
Lingjiao volvió a sostener su mirada justo sobre el rostro de Jiang Cheng, acercándose a él y pasando por su costado y chocando sus brazos sin siquiera disimular un poco lo muy enfadada que se hallaba. Hasta que los dos no tuvieran una extensa charla acerca de Wei Wuxian y llegaran a la resolución que ella tanto anhelaba, lo más probable era que ninguno pudiese subsanar las diferencias que los alejaban nuevamente y, siendo honestos, tampoco planeaba ocultarlo. Lo que acababa de hacerle a Wei Ying rozaba el cinismo.
Wanyin se limitó entonces a seguir el trayecto por el cual Ming Jia acababa de deslizarse lejos de él, y por segunda vez en la noche su garganta se cerró en un nudo muy específico, muy incómodo que contenía una amalgama de sentimientos molestos y de compleja digestión. Tanto en lo relacionado a Ming Jia y su pequeño altercado, como también a Wei Wuxian y el asunto que se tenían pendiente.
Pero hablando de Wei Wuxian, Jiang Cheng presionó los puños de ambas manos con fuerza y decidió a continuación regresar a la casa de té donde lo había encerrado, determinado a asegurar su captura antes de encontrar la valentía requerida para seguir a Ming Jia hacia la posada y entablar una conversación con ella. Él sabía a la perfección qué le esperaría tan pronto como cuatro paredes los separaran de las atentas miradas de sus cultivadores, por lo que una muy oscura parte de su interior deseaba no tener que confrontarla. No, primero lo primero: Wei Wuxian.
Qué lamentable. Tan pronto como Jiang Cheng se adentró en esa destartalada habitación, la única persona allí presente era nada más que Jin Ling, quien observaba consternado la puerta por la cual su tío Mo se había escabullido.
¿Qué demonios? ¿¿Cómo lo había dejado escapar?? ¿¿Cómo se atrevía a desobedecerlo de esa forma...?? ¡Maldición! ¿Todo tenía que salir mal? ¿Todo tenía que fallar? Era increíble, ¡sumamente increíble! Cada vez que su estúpida vida comenzaba a adoptar un rumbo por lo menos un diez por ciento más ameno, ¡algo siempre tenía que entrometerse en su camino! Ya fuera él o alguna otra fuerza externa. ¿Es que el destino estaba empecinado en hacerlo infeliz?
Suficiente. Jiang Cheng tenía los sentimientos acumulados en su esófago, alborotados en una suerte de torbellino que comenzaba ya a impedirle respirar con normalidad. Fue por eso que decidió dejar libre a Jin Ling por el momento, amenazándolo con una reprimenda tan pronto como tuviera la oportunidad y el tiempo requerido para ocuparse de él y su maldita inoperancia. Aunque ahora que lo pensaba con mayor detenimiento..., mejor que Wei Wuxian hubiese escapado, sí. De esa manera tendría otro buen puñado de días para pensar cómo seguiría adelante ahora que se hallaba cien por ciento seguro de su identidad.
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Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.
FanfictionA la hora de elegir un personaje en el cual transmigrar, los Sistemas suelen priorizar dos aspectos: irrelevancia y maldad. Para hallar una víctima de transmigración, en cambio, el requisito excluyente es padecer una muerte ridícula. Wang Lingjiao n...