Demasiado ocurriendo al mismo tiempo, en serio.

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Capítulo 120:

Jiang Cheng abandonó el pabellón principal tan pronto su cabeza comenzó a doler; era difícil existir dentro del caos generado por toda esa madeja de confesiones escupidas una tras otra, más teniendo en cuenta que su desdichada secta acababa de convertirse en la cuna de las conspiraciones. A quién creerle, en quién dudar, en quién confiar, a quién atacar, cuándo, dónde, cómo..., ¿podían cerrar la boca por un par de minutos? ¿Cuándo mermarían al fin las aguas de este horripilante teatro? ¿Ese que él mismo protagonizó?

Para colmo, sus conflictos no terminaban en solamente haber hallado el valor para arruinar su imagen. Porque Wanyin no se había atrevido a mirar a su madre a los ojos, y siendo sinceros no creía albergar el valor para hacerlo por un buen tiempo. Desde el mismísimo instante en el que decidió responsabilizarse por la muerte de Jin Guangshan, él supo que su destino se había sellado de la peor manera posible, pero ¿siendo honestos? De todas las opiniones adversas, de todos los comentarios malintencionados que pudiesen llegar a inundar Yunmeng Jiang —o no, teniendo en cuenta que varios parecían negados a aceptar su intervención en los hechos—, sin duda alguna que aquellos esbozados por su madre dolerían mucho más que el resto. ¿Cómo no hacerlo? Por mucha paz en la que pudieran vivir desde que Ming Jia y él la enfrentaron unos años en el pasado, el temor a una regresión en su relación estaba siempre allí, latente. Si la mujer ya reclamaba constantemente el no tener un legado propio ni un heredero que lo continuara, ¿qué sería de él ahora que puso en juego la reputación de su secta entera?

Aún así, el cuerpo de Jiang Cheng se había deslizado fuera de su salón principal tan pronto sus ojos barrieron la escena y se percataron, decepcionados, de la repentina ausencia de Wei Wuxian. No podría haberse enojado por haber revelado su secreto, ¿no? Después de todo, aquella confesión tenía como segundo objetivo el dejarle ver que las cosas entre ellos estaban próximas a cambiar, que estaba él dispuesto a enmendar su relación, que había aprendido a sanar.

Quizá por eso fue que el corazón de Jiang Cheng dolió con semejante intensidad al ver a su shixiong abrazado a Lan Wangji bajo un árbol, sosteniéndose el uno al otro entre sus brazos con un aura demasiado similar a la que él mismo percibía cuando abrazaba a Ming Jia.

Que..., ¿qué significaba eso? ¿Entonces su hermano sí era un desviado? ¿Y con Hanguang-jun, de entre todas las personas? ¿Sería que sus sospechas de toda la vida sí terminaron siendo certeras? Aunque no, no era eso lo que le molestaba; es decir, sí lo hacía, porque nunca antes imaginó el tener que amigarse con la idea de su hermano llevando a cabo —esta vez de verdad— prácticas así de indecentes. Pero al mismo tiempo, era su repentino presentimiento referido a Wei Ying no aceptando sus disculpas por preferir a Lan Wangji lo que acababa de mortificarlo. ¿Sería que, al final del día, Wei Wuxian había aprendido a salir adelante sin necesitar en realidad una disculpa suya? ¿Sin requerir remendar esa relación que tanta fatiga emocional había generado? ¿O acaso estaba sobrepensándolo todo nuevamente? ¿Se estaba dejando llevar por sus propias inseguridades? Él había salvado a los sobrevivientes del clan Wen, reconstruido el Salón Ancestral para ostentar una placa con su nombre, y ahora también aceptado su autoría en la trágica muerte de Jin Guangshan. Después de haber cometido esa absurda cantidad de buenas acciones, entonces sí era merecedor de escuchar a Wei Wuxian aceptando sus disculpas, ¿cierto? ¿O es que acaso había hecho algo mal? ¿Sus esfuerzos no fueron suficientes?

Un tanto consternado, Jiang Cheng se dio media vuelta e intentó ignorar la visión de su hermano abrazado al segundo jade Lan, con su corazón aún doliendo por la decepción que esta escena provocaba. Tal vez sólo tenía que hablar con Ming Jia, tal vez sólo tenía que verla una vez más antes de cometer alguna idiotez, pues bien sabía Wanyin que solamente Ming Jia tenía la potestad de hacerle entrar en razón. Sobre Wei Wuxian, sobre su secta, sobre su madre, sobre su matrimonio. Tal y como lo había dicho en el pasado, sin ella no quería seguir transitando ese camino.

Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora