Lingjiao sintió unas apabullantes ganas de correr tanto hacia Jin Zixuan como Wei Ying, abrazarlos, besarlos, y gritarles sin parar cuán feliz estaba de verlos allí sanos y salvos. De hecho, y si no fuera por el bebé que dormía en los brazos de Wuxian, la mujer no habría dudado dos veces en por lo menos saludar a ambos con emoción. Incluso si ninguno podría saber cuál era el motivo de semejante alboroto.
Pero Jin Ling era tan solo un recién nacido, tan diminuto e indefenso acurrucado sobre el pecho de Wei Ying…, molestarlo sería uno de los crímenes más monstruosos del universo. Este momento tan íntimo y emotivo le pertenecía a Wei Wuxian y solo a Wei Wuxian. Era lo mínimo que merecía después de haber pasado por tantas penurias… Al menos esta vez sí había logrado asistir al tan anhelado cumplemes.
La sonrisa que copaba la boca de Jiang Yanli era plena y contagiosa, irradiante de un corazón repleto de felicidad. Por fin se estaba reuniendo con su tan amado a-Xian, por fin lo tenía de vuelta ante ella. Tan pronto lo vio no le alcanzaron los brazos para abrazarlo una vez más, ni la voz para expresarle lo mucho que lo extrañaba. Ojalá hubiera una forma de recuperarlo para siempre, de no temer perderlo de la noche a la mañana, de no desvelarse con el pensamiento de que su familia estaba más rota y desquebrajada de lo que ella deseaba imaginar.
Dichoso el momento en el cual Jin Zixuan se dio cuenta de su sufrimiento, y dichoso el momento en el cual tanto él como su a-Cheng accedieron a invitar a Wei Wuxian. Ella nunca había dudado de la bondad del corazón de su hermano y también del de su esposo, de la misma forma en la que no dudaba de esa convicción escindida en los ojos de Jiang Cheng cada vez que miraba a Wuxian.
Jiang Cheng tenía una mezcla de sentimientos tan abrumadora que ni siquiera sabía cuál debería exteriorizar y cuál reservarse. Una parte de él había deseado que Wei Wuxian no asistiera a la celebración, no porque le molestara su presencia sino porque las sensaciones que le generaba lo incomodaban.
Pocas veces lo vio desde que se fue con los remanentes Wen, y en todas y cada una había evadido o evitado sus intentos por recuperarlo. La culpa que le generaba el haberlo estado descuidando desde que perdió su núcleo dorado no se iba, y la frustración de haberlo visto preferir un grupo de esclavos antes que a él continuaba enervando su sangre. Porque para Jiang Cheng, Wei Wuxian le debía mucho de lo que era hoy en día, tanto en lo bueno como en lo malo. Y aún así no lo supo apreciar, tal y como nadie parecía haberlo apreciado a lo largo de su vida. ¿Sería él mismo el del problema, acaso? No. Él estaba bien, siempre se había esmerado por estar bien.
Y por otro lado tenía a Yanli: ver a su hermana con la alegría a flor de piel lo conmovía, incluso si el motor de su felicidad era Wei Wuxian. Había algo en ese intercambio de miradas y de sonrisas que se sentía extrañamente nostálgico, como una postal antigua que no estaba seguro de recordar con exactitud. ¿Quizá se debía a que habían pasado demasiados meses desde la última vez en las que estuvieron todos juntos? Bueno, quitando a Jin Zixuan. Ese idiota solo tenía permiso de permanecer allí porque su a-jie lo amaba lo suficiente.
La conclusión, entonces, era simple: Jiang Cheng extrañaba a Wei Ying de la misma manera en la que lo había extrañado cuando se exilió aquella vez durante la masacre de Yunmeng. No importaba cuán acostumbrado al abandono estuviera a esta altura, igual lo extrañaba. Y el corazón le pesaba al saber que este sentimiento acarreaba culpa; como si su falta de inoperancia a la hora de atacar a Wen Zhuliu todavía estuviera acarreando consecuencias. Si él hubiese sido capaz de proteger a Wei Ying de ese ataque entonces nunca habría descubierto el cultivo demoníaco ni interactuado con Qishan Wen, y si eso nunca ocurría entonces ahora seguirían siendo los aliados que durante tantos años fueron. Pero el pasado nunca volvería a ocurrir, ni nunca tendría la oportunidad de expiar sus pecados.
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Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.
FanfictionA la hora de elegir un personaje en el cual transmigrar, los Sistemas suelen priorizar dos aspectos: irrelevancia y maldad. Para hallar una víctima de transmigración, en cambio, el requisito excluyente es padecer una muerte ridícula. Wang Lingjiao n...