¿Supliendo huecos argumentales? ¡Supliendo huecos argumentales!

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En el pasado, Lingjiao ya había tenido que acostumbrarse a la ausencia de Wei Wuxian. Sin embargo, aquella vez la ausencia de su risa y el silencio en las tardes solo duraron tres meses. Porque Wei Ying sí regresó, incluso si automáticamente después dio inicio la campaña para derribar al sol. Esta vez esos tres meses —en los que, de paso, se casó Yanli— solo fueron el preludio de una ausencia que duraría más de diez años. Porque Lingjiao sabía a la perfección que por más que dialogara con Jiang Cheng, por más que éste intentara con sus propios (malos) métodos, Wei Ying no regresaría. Ni ese día, ni al siguiente, ni nunca. Es más, si el Sistema se salía con la suya, entonces lo próximo que seguiría no sería su redención sino su muerte.

Aún así el mundo seguía girando y Yunmeng Jiang continuaba expandiéndose y sanando las heridas de la guerra, las cuales muy difíciles eran de contrarrestar. No todo podía resolverse de la noche a la mañana, después de todo, y mucho menos cuando se trataba de algo tan desgastante como la campaña para derribar al sol. Incluso si había pasado tiempo ya desde concluída.

Por un lado, la gente hablaba mal de Wei Wuxian. Por supuesto que los rumores no tardarían en esparcirse, sobre todo teniendo en cuenta que esta era la segunda vez que abandonaba Yunmeng Jiang. Claro que al susodicho no podría importarle menos, muy desgastado estaba ya como para importarle lo que un montón de idiotas dijeran sobre él. Wei Ying no tenía nada que esconder ni nadie a quién rendirle cuentas.

Pero si había alguien a quien sí le afectaban los rumores, sobre todo los dañinos, ese era Jiang Cheng. Si bien su reputación posterior a la campaña para derribar al sol fue en alza, lo cierto es que los malos comentarios nunca parecían agotarse. La gente le tenía miedo a Jiang Cheng, después de todo. Y parte de ese miedo había comenzado a formarse debido a la exacerbada reacción del hombre frente a la creciente cantidad de rumores en su contra. Jiang Cheng no era excelente a la hora de suprimir su personalidad tan explosiva y su actitud mezquina, así que por supuesto que en más de una ocasión castigó a cualquiera que se hubiese dignado a susurrar cerca de él hasta el más ínfimo comentario acerca de él o Wei Ying.

¿Por qué Jiang Wanyin no había simplemente matado a Wuxian? Cuestionaban. ¿Cómo podía haber elegido protegerlo hasta el último momento? Indagaban. Pero el mismo Jiang Cheng se encargó de cerrarles el hocico a cada uno de ellos. Nadie se metía con él ni con Yunmeng Jiang, y nadie hablaba mal de Wei Wuxian a menos que fuera él mismo el que fomentara los insultos.

Aunque Wei Wuxian no era el único que fomentaba comentarios de todo tipo dentro y fuera de Yunmeng.

Lingjiao estaba acostumbrada a los rumores, haciendo oídos sordos a la mayor parte de ellos. Después de tantos años inmersa en esa despreciable sociedad a la que llamaban mundo de la cultivación, ignorar era la única vía de escape plausible. Sin embargo, ignorar la ambigüedad con la que la gente comenzaba a referirse a ella era..., complicado, como mínimo.

Porque cuando se trataba de Ming Jia, las opciones de bifurcaban en dos grandes grupos: estaba por un lado aquella gente que le temía a Lingjiao tanto como a Jiang Cheng, por muy infundamentado que estuviera ese sentimiento. Más de una vez la pobre mujer fue a pedir algo o preguntar algo y la persona aludida comenzó a sudar frío y titubear tan pronto como les cedía la palabra. Después de todo, Ming Jia era el hombre favorito del temible Jiang Wanyin, y ofenderlo significaba ofender al mismísimo líder. Como a estas alturas de la vida nadie quería ganarse el rencor de Jiang Cheng, Ming Jia debía ser tratado con el mayor de los respetos. ¿Quién sabía qué les ocurriría en caso contrario? Pero a Lingjiao se le caía la cara de la vergüenza cada vez que vivía algo así, pues no contaba con la suficiente materia gris para entender el razonamiento detrás de tales actitudes. Jiang Cheng no la estimaba tanto como para golpear transeúntes en su nombre, ¿o no?

Los infortunios de transmigrar en una villana secundaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora