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23 de septiembre del 2021

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23 de septiembre del 2021.

Hace algún tiempo leí que "Todo lo que puede salir mal, saldrá mal" en un artículo en internet sobre la Ley de Murphy y creo que ahora lo estoy comprobando. Es que esto solo me sucede a mi.

Vamos, que desde un principio no parecía pintar muy bien.

Con el reloj marcando las cinco y media de la mañana, teniendo apenas tres horas de sueño, he tenido que levantarme de una buena vez de la cama aunque aún contara con una hora antes de que suene la alarma, no servía de nada volver a dormir. El dolor arraigado en mi cuello y espalda me está matando pero nada que una pastilla para el dolor no me haga olvidar.

Esta era una de esas semanas en las que aceptaba abiertamente detestar con todo mi ser la interacción humana; por suerte para mí, no tenía que hacer distintas paradas el día de hoy y solo estaría todo el día dentro de la empresa o bien también podría ser considerada una desgracia.

Como pude crucé el desastre de ropa que en estos momentos dominaba mi habitación hasta llegar al baño, tomando una ducha fría que relajara mi cuerpo para luego lidiar con mi cabello enredado hasta que estuviera bien peinado —cosa que tomó veinte minutos de mi tiempo—; pude pasar a vestirme, siendo un jogger de mezclilla, la camiseta con mi serie favorita estampada en ella y una chamarra para el frío los que conformaban mi atuendo de hoy, algo cómodo para el día pesado que me vendría encima.

Y mi reloj apenas marcaba las cinco con cuarenta y cinco minutos de la mañana.

Lo sé, era sumamente temprano pero no tenía tiempo para desayunar, así que tomé mi bolso —donde llevaba la laptop y otros archivos físicos importantes— y salí de casa para caminar a la empresa. Una de mis mejores decisiones fue mudarme cerca del trabajo. Bendita independencia.

Tenía muchas cosas que hacer, las revisiones de demos, hablar con otros productores sobre los futuros lanzamientos, la prueba de vestuarios para los rodajes para mí comeback y renderizar las pistas finales para los novatos. Sin contar el informe de mi agenda para la siguiente semana y procurando no olvidar las quejas hechas por la directiva sobre lo "muy en contra" que están sobre este concepto.

Después de caminar unas cuantas cuadras pronto estuve frente a los edificios de Cube, el guardia abriendo la puerta para mí como de costumbre.

—Señorita Jeon, ¿Madrugando otra vez? — saludó el guardia de turno.

—Sabe cómo es, es esa época. — respondí mientras avanzaba.

Suspiré mientras pasaba la identificación por el lector de la entrada, pudiendo mover las barras giratorias para pasar al edificio, luego de ello hice mi camino al elevador, primero pasaría por la cafetería para tomar algún sándwich y luego prepararía café en mi sala. Algo que me ayudara a mantenerme despierta y funcional al menos durante la mañana.

En cuanto el elevador se detuvo y coloqué el primer pie en la cafetería, noté el primer problema. Un cartel que antes no estaba ahí con las palabras "en renovación" destacadas en rojo. Me lleva el-

𝗔𝗻𝗱 𝘁𝗵𝗲𝗻, 𝒂𝒍𝒍 𝑓𝑒𝑙𝑙 𝐚𝐩𝐚𝐫𝐭  » (𝑮)ɪ-ᴅʟᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora