LXIX

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07 de junio del 2022

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07 de junio del 2022


7:19 AM

Después de abrir los dos cajones de la mesita de noche que se posaba a un lado de mi cama, me di cuenta que toda mi mercancía había desaparecido. Claro está, había consumido todo lo que ya había comprado para esa semana y ahora el cajón solo tenía un simple encendedor que a duras penas, le quedaba algo de gas, nada más.

El fumar un cigarrillo por las mañanas o por las noches —a veces, ambos— se había vuelto algo bastante normal en mi rutina, me ayudaba a liberar el estrés de una vida como modelo. No me afectaba mucho, simplemente me relajaba un poco y me ayudaba a hacer las cosas un poco mejor —al menos, eso creía— y ahora que no lo tenía en mis manos como acostumbraba, me hacía sentir que mi vida iba demasiado rápido y eso, en cuestión de tiempo, comenzó a estresarme.

No sé a qué se deba esta extraña sensación, algo rozando la desesperación y el agobio, pero lo único que sé, es que necesito eso que formaba parte de mi rutina ahora mismo para sentirme tranquila. Ni siquiera me siento capaz de ir a trabajar en este estado, con el estrés de mi carrera frente a las cámaras y todas las cosas que tengo pendientes en mi apretada agenda, eso sin siquiera hablar de la mirada atenta y exigente de Shuhua, quien espera que haga un buen trabajo como representante de su marca. 

Solo necesitaba algo de tranquilidad, ¡Por Dios!

Normalmente le compraba a Yuqi una vez a la semana, y ahora parecía que la compra de esta semana se había quedado corta, necesitaba un poco más y probablemente tendría que subir la cantidad en mi siguiente compra, al menos para cubrir el resto de días que no tenía para consumir.

Cerré el cajón de la mesita de noche con un poco de brusquedad, aún un poco irritada debido a la falta de las sustancias que consumía. Decidí actuar antes de solo enojarme más y tomé mi teléfono buscando el contacto de la china para llamarle y pedirle un poco más de mercancía, al menos hasta que llegue el día de reponerla.

Sería muy fácil para mí simplemente pedirle a la empresaria algo de marihuana, pero sé que siendo amigas tan cercanas y teniendo un trabajo como el de representante de la marca de su empresa, no querría darme ni un solo gramo de absolutamente nada, así que en este caso, la pelirrosa era mi salvación. 

Presioné el botón de llamar y esperé a que los tonos del teléfono indicaran que la china había contestado al otro lado de la línea.

—¡Yuqi! — saludé rápidamente una vez la voz grave me había recibido en el teléfono.  —Hey, ¿Qué tal estás? Perdón por llamar tan temprano, es solo que... necesito un favor tuyo.

—Hey, Minnie, ¿A qué se debe esto? ¿Te caíste de la cama y necesitas que vaya a auxiliarte o qué? Te recuerdo son las siete de la mañana.  — preguntó en una mezcla de curiosidad y burla.

𝗔𝗻𝗱 𝘁𝗵𝗲𝗻, 𝒂𝒍𝒍 𝑓𝑒𝑙𝑙 𝐚𝐩𝐚𝐫𝐭  » (𝑮)ɪ-ᴅʟᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora