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[...]

¿Realmente valía la pena? 

Miraba los movimientos de la castaña bajo la luz tenue, quien solo se mantenía cerca de mí siguiendo la sensual connotación de la música. No tenía caso continuar con aquella discusión interna sobre qué debía hacer o no. 

En parte, seguía con la frustración latente del rechazo y una voz en mi interior clamaba por una venganza bastante infantil; por otro lado, la tentación de estar bailando tan cerca de la coreana quien parecía seducirme con sus movimientos —sin darse cuenta en aquel estado de ebriedad— era algo que difícilmente podría ignorar, teniendo ambos puntos de una misma situación en la balanza, era fácil saber cuál tendría más peso para guiar mi brújula moral. 

Y aunque apenas nos tocamos, se sentía como un mártir. 

Seguimos así un poco más, con sus manos sobre mis hombros y las mías en un nivel seguro en su torso, por mucho que la idea de intentar algún movimiento con la coreana me tentara, tenía que desistir pues, el enfrentarme a la misma situación de la última vez no era tan apetecible. Sin embargo, todas las luces, el ambiente y la música parecían jugar en mi contra, el sutil aroma de la coreana en sí era la tentación misma, pero la seguridad de no hacer nada al respecto es lo suficientemente cómoda como permanecer ahí.

Por un momento salí de mi estado de hipnosis, haciéndome consciente de mi alrededor como antes de toda esta agonía. ¿En qué momento Yuqi y Soyeon desaparecieron? Y también parece que hace poco nos abandonaron tanto Shuhua como la pelirroja, por lo que estábamos, en teoría, completamente solas. Creo que es momento de tomar un descanso.

— ¿Te parece si nos vamos a sentar? Los zapatos me están matando. —hablé lo suficientemente cerca como para que me escuchara.

— ¡Si! La verdad es que tengo tanta sed que me tomaría esa botella ahora mismo. —señaló a un punto cualquiera detrás de mí por lo que intuí que ya estaba así de borracha.

Teniendo en cuenta que si la detenía de golpe se podría marear y hasta caerse, la sujeté del brazo para guiarla al sofá donde sería un mejor lugar para caer inconsciente. Aprovechando esto, me senté hacia uno de los bordes del largo sillón y me retiré los tacones para descansar mis pies, la china dijo que nos sintiéramos como en casa así que le tomaré la palabra. 

Parece que la castaña no estaba tan borracha —al menos era capaz de levantarse y caminar sin problemas— así que no me sorprendió mucho cuando la vi con una botella entre sus manos y bebía de esta todo el contenido, en serio que estaba sedienta.

—Miyeon, detente, es mejor que tomes algo de agua. Eso no te quitará la sed. — intenté arrebatarle la botella pero fallé.  —Cho Miyeon, vamos, detente. — reí un poco, contagiada por el ataque de risa que estaba teniendo la coreana.

—¿Sabes? Es gracioso que te haya llamado la modelo de Dazed pero tengo esta sensación de haberte visto antes... ¡Ha de ser mi imaginación! — sus palabras arrastradas fueron sustituidas por otra risa escandalosa.

𝗔𝗻𝗱 𝘁𝗵𝗲𝗻, 𝒂𝒍𝒍 𝑓𝑒𝑙𝑙 𝐚𝐩𝐚𝐫𝐭  » (𝑮)ɪ-ᴅʟᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora