En una ciudad llena de recuerdos donde pequeñas acciones las llevaron hasta ese momento. Amores y corazones rotos, el punto más alto de la felicidad y la más profunda de las tristezas.
Algo que nunca olvidarán.
-No he logrado dormir bien... Pregun...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
29 de junio del 2022
¿Quién dijo que no se puede ir de fiesta un miércoles por la noche?
A veces, creo que quién creó aquellas reglas tontas sobre qué día se debía descansar y cuáles días eran correctos para salir de fiesta, terminaban siendo una excusa para esclavizarnos en el trabajo durante cinco —o más— días a la semana.
Durante esa tarde me encontraba realmente aburrida. Había asistido a un par de ensayos para el show del viernes el día anterior, así como había atendido un par de eventos y reuniones en mi agenda, siendo unos trabajos menores que consumieron poco de mi tiempo. Ahora, con el miércoles totalmente libre y con mi novia ocupada como suele serlo, tenía que arreglármelas por mi misma para tener algo de diversión.
Comencé a repasar mi lista de contactos quién podría ser la persona que me acompañe en mi aventura de hoy, la cual simplemente iba a ser una salida de fiesta como cualquier otra. Mi primera opción era Soyeon, pero siendo la primera en rechazarlo debido a su ocupada agenda, la descarté de inmediato y comencé a buscar entre todas las demás personas que tal vez podrían acompañarme.
Después de reflexionar un rato y sabiendo que el resto de chicas estaban ocupadas como cualquier otra persona normal durante un día de semana, recordé aquella persona que era muy cercana a mí y que, sabía, durante esas horas no estaría haciendo nada, o al menos, eso era lo más probable si repasaba mi agenda mental, la cual terminaba estando atada a la de ella.
Una vez encontré el número de Yena, dejé el teléfono sobre la cama en altavoz mientras llamaba a la chica. Después de un par de tonos, contestó; como siempre, ella era realmente rápida en cuanto a mis llamadas, especialmente porque creía que se trataba de algo de trabajo o, que al contrario, estaba en algún aprieto del que debía sacarme.
—Buenas tardes, Song Yuqi, ¿Pasó algo? — preguntó rápidamente. —Que me llames a esta hora solo puede significar que, o estas en problemas o por el contrario, por fin decidiste tomar las riendas de tu vida y trabajar.
—Hey, ¿Acaso estas diciendo que no trabajo? ¡Soy amada por todos en Corea! — bufé en respuesta. —Por otro lado, dejemos las formalidades de lado y vengo a ofrecerte algo que espero, no me niegues. — ya me estaba preparando para la respuesta de la chica, tal vez sacando una que otra excusa para evitar salir conmigo, pero no la iba a dejar ir tan fácil.
—No voy a salir de fiesta contigo. — respondió de inmediato, me conocía bastante bien.
—Ni siquiera te he dicho que te voy a ofrecer, ¿y si en este momento estuviera muriendo y eres la única persona que contestó el teléfono para salvarme, me tratarías de esa manera? ¿y si estuviera en la cárcel? — comenté en tono de broma, parece que no se lo estaba tomando del todo bien.
—Si estuvieras muriendo, no estarías hablando con ese tono y si estuvieras en la cárcel, estoy segura que lo merecerías. Te conozco lo suficiente, traes algo entre mano, así que dímelo de una vez. — insistió.