En una ciudad llena de recuerdos donde pequeñas acciones las llevaron hasta ese momento. Amores y corazones rotos, el punto más alto de la felicidad y la más profunda de las tristezas.
Algo que nunca olvidarán.
-No he logrado dormir bien... Pregun...
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21 de diciembre del 2021
7:26 PM
Entre más cerca estaba la nochebuena, más y más trabajo tenía. Esta pila de reportes, estadísticas y más papeles que se posaban sobre mi escritorio parecían ser infinitos pues entre más usaba mi bolígrafo para firmar y revisar otras cosas, parecía que los papeles no dejaban de salir de algún sitio; ya era incluso absurda la cantidad de documentos que yacían en mi escritorio esperando por mi aprobación.
Y es por esto que odio la navidad.
Seguían pasando los minutos y el clima comenzaba a hacerse más frío, llegando a la noche que se avecinaba a través de mi ventana mientras que yo solo me encerraba en mi oficina con mi trabajo.
Cuando pensaba que ya por fin me quedaban pocos documentos por revisar, es cuando la desgracia tocó a mi puerta.
Escuché el sonido de la puerta, el patrón de golpes no era el correcto así que no era mi hermana. Pude saber quién era en el momento que escuché la voz de mi asistente, Kwang, a través del micrófono instalado al lado de mi puerta.
—Presidenta Yeh, le tengo el resto de documentos que tenemos pendientes por su revisión.
Me lleva el diablo.
Toqué el botón debajo de mi escritorio y a través de la puerta pasó mi asistente, con otra pila de documentos —lamentablemente— esperando por mi revisión.
Sé que soy una persona que sabe organizarse y que suele no perder la calma tan fácilmente, pero la cantidad de trabajo que tenía era tan abrumadora, que incluso pensaba en que iba a estar la noche del veinticuatro de diciembre encerrada en casa revisando toda esta ola de hojas y más hojas.
—Gracias Kwang, puedes retirarte. — exclamé con una voz cansada, algo que pudo notar mi asistente.
—Presidenta, no soy nadie para decirle que hacer, pero, ha estado todo el día allí, ¿No debería descansar por el resto del día? — ofreció, realmente estaba preocupado, ¿Tan mal me veía?
—Prefiero terminar esto antes y luego estar libre, pero muchas gracias por preocuparte. — asentí a lo que él respondió con una pequeña reverencia.
Caminó hasta la puerta, deteniéndose justo en la entrada de la misma. —Hace bastante frío, ¿No quisiera un chocolate caliente? Hicimos un poco para el departamento de administración de contaduría, le ayudaría al menos a mantenerse caliente. — exclamó luego de girar su rostro hacia mi nuevamente, antes de irse.
Me pareció un gesto bastante amable del chico. Era bastante común que pasáramos bastante tiempo juntos gracias a ser mi asistente, por lo cual sabía leerme muy bien cuando estaba cansada; podía entender su preocupación por mí.
—Bien, me gustaría tomar una taza si es posible, por favor. — solté una sonrisa que podía asegurar que mantuvo tranquilo al chico.
—¡Bien! Ya mismo se la traigo. — salió emocionado de la oficina.