Avengers Oneshots III

Mujer libre (Jennifer Walters)

Prólogo: Eres acusada de robo y Jenn es tu abogada, sin embargo durante el proceso de juicio ambas comienzan a sentir cosas por la otra.

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Jenn y tu estaban en un bar después de que hayas sido declarada inocente durante tu juicio.

Se te había acusado de robar algo lo cual no era cierto ya que una supuesta amiga tuya te culpó de todo.

Jenn y tu habían sido amigas durante la universidad, y no se te ocurrió alguien mejor para que te representara, y ella accedió de inmediato cuando la contactaste para que te acompañara en el juicio.

–¡Te dije que saldría todo bien! Te dije que podría sacarte de eso.–Te dijo Jenn con una sonrisa donde estaba sentada frente a ti en la mesa del bar donde habían ido a celebrar.

–Salud por eso, y por ti, que eres una magnífica abogada.–Dijiste con una sonrisa extendiendo tu vaso hacia ella.

–Y salud por ti, porque confiaste en mi.–Dijo ella chocando su vaso con el tuyo.

Ambas bebieron y se quedaron unos momentos en silencio con la música del bar en el fondo.

–¿Ahora qué?–Le preguntaste viendo hacia tu vaso y un cierto tono de tristeza.–Ahora... ¿ahora cada una sigue por su lado y no nos volvemos ver?

–Oh... s-supongo... s-si, supongo que ya... q-que ya no nos vemos más.–Dijo ella ligeramente apenada.

–O tal vez podríamos ir a cenar juntas un día de estos.–Dijiste con una diminuta sonrisa, levantando la vista hacia ella.

–¿Acaso me estás invitando a una cita?–Te preguntó con una sonrisa coqueta y juguetona.

–Mmm... tal vez. Si lo hiciera... ¿aceptarías?–Le preguntaste nuevamente.

Jenn sonrió y tomó su vaso, poniéndose de pie para sentarse junto a ti con su cuerpo en tu dirección y dejando su rostro a centímetros del tuyo con su bebida en la mesa.

–Me encantaría... ¿aunque no sería poco profesional?–Te preguntó viendo tu rostro con una sonrisa y detenimiento.

–Lo sería si aun fuera tu clienta, pero ya no lo soy. Ahora soy una mujer libre gracias a ti, y ya no eres mi abogada.–Respondiste pasando mechón de su cabello tras su oreja.–¿Entonces qué dices? ¿Aceptas?

Jenn sonrió mordiendo su labio inferior, y puso ambas manos en tus mejillas para estrellar sus labios con los tuyos, haciéndote reír ligeramente.

–Tomaré eso como un si.–Reíste contra su boca, provocando que ella también riera.

–¿Te parece si llevamos esto a mi departamento?–Te preguntó sin moverse de su posición y sus labios rozando con los tuyos.

–Me encantaría.–Respondiste con una sonrisa antes de volver a besarla.

Ambas se separaron y se pusieron de pie con las manos entrelazadas.

Jenn dejó dinero sobre la mesa y tomó su bolso y tú el tuyo, para luego salir las dos tomadas de las manos del bar riendo ligeramente mientras comenzaban a caminar en dirección al edificio donde vivía Jenn.