Avengers Oneshots III

Sé más cuidadosa (Dr. Stephen Strange)

Prólogo: Stephen te regaña por no tener cuidado durante las misiones.

Avocados2301
Advertencia: menciones de heridas y alusión a un accidente del pasado (pueden imaginar lo que quieran).
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–Ni si quiera sé porqué me molesto en decirte que tengas cuidado cuando vayas a misiones si nunca me escuchas.–Murmuró Stephen molesto mientras limpiaba los cortes en tu rostro.

–Ya te dije que fue una trampa, ¿cómo se supone que íbamos a sab— ¡Augh!–Exclamaste cuando el algodón con alcohol hizo contacto con la herida.

–Aún así. Eres muy descuidada y siempre soy yo quien tiene que estar limpiando tus heridas, suturando los cortes, cuidándote los días siguientes, y aún así tienes el descaro de responder de vuelta.–Te regañó dejando de forma brusca el algodón en la mesita de noche y tomando otro más.

–Te dije que podía decirle a Cho, pero fuiste tu quien insistió en ir a recogerme a SHIELD y traerme al Sanctum.–Le dijiste mientras le veías desde tu posición recostada en la cama.

Stephen soltó un pesado suspiro y se volteó lentamente hacia ti para verte con expresión seria.

–Okey. Lo siento, mejor cierro la boca. Ya entendí.–Le dijiste haciendo un gesto en tu boca como si fuera una cremallera.

Stephen puso su mano en tú barbilla con delicadeza y continuó limpiando los demás cortes y heridas con suavidad cuidando de no lastimarte.

Después de unos minutos, se quitó los guantes y dejó las cosas sobre la mesita de noche.

–Bien, ya terminé. Vamos al baño.–Te dijo ayudándote a ponerte de pie.

Stephen te guió al baño donde con su magia preparó la bañera con agua caliente y burbujas, mientras te ayudaba a quitarte la ropa revelando otros grandes moretones y raspones.

Soltó un suspiro y te ayudó a meterte en la bañera, sentándote en ella dejando que el agua caliente aliviara la tensión en tus músculos.

–¿Por qué no me dejaste ir contigo?–Te preguntó sentándose en un taburete junto a la bañera.

Dejaste ir un suave suspiro apoyando la cabeza atrás en la pared, mientras Stephen te observaba con cierto dolor en sus ojos.

–Stephen sé que quieres protegerme por lo que pasó con ese accidente años atrás, pero eso ya pasó. Sabes que necesito ir sola con el equipo que se me asigne. Ya debes dejarme hacer las cosas por mi misma.–Le dijiste con suavidad, tomando su mano en la tuya para acariciarla.

Stephen bajó la vista hacia tu mano entre las suyas y la acarició con ternura, dejando un beso en ella y luego levantó la vista hacia ti.

–Lo sé... solo te pido que seas cuidadosa. No quiero que nada malo te vuelva a ocurrir.–Te dijo con suavidad, viéndote con una pequeña sonrisa.–Prométeme que de ahora en adelante no vas a ser tan descuidada.

–Yo no soy descuidada, fue—

–Una trampa, ya lo sé. Pero por favor... solo... promételo, ¿quieres?–Te dijo rodando los ojos con una sonrisa.

–Bien, bien... lo prometo. Prometo ser más cuidadosa de ahora en adelante e intentar no caer en trampas.–Le dijiste con una sonrisa.

–Gracias.–Te dijo antes de acercarse y besar tus labios.

–Okey ahora que ya pasó eso. ¿Cuándo te vas a quitar la ropa y te vas a meter aquí conmigo?–Le preguntaste con una sonrisa coqueta.

Stephen rió ligeramente y se puso de pie para hacer desaparecer su ropa con magia y dejarla doblada sobre la encimera del baño, y te acomodaste para que él se sentara detrás tuyo.

Dejaste tu espalda apoyada en su pecho y Stephen te abrazó dejando sus piernas a cada lado de las tuyas, besando tu cuello con delicadeza.

–Te extrañé...–Susurró.

–Yo también.–Le dijiste con una sonrisa, volteando un poco la cabeza para besar sus labios.–Ahora me vas a tener que aguantar aquí por los siguientes dos meses.

–Bien por mi.–Te sonrió antes de volver a besarte, acariciando tú cuerpo con sus manos.