Avengers Oneshots III

La belleza que no se puede ver (Kate Bishop)

Prólogo: Kate y tu sienten cosas por la otra, y un día le preguntas si puedes sentir su rostro para saber cómo es ella.

aestaabuerida
Advertencia: La rayis aquí es ciega.
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Kate y tu se habían conocido cuando Clint la llevó a la Torre a conocer a todos.

Eras hija de Tony y Steve, por lo que pasabas la mayor parte del tiempo en la Torre ya que tampoco te permitían salir sola. Les daba miedo que pudiera pasarte algo ya que no era nada fácil ser una persona ciega viviendo en la gran alborotada ciudad de Nueva York.

Las dos se hicieron amigas muy rápido, y Kate siempre pasaba la mayor parte de su tiempo contigo ya que disfrutaba mucho de tu compañía, y también porque había comenzado a sentir cosas por ti.

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Kate estaba en su habitación sentada en su cama llenando unos reportes de misión que Clint le había entregado para que practicara, cuando sintió un suave golpe en su puerta.

–Hey... ¿puedo pasar?–Le preguntaste con una sonrisa sosteniendo tu bastón guía con tu otra mano junto a la puerta abierta de su habitación.

–¡Hey! ¡T/N! ¡Claro que si!–Respondió dejando su laptop a un lado y acercándose para tomar tú mano y guiarte hasta su cama donde se sentó frente a ti.–Ya te estaba extrañando, ¿cómo estuvo tu almuerzo con tus padres?

–Ah, ya sabes... mi papá Tony tratando de molestar a mi papá Steve, y él tratando de no perder la paciencia.–Reíste ligeramente mientras Kate te observaba con una gran sonrisa.–Pero realmente no venía a hablar de eso, quería hacerte una pregunta.

–¡Claro que si! Dime, soy toda oídos.–Te dijo acariciando tus manos en las suyas.

–B-bueno... te puede parecer un poco extraño, pero me di cuenta que no sé cómo eres, cómo te ves... quiero decir, es obvio que no puedo ver... p-pero me preguntaba si... ¿s-si tal vez podía tocar tu cara?–Le preguntaste nerviosa.–S-sé que suena extraño, pero al sentir tu rostro puedo hacerme una idea de cómo te ves, ya lo he hecho con casi todos, incluso Loki me lo permitió... pero tu puedes negarte si no—

–Me encantaría.–Respondió sin dejar de observarte.–¿Qué tengo que hacer?

–Nada... tu solo... solo avísame si estás incómoda.–Le dijiste con una gran sonrisa.

–Okey, puedo hacer eso.–Respondió sin dejar de sonreír.

–Bien...–Reíste ligeramente dejando tu bastón guía a un lado, y Kate lo dejó sobre su cama.

Te acercaste un poco hasta que sus piernas se tocaban, y poco a poco levantaste las manos en dirección hacia donde creías que podía estar su rostro.

Al principio no llegabas, por lo que Kate tomó tus manos con cuidado y las llevó hasta sus mejillas, sin poder dejar de sonreír.

Acariciaste sus mejillas, y empezaste a mover tus manos tocando con la punta de tus dedos y las palmas de éstas su rostro con mucha delicadeza.

Trazaste la línea de sus cejas, tocaste con cuidado sus ojos, su frente, bajaste hacia su nariz, sus mejillas, su mandíbula, y por último sus labios los tocaste con tus dedos pulgares.

–Tienes unos labios muy suaves...–Reíste ligeramente sonrojada.

–¿Puedo hacer algo yo ahora?–Te preguntó mientras sentías su boca moverse al hablar, por lo que dejaste tus manos acariciando sus mejillas.

–Por supuesto.–Respondiste sonriendo.

Kate lenta y algo dudosa se acercó rozando su nariz con la tuya, observando tu rostro por sí había alguna respuesta negativa por tu parte. Y al darse cuenta de que no la había, acortó la distancia y juntó sus labios con los tuyos.

Te besó con suavidad, y tú correspondiste a su beso de inmediato haciendo lo mismo de vuelta.

A pesar de ser corto, ambas se alejaron con las mejillas y sonrojas y grandes sonrisas en sus bocas.

–Tus labios realmente son muy suaves.–Reíste avergonzada.

–Los tuyos también.–Respondió acariciando tus piernas.

Volvió a acercarse y te besó otra vez sin poder dejar de sonreír en tu boca, a la vez que acaricibas sus mejillas.

–Eres muy hermosa. Digo... no puedo verte, pero te sientes muy hermosa, a-a pesar de que suene extraño.–Reíste con ligereza.

–Tu también eres muy hermosa.–Respondió de vuelta volviendo a pasar su nariz con la tuya, ambas riendo de forma tímida y feliz.