Avengers Oneshots III

Aire acondicionado (Peter Quill)

Prólogo: El aire acondicionado de la nave se dañó, y ahora tienen que buscar formas de dormir sin morir de hipotermia en el proceso.

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La nave estaba extremadamente helada.

El aire acondicionado se había dañado, y ahora todos debían afrontar las consecuencias congelándose de frío dentro de la nave hasta que Rocket descubriera la falla y poder repararlo, o al menos hasta comprar uno nuevo, a lo cual él se rehusaba ya que decía ser innecesario.

Todos dormían tranquilos en sus habitaciones, o eso creías, mientras que tu te congelabas en la tuya.

Tu habitación era la más fría de todas, y ni si quiera con toda la ropa que tenías puesta ni con las cinco mantas que te habías dejado encima podías entrar en calor.

Te levantaste envolviendo una manta a tu alrededor y caminaste con cuidado por los pasillos de las habitaciones hasta llegar a la de Quill, donde abriste la puerta con suavidad.

Cerraste y te acercaste a la cama donde estaba durmiendo con una sudadera que le quedaba enorme y pijamas muy abrigadores.

Te metiste en la cama y te acercaste a él para abrazarlo por la espalda, mientras que Quill tomó tu mano en las suyas por su pecho sabiendo que eras tú.

–¿Qué haces despierta...?–Murmuró antes de fruncir el ceño y abrir ligeramente los ojos con sus manos en las tuyas.–Dios... estás congelada...

–Tengo frío...–Dijiste como si Peter no pudiera darse cuenta de que estabas a la nada de entrar en hipotermia.

–Oh créeme que puedo notarlo, ven aquí.–Dijo volteándose hacia ti y acercándote para abrazarte.

Levantaste su sudadera y te metiste dentro de ella para sacar la cabeza por el cuello de ésta, quedando imposiblemente aún más cerca de él.

–¿Mejor?–Te preguntó abrazándote y acariciando tú espalda.

–Mucho...–Dijiste con una pequeña sonrisa, dejando un beso en su mandíbula.

–Rocket enserio debe arreglar esa maldita cosa.–Se quejó soltando un suspiro molesto mientras pasabas tu pierna por sobre su cadera, y Peter bajaba una mano hacia ella para acariciarla.

–Sí... aunque tampoco me molesta dormir así.-–Dijiste sin dejar de sonreír, alejándote un poco para verle a la cara.

–A mi tampoco, pero no podemos morir de hipotermia.–Rió apartando un mechón de cabello de tu rostro.

–Tal vez mañana lo arregle, o finalmente compre la pieza que falta, si es que encontró la falla. Pero de momento, quedémonos así.–Murmuraste abrazándolo a ún más.–Eres muy cálido y suave...

Quill rió dejando un beso en tu frente y dándole un suave apretón a tu pierna.

–Me gusta tu idea.–Volvió a besar tu cabeza y te abrazó con un poco de fuerza, cerrando los ojos y soltando un pequeño suspiro alegre.

Minutos más tarde ya estabas profundamente dormida en sus brazos al igual que Peter, y los dos con grandes sonrisas en sus rostros.