XXII

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Joder, Louis ama Londres, lo ama con todo su ser, y los diez shows pasaron volando.

Ver a su familia le daba un plus a su felicidad, pero también el hecho de que Harry no lo había despedido. Y eso no es lo mejor.

Porque allí estaba junto a Oli Wright, ese beta pelirrojo con una risa estrepitosa, bebiendo un par de cervezas a la orilla de la piscina del hotel.

Joder, lo había extrañado, y no podía parar de reír. Cuando Oliver se enteró de que estaba en Londres, no pudo evitar llamar al omega y llegar al hotel.

Así que sí, allí estaban, medio borrachos, riéndose tan fuerte que hacía que sus costillas dolieran y probablemente los oídos de algunos de los huéspedes del hotel también, pero no era lo que importaba allí.

Lo que importaba era que un alfa rizado estaba escuchando toda su conversación desde uno de los jacuzzis cercanos.

—¿Así que te sigue gustando, verdad? —cuestiona el beta.

—¿De quién hablas? —Louis intenta disimular, pero su risa nerviosa lo delata.

—Del alfa rizado, de Harry. ¿Por eso sigues aquí? —

—Yo... sí, joder —ríe, bebiendo nuevamente de su cerveza—. Odio ser omega, ¿sabes? Porque realmente creí que lo había superado, que había superado mi tonto crush. Pero aquí estoy, siendo dominado por mi omega que lloriquea por un alfa que nunca lo mirará. ¿Y sabes lo patético que es? ¿Sabes lo patético que es creer que Harry Styles podría ser mi destinado? Imposible. —

—Estás dañando a tu omega estando aquí, Lou —dice el pelirrojo con seriedad.

—¡Lo sé! Pero si el muy imbécil fue el que quiso venir, se está dañando solito —responde Louis, con una mezcla de frustración y resignación, su voz ligeramente pastosa por el alcohol.

Louis estaba borracho, pero aún así su mirada reflejaba una mezcla de tristeza y resignación. Oli suspiró, sabiendo que su amigo necesitaba desahogarse.

—Entonces, ¿qué vas a hacer? —preguntó Oli, su voz más suave ahora.

Louis rió amargamente, sacudiendo la cabeza. —No lo sé, Oli. Solo sé que estar cerca de él duele, pero al mismo tiempo, no quiero irme. No quiero perder esta oportunidad de hacer lo que amo. —

Oli lo miró con preocupación. —Louis, tienes que pensar en tu bienestar. No puedes seguir así, sufriendo en silencio. ¿Qué harías si Harry se enterara de todo esto? ¿Crees que cambiaría algo?—

Louis se encogió de hombros, su risa convirtiéndose en un susurro quebrado. —No lo sé. Tal vez. Pero ¿qué importa? Harry es Harry. Él... él no me miraría de esa manera. No soy su tipo.—

Oli frunció el ceño, sin saber qué decir para consolar a su amigo. Sabía que Louis estaba profundamente enamorado de Harry y que estos sentimientos no eran nuevos. Pero también sabía que la situación era complicada y que Harry, siendo quien era, podría no tener los mismos sentimientos.

—Louis, deberías hablar con él. —sugirió Oli finalmente—. Tal vez no como una confesión, pero... no sé, hacerle saber que esto te está afectando. Puede que él sea más comprensivo de lo que piensas.—

Louis negó con la cabeza, tomando otro trago de su cerveza. —No puedo, Oli. No quiero arriesgarme a perder mi trabajo. No quiero que las cosas se vuelvan incómodas entre nosotros.

Oli suspiró, sintiendo la impotencia de la situación. —Bueno, amigo, solo quiero que sepas que estoy aquí para ti. Siempre. No importa lo que decidas hacer.

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora