Erotic Melancholia

XXXIV

El show había sido fenomenal, como siempre. Las luces, la energía del público y la pasión de Harry en el escenario hicieron que fuera una noche memorable. Todo el equipo se retiró a descansar a sus habitaciones, agotados pero satisfechos.

Louis estaba ya en su cama, revisando algunas de las fotografías del show en su laptop. Los colores vibrantes, las expresiones de Harry, la conexión con los fans... todo estaba capturado en esas imágenes. Se perdió en su trabajo, ajustando colores y encuadres, cuando su teléfono vibró, sacándolo de su concentración. Era un mensaje de Rebeca:

"Harry tiene una conferencia muy importante mañana. Necesito que lo acompañes y tomes algunas fotos."

Louis suspiró, sintiendo una mezcla de nervios y anticipación. Después de su conversación en el almuerzo, no sabía cómo se sentiría estar tan cerca de Harry otra vez. Miró la hora en su reloj: las dos de la mañana. Decidió que era mejor dejar de lado sus pensamientos y dormir un poco.

Cerró su laptop y se acomodó en la cama, tratando de despejar su mente. Pero las imágenes y las palabras de Harry seguían rondando en su cabeza, manteniéndolo inquieto. Finalmente, el agotamiento lo venció y se quedó dormido.

Un sonido fuerte y molesto lo sacó bruscamente de su sueño. Era su despertador. Louis gimió y gruñó, cubriéndose la cabeza con la almohada en un intento inútil de escapar del ruido. Se sentía como si apenas hubiera cerrado los ojos.

Con un esfuerzo monumental, se levantó de la cama y apagó el despertador. Se dirigió al baño, tambaleándose ligeramente, y se lavó la cara con agua fría para despejarse. Luego se vistió con ropa cómoda pero profesional: una camisa blanca, jeans oscuros y sus zapatillas favoritas. Se aseguró de tener todo su equipo listo, revisando su cámara y sus lentes varias veces para asegurarse de que no olvidaba nada.

Decidió que lo primero que necesitaba era café. Salió de su habitación y se dirigió al comedor del hotel. El aroma del café recién hecho lo atrajo inmediatamente hacia el mostrador. Pidió un café negro y esperó pacientemente a que se lo prepararan, dejando que el olor lo despertara un poco más.

Con su café en mano, se acercó a la mesa donde Rebeca y el equipo estaban sentados, hablando en voz baja y revisando notas para la conferencia. Rebeca levantó la vista cuando lo vio llegar y le sonrió.

—Buenos días, Louis. ¿Dormiste bien?

—Podría haber sido mejor —admitió Louis, frotándose los ojos con una mano—. ¿Listos para la conferencia?

—Sí, Harry está terminando de prepararse —respondió Rebeca—. Te necesitaremos para tomar algunas fotos durante la conferencia y después para una pequeña sesión con la prensa.

Louis asintió, tomando un sorbo de su café mientras escuchaba las instrucciones. Miró alrededor del comedor, notando que el lugar estaba bastante tranquilo. La mayoría del equipo parecía estar en modo de espera, terminando sus desayunos y revisando sus teléfonos.

Pronto, la calma del comedor se vio interrumpida por la presencia de Harry. Su mirada se cruzó brevemente con la de Louis, y ambos compartieron una sonrisa tímida.

Louis observó a Harry entrar en el comedor, y no pudo evitar admirar lo bien que lucía. Harry estaba vestido de manera impecable: un traje negro a medida que acentuaba su figura alta y esbelta, con una camisa blanca inmaculada y una corbata de seda negra perfectamente anudada. Sus rizos oscuros estaban cuidadosamente arreglados, y llevaba unos elegantes zapatos de cuero negro que relucían con cada paso que daba.

Harry irradiaba confianza y sofisticación, y Louis se sintió momentáneamente intimidado. Sin embargo, no pudo evitar notar los pequeños detalles que lo hacían aún más atractivo: los gemelos de plata en sus puños, el reloj caro que llevaba en la muñeca y el suave aroma a chocolate y café que lo rodeaba, un aroma que Louis había llegado a asociar con él.