Pasó otra semana y Zayn prácticamente se había mudado al departamento de Louis. La presencia constante de su amigo había sido un bálsamo para el corazón del omega, manteniéndolo a flote cuando sentía que todo a su alrededor se desmoronaba. Zayn se encargaba de la mayoría de las cosas: la comida, las vitaminas, el recordar a Louis que aún había un mundo más allá de su dolor.
Pero esa mañana era diferente. Louis despertó con una sensación extraña en el cuerpo, las náuseas revolviéndole el estómago de manera tan repentina que apenas tuvo tiempo de reaccionar. Se tambaleó al intentar ponerse de pie, sus piernas temblaban como si fueran de gelatina, y casi se cayó al suelo cuando su cuerpo se negó a obedecerlo.
"Lo que faltaba, que entrara en celo," pensó con irritación mientras trataba de estabilizarse.
Como pudo, alcanzó el baño, sujetándose de las paredes para no perder el equilibrio, y llegó justo a tiempo antes de vomitar todo lo que había comido la noche anterior. El sonido de su respiración agitada rebotaba en las baldosas frías del baño, mientras su cuerpo temblaba de debilidad.
El frío del suelo de mármol bajo sus pies descalzos apenas lograba hacerle sentir algo más que el mareo y la náusea que lo asaltaban. Louis cerró los ojos por un momento, intentando calmar la ola de malestar que le atravesaba el cuerpo. Sabía lo que estaba ocurriendo. Sabía que su cuerpo lo estaba traicionando una vez más, llevándolo hacia ese ciclo biológico del que no podía escapar. No ahora, no cuando ya estaba tan quebrado por dentro.
Se limpió la boca con la manga de su camisa, su respiración irregular mientras intentaba tranquilizarse.
—No ahora, por favor— se dijo a sí mismo, aunque en el fondo sabía que no había nada que pudiera hacer para detenerlo. El celo estaba llegando, y con él, una tormenta de emociones que no estaba listo para enfrentar.
—¿Lou? —La voz de Zayn lo sacó de su trance, haciéndolo girar la cabeza hacia la puerta del baño. Zayn había escuchado el ruido y estaba allí, observándolo con preocupación en sus ojos oscuros—. ¿Estás bien?
Louis negó con la cabeza, apenas logrando articular una palabra antes de que otra oleada de náuseas lo atacara. Zayn no necesitó más explicaciones. Con rapidez, se acercó a él, ayudándolo a levantarse del suelo y llevándolo de regreso a la cama, asegurándose de que Louis estuviera cómodo antes de que el omega se derrumbara de nuevo entre las sábanas.
—Está empezando, ¿verdad? —preguntó Zayn en voz baja, y Louis asintió, su rostro aún pálido y sudoroso.
—Sí... creo que sí —murmuró Louis con dificultad, sintiendo cómo el calor comenzaba a extenderse lentamente por su cuerpo, anunciando lo que estaba por venir.
Zayn lo miró con compasión, sabiendo lo difícil que sería para Louis enfrentar esto solo, especialmente en su estado emocional actual. Sin embargo, también sabía que Louis era fuerte, más fuerte de lo que él mismo se daba cuenta.
—Voy a estar aquí contigo, Lou. No te preocupes. No tienes que pasar por esto solo —aseguró Zayn mientras acomodaba las mantas sobre él, tratando de hacer que Louis se sintiera lo más seguro posible.
Louis lo miró con una mezcla de gratitud y agotamiento. Sabía que Zayn lo decía en serio, y aunque apreciaba el gesto, la verdad era que lo único que deseaba en ese momento era que todo terminara. El peso de su corazón roto, sumado al caos de su cuerpo, lo hacían sentir como si estuviera luchando contra una marea imposible de detener.
—Gracias... Zayn —susurró, cerrando los ojos mientras intentaba encontrar algo de paz, aunque sabía que las horas siguientes serían todo menos eso.
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Erotic Melancholia
RomantizmHarry Styles se había convertido en la estrella pop del momento, con una voz angelical y una apariencia divina. Louis Tomlinson, un fotógrafo talentoso, recibió la oportunidad de su vida: ser el fotógrafo oficial de la nueva gira de Harry. Para Loui...