XLVII

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Harry se movió con rapidez, llamando a su asistente para que organizara un vuelo de emergencia a Londres.

—Rebecca, ¿puedes conseguirme un vuelo a Londres? Para ahora —murmuró contra su teléfono, tratando de mantener la calma.

—¿Qué dices? —preguntó Rebecca, claramente sorprendida.

—Necesito un maldito vuelo a Londres, Rebecca —gruñó Harry, cortando el teléfono mientras tomaba su pequeña maleta y salía de la habitación del hotel. Las imágenes de Louis sufriendo en el hospital se repetían en su mente, y se preguntaba cómo había llegado a este punto.

Llegó al lobby, caminando en círculos hasta que su auto apareciera en la entrada. La ansiedad lo estaba consumiendo.

—¿Puedes decirme qué sucede y por qué Rebecca me dijo que necesitas un avión? —murmuró Jeff, apareciendo en el lobby con una expresión de preocupación.

—Necesito irme a Londres —murmuró Harry, evitando la mirada de Jeff.

—No puedes irte a Londres —respondió Jeff con firmeza.

—Iré a Londres, debo ir a Londres —insistió Harry, su voz llena de determinación.

—Tienes cuatro malditos shows en tres días, no puedes irte a Londres —argumentó Jeff, tratando de razonar con él.

—No me importa, Jeff. Él está en el hospital y me necesita. No puedo dejarlo así —dijo Harry, su voz temblando de frustración y preocupación.

—¿Quién está en el hospital? —preguntó Jeff, desconcertado.

—¡Louis! ¡Joder! —maldijo Harry, sintiendo la presión aumentar en su pecho—. No debí hacerle caso a la promotora, no debí preocuparme por mi maldita imagen, debí ocuparme de Louis... —dijo, tapándose el rostro con las manos.

—¿Qué le sucede a Louis? —insistió Jeff, tratando de entender la gravedad de la situación.

—Está muy grave, está internado en el hospital —susurró Harry, su voz temblando—. Él... yo... joder, soy su destinado —dijo, sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos.

Claro que lo sabía, lo había sentido desde el primer momento que sus ojos se posaron en el omega. Su alfa había aullado y movido su cola, pidiendo a gritos al omega. Por eso respondió al llamado de Louis cuando estaba en celo. Pero Harry no quería verlo, no podía, y nunca se había llevado bien con su lobo. Era un alfa estúpido.

Jeff se quedó en silencio, procesando la confesión de Harry. La tensión en el aire era palpable, y ambos sabían que la situación era mucho más compleja de lo que parecía.

—¿Qué harás? —cuestionó Jeff, su voz baja pero cargada de preocupación.

—Debo ir a Londres. Louis en serio me necesita... él... él en serio está muy mal. Su omega podría matarlo —murmuró Harry, limpiando las lágrimas de sus mejillas—. En serio necesito ir.

Jeff asintió lentamente, comprendiendo la gravedad de la situación. Se acercó y abrazó a Harry por los hombros, ofreciendo un gesto de apoyo.

—Ve, está bien —murmuró Jeff—. Todo estará bien, ¿sí? Solo no debes ser un idiota, sé un buen alfa, escucha a tu lobo.

Harry asintió, sintiendo un nudo en la garganta. Sabía que tenía que dejar de lado sus propios miedos y dudas para estar allí para Louis. Soltó un suspiro tembloroso, agradecido por el apoyo de Jeff.

—Gracias, Jeff. Haré lo mejor que pueda —dijo Harry, su voz llena de determinación.

Jeff le dio una última palmadita en el hombro antes de dejarlo ir. Harry salió del hotel, su mente enfocada en una sola cosa: llegar a Londres y estar al lado de Louis. Mientras subía al auto que lo llevaría al aeropuerto, su corazón latía con fuerza, pero por primera vez en mucho tiempo, sentía que estaba haciendo lo correcto.

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora