XVIII

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La semana pasó demasiado rápido y, sin siquiera notarlo, ya estaban volando hacia Londres. Louis no podía dejar de sonreír, la anticipación y la emoción se reflejaban en su rostro.

—¿Me puedo sentar? —cuestionó Harry, señalando uno de los asientos frente a Louis.

—Sí —respondió Louis, despegando su mirada de la ventana del avión.

—Gracias —sonrió Harry, tomando asiento. Movió su nariz ligeramente al sentir el picor característico que le provocaba el aroma del omega—. ¿Cómo estás?—

—Yo... em... bien, estoy muy feliz. ¿Y tú? —respondió Louis, con una sonrisa que no podía contener.

—Muy bien, igualmente. ¿Y por qué estás tan feliz? Si es que puedo preguntar, claro... —inquirió Harry, con una expresión curiosa.

—Es que veré a mi familia —informó Louis, sus ojos brillando de emoción—. Los he extrañado mucho.—

—¿Los has invitado al show? —preguntó Harry, con una sonrisa de comprensión.

—Yo... yo, em... sí... ¿eso está bien? —preguntó Louis, con un toque de incertidumbre en su voz, temiendo haber cruzado algún límite.

Harry rió suavemente y asintió. —¡Por supuesto que está bien! Me encantaría conocer a tu familia.

Louis sintió un alivio inmediato y su sonrisa se ensanchó. —Gracias, Harry. Eso significa mucho para mí.

—No hay de qué —respondió Harry, inclinándose un poco hacia adelante—. Además, creo que mereces este tiempo con ellos. Has estado trabajando muy duro y lo has hecho increíble.

Louis se sonrojó ligeramente ante el cumplido y bajó la mirada por un momento, antes de volver a alzarla. —Gracias, Harry. En serio.

Finalmente, el avión aterrizó y Louis pudo sentir la familiaridad del aire londinense. Al bajar del avión y dirigirse hacia el hotel, no podía contener su entusiasmo. Con una sonrisa que se negaba a desvanecerse, sacó su teléfono y llamó a su padre.

—¿Papá? ¡Ya estamos en Londres! —exclamó Louis, su voz llena de emoción.

—¡Louis! Qué alegría escucharte, hijo —respondió su padre, su tono también lleno de felicidad—. Las chicas están muy emocionadas de verte.

—Yo también estoy emocionado. Les conseguí entradas para el show de Harry. ¡No puedo esperar a que nos reunamos! —dijo Louis, caminando rápidamente por el vestíbulo del hotel, tratando de mantener su voz baja para no molestar a los demás huéspedes.

—Eso suena maravilloso, Lou. Las niñas han estado contando los días —dijo su padre con una risa cálida—. ¿Cómo ha estado todo? ¿Estás bien?

—Sí, papá, estoy muy bien. El trabajo a sido increíble y estar aquí en Londres, tan cerca de casa, es lo mejor. Tengo tantas cosas que contarles —respondió Louis, su voz reflejando su entusiasmo.

—Nosotros también tenemos muchas ganas de verte. Te hemos extrañado mucho, hijo. Y estoy seguro de que mamá estaría muy orgullosa de ti —dijo su padre, su voz suavizando.

Louis sintió un nudo en la garganta y respiró hondo para mantener las lágrimas a raya. —Gracias, papá. Eso significa mucho para mí. Les veré pronto, ¿de acuerdo? Te llamo más tarde para coordinar los detalles.—

—Claro, Lou. Cuídate y disfruta de tu día. Te queremos mucho —dijo su padre.

—Yo también los quiero. Nos vemos pronto —respondió Louis, colgando el teléfono con una sonrisa que iluminaba su rostro.

Después de la llamada, Louis se dirigió a su habitación en el hotel, sintiéndose más feliz que nunca. Desempacó todas sus cosas, se bañó y vistió, y luego bajó al vestíbulo para encontrarse con Rebecca.

—¡Lou! —exclamó Rebecca al verlo.

—Hola, Reb —respondió Louis con una amplia sonrisa.

—Hola, ¿a qué se debe esta sonrisa que tienes? —preguntó ella, notando su entusiasmo.

—Amo estar en Londres, amo sentirme en casa. Vendrá mi familia, no sabes lo mucho que los he extrañado —dijo Louis con emoción evidente en su voz.

Rebecca sonrió con complicidad. —¿De qué parte de Londres eres?—

—Nací en Doncaster, pero cuando apenas tenía tres años nos mudamos junto a mi madre a Holmes Chapel, y bueno, allí viví toda mi vida hasta que empecé la universidad y me mudé a Manchester —explicó Louis.

Rebecca levantó una ceja, pensativa. —¿Holmes Chapel? ¿Por qué me suena conocido...?

Louis se rió. —Probablemente porque es el lugar de donde es Harry también.—

Rebecca abrió los ojos de par en par en señal de sorpresa. —¡Ah, claro! ¡Por eso me sonaba! ¡Qué pequeño es el mundo! —dijo, riendo—. ¿Y tu familia ya está lista para el show?—

—Sí, están emocionadísimos. Les he contado todo sobre mi trabajo aquí y no pueden esperar para ver a Harry en vivo. Además, me hace muy feliz poder compartir esto con ellos —dijo Louis, su sonrisa aún más amplia.

Rebecca asintió, comprendiendo. —Debe ser increíble tener a tu familia aquí para apoyarte. Estoy segura de que estarán muy orgullosos de ti, Lou. Has hecho un trabajo fantástico.

Louis sintió un calor en el pecho ante las palabras de Rebecca. —Gracias, Reb. Significa mucho para mí.

Rebecca le dio una palmada en el hombro. —De nada. Ahora, Harry está junto a Lambert en su habitación. Probablemente debas sacar algunas fotografías.

Louis asintió, recogiendo su equipo de fotografía antes de dirigirse hacia la habitación de Harry. Caminó por los pasillos del hotel con una mezcla de nervios y emoción. Al llegar, tocó suavemente la puerta.

Harry abrió la puerta, y Louis no pudo evitar sonrojarse al verlo sin camisa. Los tatuajes de Harry resaltaban en su piel bronceada, y su característico aroma lo atropelló, llenando el aire a su alrededor. Harry sonrió, haciendo un gesto para que Louis entrara.

—¡Lou! Justo a tiempo. Estamos ajustando algunos detalles para el show de esta noche.

Lambert, el estilista de Harry, levantó la vista y saludó con una sonrisa. —Hola, Louis. ¿Listo para capturar algo de magia?

Louis se sintió cómodo al instante. —Sí, claro. ¿Por dónde empezamos?

Harry se acercó a una mesa llena de vestuarios y accesorios. —Pensamos en probar algunos looks diferentes y quería que capturaras el proceso. Siempre es bueno tener fotos del detrás de escena, ¿verdad?

Louis asintió, enfocando su cámara. —Absolutamente. Empecemos.

Mientras Harry y Lambert discutían los atuendos y hacían ajustes, Louis se movía alrededor de la habitación, capturando cada detalle. Las risas y el ambiente relajado hicieron que todo fuera natural y sin esfuerzo.

Harry se probó varios conjuntos, cada uno más impresionante que el anterior. Louis se dio cuenta de cuánto esfuerzo y pasión ponía Harry en su trabajo, algo que lo hacía admirarlo aún más. En un momento, Harry se volvió hacia él, luciendo un traje especialmente llamativo.

—¿Qué opinas, Lou? —preguntó Harry, girando para mostrar el traje desde todos los ángulos.

Louis bajó la cámara un momento, impresionado. —Te ves increíble, Harry. Este look definitivamente va a resaltar en el escenario.

Harry sonrió ampliamente. —Gracias, Lou. Tus fotos siempre logran capturar algo especial.

Lambert asintió en acuerdo. —Sí, tienes un ojo fantástico para esto.

Louis sintió el calor del orgullo y la gratitud. —Gracias, chicos. Es un placer trabajar con ustedes.

Continuaron trabajando, y cada foto parecía mejor que la anterior. Louis se sintió agradecido por la oportunidad de ser parte de este equipo y de poder capturar momentos tan especiales. Mientras el día avanzaba, sabía que estaba exactamente donde quería estar.

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora