Como era de esperarse, el show fue grandioso. Harry brilló como siempre, agradeciendo a sus fans por asistir al concierto con una sonrisa radiante y palabras sinceras. La energía del concierto seguía latente mientras todos se dirigían de vuelta al hotel para una cena de celebración en el salón principal.
Louis se sentía relajado y un poco más en paz con las cosas, disfrutando del ambiente festivo y la compañía del equipo. La cena era animada, con risas y conversaciones fluyendo libremente. Todo iba jodidamente bien hasta que ella apareció.
Olivia Wilde entró en el salón, su presencia capturando inmediatamente la atención de todos. Caminaba con confianza, su perfecta sonrisa iluminando su rostro mientras se movía con gracia. Su aroma empalagoso a durazno llenó el aire, causando una reacción inmediata en Louis.
Harry se dio vuelta al notar el aroma, y sus ojos se encontraron con los de Olivia. Una mezcla de sorpresa y algo más cruzó su rostro antes de que él esbozara una sonrisa.
Louis sintió que el mundo se desvanecía a su alrededor. Los sonidos de la fiesta parecieron amortiguarse, su visión se estrechó, y su corazón latía dolorosamente en su pecho. Las palabras de su terapeuta sobre el manejo de sus emociones resonaron en su mente, pero en ese momento, se sentía imposible aplicarlas.
—¡Oliv! —exclamó Harry, levantándose para saludarla.
Louis bajó la mirada hacia su plato, tratando de ocultar el dolor que sentía. La conversación a su alrededor continuó, pero él no podía concentrarse en nada más que en la presencia de Olivia allí.
La omega se unió a la mesa, su risa melodiosa llenando el aire mientras hablaba con Harry y los demás. Louis respiró hondo, recordando los consejos de su terapeuta. Se obligó a concentrarse en su respiración, intentando calmar el torbellino de emociones dentro de él.
—Louis, ¿estás bien? —preguntó Rebecca, notando su incomodidad.
—Sí, solo necesito un poco de aire —respondió él, forzando una sonrisa. Se levantó y se dirigió hacia la salida del salón, necesitando desesperadamente un momento para recomponerse.
Sus manos temblaban ligeramente, y su corazón latía con fuerza contra su pecho. Sentía calor, y la respiración se le dificultaba. Un ataque de pánico se apoderaba de él.
Tanteando su chaqueta, buscó su teléfono con manos temblorosas, encontrándolo y marcando el número de su terapeuta. Sabía que en Londres era de madrugada, tal vez las tres o cuatro de la mañana, pero no tenía a quién más recurrir.
El tono de llamada sonó una vez, luego otra, y finalmente, una voz somnolienta respondió al otro lado de la línea.
—¿Hola? —dijo la terapeuta, su voz suave pero alerta.
—Soy... soy Louis —logró decir entrecortadamente, luchando por mantener la calma—. Me está dando un ataque de pánico... No puedo... no puedo respirar.
—Louis, está bien, respira conmigo —dijo la terapeuta, su voz firme y tranquilizadora—. Inhala profundamente por la nariz, cuenta hasta cuatro, y luego exhala lentamente por la boca. Vamos, hazlo conmigo.
Louis intentó seguir sus instrucciones, sus respiraciones temblorosas se volvieron un poco más regulares.
—Eso es, muy bien. Ahora, quiero que encuentres un lugar tranquilo para sentarte o recostarte si puedes. ¿Dónde estás ahora?
—Estoy... en el pasillo, fuera del salón del hotel —respondió Louis, sus palabras aún temblorosas.
—Perfecto. Encuentra un rincón tranquilo donde puedas sentarte y relajarte un poco. ¿Puedes hacer eso?
Louis asintió, aunque ella no podía verlo, y encontró un rincón alejado del pasillo, lejos del bullicio del salón. Se dejó caer al suelo, apoyando la espalda contra la pared.
—Estoy sentado —dijo, sintiendo una ligera mejora en su respiración.
—Bien, ahora sigue respirando profundamente. Inhala, cuenta hasta cuatro, exhala, cuenta hasta cuatro. Piensa en un lugar que te haga sentir seguro y tranquilo. ¿Dónde te gustaría estar ahora mismo?
Louis cerró los ojos, visualizando el campo de flores que siempre había imaginado cuando necesitaba escapar mentalmente.
—Estoy en un campo de flores —dijo, su voz volviéndose un poco más estable—. El sol está brillando, y puedo escuchar el viento.
—Eso suena maravilloso, Louis. Sigue concentrándote en ese lugar. Estás a salvo allí. Nada puede hacerte daño.
Poco a poco, el ataque de pánico comenzó a disiparse. Su respiración se volvió más regular, y el calor en su cuerpo disminuyó. Se permitió permanecer en ese lugar imaginario un poco más, sintiendo cómo su cuerpo y mente se calmaban.
—Gracias... —murmuró, sintiéndose agotado pero agradecido.
—De nada, Louis. Siempre estoy aquí para ti. Recuerda, puedes manejar esto. Tienes las herramientas. No estás solo.
—No estoy solo— repitió el omega.
—Eso es, Louis —dijo la terapeuta, su voz calmada y constante—. ¿Te sientes un poco mejor ahora?
Louis asintió, aunque sabía que ella no podía verlo. Su respiración había vuelto a la normalidad, y el pánico se estaba disipando.
—Sí, un poco mejor —respondió, su voz aún débil pero más controlada.
—Bien, me alegra escuchar eso. Ahora, ¿puedes decirme qué ha pasado para que te sientas así?
Louis tomó otro respiro profundo, tratando de ordenar sus pensamientos.
—Estoy en un evento con el equipo... Celebrando el regreso al tour —comenzó, su voz temblando ligeramente—. Todo iba bien, y entonces... Olivia Wilde apareció. Y... ella estaba allí con Harry. No pude soportarlo. Sentí como si el mundo se desmoronara.
La beta escuchó atentamente, permitiendo que Louis expresara sus sentimientos.
—Entiendo, Louis. Ver a Harry con Olivia debe haber sido muy difícil para ti, especialmente después de lo que has pasado. Es normal que te sientas abrumado por la situación —dijo con empatía—. Recuerda que has estado trabajando mucho en tu recuperación, y este es solo un obstáculo más que puedes superar.
Louis asintió de nuevo, sus ojos llenándose de lágrimas.
—Es tan difícil... Pensé que había avanzado, pero verlos juntos... —su voz se quebró—. Me sentí tan solo y traicionado.
—Es comprensible que te sientas así. Pero quiero que recuerdes que tus sentimientos son válidos, y es importante que te permitas sentirlos sin juzgarte a ti mismo —dijo la terapeuta suavemente—. Has hecho un gran progreso, y este es solo un momento difícil. No define todo tu avance.
Louis respiró profundamente, dejando que las palabras de su terapeuta lo reconfortaran.
—Gracias —susurró, sintiéndose un poco más fuerte—. Necesitaba escuchar eso.
—Siempre estaré aquí para apoyarte, Louis. ¿Quieres que sigamos hablando o necesitas un momento para ti?
—Podemos seguir hablando un poco más, si no te importa —respondió Louis, sintiendo la necesidad de mantenerse conectado con alguien que lo entendiera.
—Por supuesto, Louis. Estoy aquí para ti. Hablemos un poco más sobre cómo te sientes y lo que podemos hacer para que te sientas mejor —dijo la terapeuta, continuando con su apoyo y guía mientras Louis comenzaba a recuperarse del ataque de pánico.
1116 palabras
La salud mental es muy importante❤️🩹
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Erotic Melancholia
RomanceHarry Styles se había convertido en la estrella pop del momento, con una voz angelical y una apariencia divina. Louis Tomlinson, un fotógrafo talentoso, recibió la oportunidad de su vida: ser el fotógrafo oficial de la nueva gira de Harry. Para Loui...