CAPITULO 90 DIOS MIO
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Louis regresó a su departamento envuelto en una densa nube de silencio. Las luces de la ciudad brillaban a través de las ventanas, iluminando las paredes con destellos que de algún modo se sentían distantes, casi irreales. Mientras caminaba por el pasillo, todo a su alrededor parecía ajeno, como si hubiera regresado a un lugar que ya no le pertenecía. El eco de sus pasos resonaba suavemente en el vacío, y el lugar, que una vez fue su refugio, ahora se sentía extraño, como si perteneciera a otra vida. Una vida donde Harry no existía y donde los recuerdos compartidos con él no lo perseguían en cada rincón.
Todo estaba tal y como lo había dejado, pero de alguna manera, el espacio parecía haber perdido su esencia. El calor que alguna vez lo había envuelto, esa sensación de hogar, había desaparecido. El departamento, que había sido testigo de tantos momentos de soledad y fortaleza, ahora le resultaba frío, como si las paredes mismas se hubieran vuelto indiferentes a su sufrimiento.
Caminó lentamente por el salón, sus ojos recorriendo cada detalle con una sensación de nostalgia amarga. Los muebles estaban en su lugar, las fotos intactas, pero algo faltaba. El aire parecía más pesado, y cada paso lo llevaba más profundamente a una sensación de vacío, como si estuviera caminando en un sueño del que no podía despertar.
Finalmente, se dejó caer en el sofá, el único lugar que le ofrecía un mínimo de consuelo. Se hundió en los cojines, su cuerpo agotado no solo físicamente, sino emocionalmente roto. Bajó la cabeza entre sus manos, y el peso de todo lo que había ocurrido lo golpeó con fuerza. Era como si todo el dolor que había intentado contener durante esas horas lo abrumara de golpe, desbordándolo por completo.
Las lágrimas comenzaron a correr nuevamente por su rostro, calientes y pesadas, como si llevaran con ellas todo el dolor acumulado en su pecho. Intentó contenerlas, pero era inútil. Estaba demasiado destrozado, demasiado perdido. El silencio del departamento, que en otro tiempo le había dado paz, ahora le recordaba lo profundamente solo que estaba. Sin Harry, el mundo a su alrededor parecía haberse desmoronado.
El dolor en su pecho era agudo, una presión constante que lo asfixiaba, y sabía bien lo que significaba. Su lobo interior estaba herido, gravemente dañado. Aullaba en su interior, llamando a su alfa, buscando desesperadamente el consuelo y el calor que solo Harry podía ofrecerle. Pero Harry no estaba allí. Y el dolor de su ausencia lo quemaba por dentro.
Louis apretó los brazos alrededor de sí mismo, temblando ligeramente mientras sus sollozos silenciosos sacudían su cuerpo. Sus manos viajaron instintivamente a su vientre, donde tantas veces había sentido las caricias de Harry, imaginando el futuro que alguna vez habían soñado. Un futuro que ahora parecía una ilusión inalcanzable.
—¿Cómo voy a seguir sin ti?— susurró en voz baja, su voz apenas audible en la oscuridad del departamento.
El eco de sus palabras resonó en el aire, pero no hubo respuesta. Nadie estaba allí para escuchar su lamento. Solo el vacío, solo el dolor.
Cerró los ojos con fuerza, intentando bloquear la imagen de Harry y Olivia, esa traición que lo había destrozado. Pero era inútil. El olor de ella seguía impregnado en su mente, en su alfa, en su nido. Todo lo que compartían ahora estaba manchado por esa presencia, y no podía soportarlo. El peso de la traición era insoportable, y aunque trataba de ser fuerte, sentía que se estaba desmoronando poco a poco.
Louis sollozó una vez más, dejando que las lágrimas fluyeran libremente. Ya no tenía fuerzas para contenerlas. Estaba roto, su lobo estaba herido, y la única persona que podía repararlo era también la que lo había destrozado.
Harry era su hogar. No este departamento, no las paredes frías que lo rodeaban. Harry. Su alfa. Y ahora, todo lo que había sentido como un refugio, un lugar seguro, estaba hecho pedazos.
Y no era solo el hecho de que Harry la hubiera besado, de que sus manos la hubieran acariciado y marcado con su aroma, sino el peso de las semanas anteriores, cuando Harry se fue alejando de él poco a poco. Louis había sentido esa ausencia en lo más profundo de su ser, ese vacío que le decía que algo estaba mal. Y no era simplemente la distancia física, era algo más. Louis lo sabía, lo sentía en su interior, en cada fibra de su cuerpo. Harry le había estado ocultando algo durante esas dos semanas.
Había noches en las que Harry se quedaba callado, mirándolo sin realmente estar allí. Momentos en los que, por un segundo, Louis pensaba en confrontarlo, pero se tragaba las palabras. Se decía a sí mismo que tal vez estaba exagerando, que Harry simplemente estaba estresado por el trabajo o la prensa. Pero, en el fondo, sabía que era algo más. Sabía que esas miradas perdidas, esas caricias rápidas y distantes, eran señales de algo que Harry no le estaba diciendo.
Esas dos semanas habían sido un tormento silencioso. El tiempo pasaba, y Louis intentaba mantener la calma, sonreír y fingir que todo estaba bien, pero cada día que Harry no estaba realmente presente con él, el miedo y la inseguridad crecían. El alfa que lo había hecho sentir tan amado, tan seguro, parecía haber desaparecido poco a poco, reemplazado por alguien más distante, alguien que Louis apenas reconocía.
Y ahora, con el sabor amargo de la traición aún fresco en su mente, todo tenía sentido. El beso con Olivia no era solo un desliz. Era la culminación de esas semanas de mentiras, de secretos, de ese abismo creciente entre ellos que Louis había intentado ignorar. Harry había cruzado una línea, y no solo con sus acciones, sino con la falta de honestidad, con la forma en que lo había dejado en la oscuridad.
Louis respiraba entrecortadamente, su pecho subiendo y bajando rápidamente mientras las lágrimas continuaban fluyendo. No era solo el dolor de ver a su alfa con otra persona, era el peso de todo lo que habían construido y que, de un momento a otro, parecía haberse desmoronado.
Todo dolía. Cada fibra de su cuerpo ardía de dolor, una tormenta de sensaciones que no podía controlar. Era como si sus músculos estuvieran atrapados en un estado de tensión constante, al borde de quebrarse, incapaces de encontrar alivio. Claro que dolía. Su lobo agonizaba, sufriendo la traición, la pérdida, el desgarrador vacío que había dejado Harry.
Louis podía sentir cómo su cuerpo, sin su consentimiento, respondía a esa mezcla caótica de emociones, intensificando cada sensación. Creía que estaba a punto de entrar en celo, no porque lo quisiera, sino porque la confusión y el dolor habían llevado a su cuerpo al límite. Su mente estaba perdida, incapaz de distinguir entre la angustia emocional y la necesidad física que se entrelazaba de manera peligrosa.
El omega dentro de él clamaba desesperadamente por su alfa. Era un grito silencioso, uno que solo los lobos podían entender. Un sonido primario, gutural, que salía de su pecho y llenaba el vacío del departamento. Ese sonido particular que hacía cuando un omega necesitaba ayuda, cuando su cuerpo y su alma estaban al borde de colapsar. Pero esta vez, el llamado no encontraba respuesta.
Era una súplica dolorosa, un ruego por consuelo, por el toque calmante de su alfa, por la seguridad que antes había encontrado en Harry. Pero Harry no estaba allí, y su olor—ese maldito aroma que ahora llevaba las huellas de otra persona—no hacía más que empeorar su agonía. Louis apretó los dientes, intentando contener los sollozos que se mezclaban con el instinto, mientras su cuerpo temblaba, convulsionando ligeramente por la falta de control.
El omega de Louis, el lado más vulnerable y necesitado, estaba gritando, implorando a su alfa que volviera, que lo abrazara, que lo curara. Pero en el fondo, Louis sabía que eso no sucedería. No ahora. No cuando todo se había roto de la peor manera posible.
Estaba solo, atrapado en su propio nido, con su lobo herido y su corazón destrozado.
1353 palabras

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Erotic Melancholia
רומנטיקהHarry Styles se había convertido en la estrella pop del momento, con una voz angelical y una apariencia divina. Louis Tomlinson, un fotógrafo talentoso, recibió la oportunidad de su vida: ser el fotógrafo oficial de la nueva gira de Harry. Para Loui...