LXVIII

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Louis sintió una calidez especial en su pecho al darse cuenta de la confianza que Harry había depositado en él, compartiéndole uno de sus momentos más dolorosos y personales. Ese acto de apertura había hecho que todas las dudas y preocupaciones que lo habían estado consumiendo se disiparan. Después de todo, ellos eran alfa y omega, vinculados por un lazo profundo y primitivo que iba más allá de cualquier situación o malentendido. Si uno sufría, el otro también lo sentía; sus lobos estaban unidos en una conexión inquebrantable.

Harry notó la expresión reflexiva en el rostro de Louis y no pudo evitar querer saber qué estaba pasando por su mente.

—¿Qué es lo que piensas, omega? —murmuró Harry, con su mirada fija en los ojos del castaño, buscando alguna pista en ellos.

—En muchas cosas... —respondió Louis, su voz suave pero cargada de significado.

—¿Puedo saber cuáles son esas cosas? —preguntó Harry, inclinándose un poco más cerca, como si así pudiera acercarse también a los pensamientos de Louis.

Louis dejó escapar una pequeña sonrisa, consciente del interés y la preocupación de Harry.

—Mhm... no lo sé, —dijo, saboreando un poco la intriga.

Harry sonrió también, disfrutando del pequeño juego entre ellos.

—¿Y qué puedo hacer para descubrirlas? —inquirió Harry, con una chispa de diversión en su voz, dispuesto a hacer lo que fuera necesario para entender a Louis.

Louis se quedó en silencio por un momento, luego desvió la mirada hacia la ventana del restaurante, observando el bullicio de Madrid que se desplegaba más allá del cristal. Una idea cruzó su mente, una que lo hizo sentir una chispa de emoción.

—¿Y si salimos a dar un paseo? No conozco Madrid, —sugirió, volviendo su mirada hacia Harry, sus ojos brillando con una nueva energía.

Harry levantó una ceja, un tanto sorprendido pero complacido con la idea.

—Eso suena perfecto, —respondió, su sonrisa ampliándose—. Hace dos días que estamos aquí y apenas has salido del hotel... o mejor dicho, de tu habitación.

Louis asintió, sintiéndose un poco avergonzado por haberse recluido tanto, pero sabiendo que necesitaba ese tiempo para procesar todo lo que estaba ocurriendo entre ellos.

—Será bueno explorar un poco, —dijo Louis, con una determinación tranquila—. Y será aún mejor hacerlo contigo.

Harry se levantó de su asiento, extendiendo su mano hacia Louis.

—Entonces, vamos a conocer Madrid, —dijo con entusiasmo, sus ojos llenos de promesas de nuevas aventuras juntos.

Louis tomó su mano, sintiendo que cada paso que daban, cada decisión que tomaban juntos, los acercaba más y fortalecía el lazo que los unía.

—¿Conoces Madrid? —preguntó Louis con curiosidad mientras Harry pagaba la cuenta, sus ojos siguiendo cada movimiento del alfa.

—Casi como la palma de mi mano... —respondió Harry con una sonrisa tranquila, como si estuviera recordando calles familiares y rincones ocultos.

—¿Sí? —Louis inclinó la cabeza, intrigado por la confianza en la voz de Harry.

—Sí... —continuó Harry, mirando a Louis con una calidez en sus ojos—. Es un lugar precioso para vacacionar. Aunque, después de Italia, claro.

—¿Italia? —Louis arqueó una ceja, su interés claramente despertado.

—¿La conoces? —preguntó Harry, con un toque de anticipación en su voz.

—Nope —respondió Louis, encogiéndose de hombros, pero con una chispa de emoción en sus ojos.

—Los shows en Italia están por llegar —dijo Harry, su voz suave pero llena de promesas—. Te llevaré a mi villa, a todos mis lugares favoritos. Te encantará, lo sé... ¿Sabías que grabé un video allí? —agregó con una chispa de emoción en sus ojos, como si ya pudiera ver a Louis explorando Italia a su lado.

Louis sonrió ante la idea, imaginando un escenario idílico en la costa italiana, con Harry mostrándole cada rincón, compartiendo más de sí mismo. Sentía una conexión creciente con Harry, una que iba más allá de sus palabras, alimentada por la promesa de nuevas experiencias juntos.

Louis le tendió la mano a Harry con una sonrisa juguetona en los labios. Pero en lugar de simplemente tomarla, Harry entrelazó su brazo con el de Louis, con la elegancia de un caballero llevando a una princesa.

—¿Me llevarás a dar un paseo nocturno, príncipe? —rió Louis, mirándolo con una mezcla de diversión y ternura.

Harry sonrió, inclinándose ligeramente hacia él, como si estuviera dispuesto a cumplir con ese papel.

—Por supuesto, mi querido omega. —respondió Harry en tono melodioso—. ¿Adónde te gustaría que te lleve esta noche?

Louis soltó una risa ligera, sintiendo cómo esa conexión entre ellos crecía aún más fuerte con cada momento que compartían juntos. —Donde más te guste, guíame —respondió Louis, su voz suave, dejándose llevar por la serenidad del momento.

Harry asintió con una sonrisa mientras lo guiaba por las calles iluminadas de Madrid. El ambiente estaba cargado de una cálida brisa nocturna y el sonido lejano de la ciudad aún viva.

—Entonces, te llevaré a uno de mis lugares favoritos —murmuró Harry, su tono lleno de promesa—. Es un sitio tranquilo, perfecto para disfrutar de una noche como esta.

Louis apretó suavemente el brazo de Harry, confiando plenamente en él mientras caminaban juntos.

Harry lo condujo por calles empedradas, pasando por plazas antiguas y edificios llenos de historia. Se detuvieron finalmente en un rincón escondido, un mirador desde donde se podía ver la ciudad extendiéndose bajo un cielo estrellado. Las luces de Madrid titilaban como un mar de estrellas en la distancia.

—Aquí es —dijo Harry, soltando un suspiro mientras admiraba la vista—. Este es uno de esos lugares que me hacen sentir en paz.

Louis se quedó sin palabras por un momento, maravillado por la belleza del lugar y la sensación de calma que lo envolvía. Luego, sin pensarlo, se acercó un poco más a Harry, apoyando su cabeza en su hombro.

—Es perfecto —susurró—. Gracias por traerme aquí.

Harry sonrió, acariciando suavemente el brazo de Louis mientras ambos disfrutaban del silencio compartido, sabiendo que en ese momento, no necesitaban nada más que la compañía del otro.

—Hazz...—llamo en un susurro, sintiendo sus mejillas comenzando a tornarse rojas.

—¿Sí?— cuestiona.

—Te quiero —admite Louis, susurrando, casi como si le costara encontrar las palabras.

Harry se detuvo un momento, sintiendo cómo su corazón se llenaba de calidez al escuchar a Louis. Una sonrisa suave apareció en sus labios mientras apretaba la mano de Louis un poco más fuerte. Se giró suavemente hacia él, encontrando esos ojos azules que tanto le encantaban.

—Yo también te quiero, Lou —respondió con una sonrisa tierna, su voz apenas un susurro en la quietud de la noche.

Louis sonrió tímidamente, un poco abrumado por la intensidad del momento. Harry se inclinó y le dio un suave beso en la frente, dejando que sus labios se quedaran allí por un segundo más de lo necesario, como si quisiera que ese momento durara para siempre.

—Eres lo mejor que me ha pasado —murmuró Harry mientras entrelazaba sus dedos con los de Louis—. No sabes lo feliz que me hace escuchar eso.

Louis sintió cómo su corazón se aceleraba, y apretó la mano de Harry, encontrando consuelo y seguridad en su toque.

—Lo digo en serio, Hazz... Te quiero más de lo que pensaba posible.

Harry lo abrazó entonces, envolviéndolo con sus brazos, como si quisiera protegerlo de todo. Juntos, se quedaron allí, disfrutando del momento, dejando que el amor y la tranquilidad los envolvieran por completo.

1220 palabras

Erotic MelancholiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora